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Los científicos del CSIC planean pedir asilo político en embajadas extranjeras
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Los científicos del CSIC planean pedir asilo político en embajadas extranjeras

Una nueva medida de presión para garantizar la supervivencia de la institución. También buscarán la influencia de los Premios Príncipe de Asturias de este año

Foto: La embajada de Alemania en España, ubicada en el número 8 de la madrileña calle Fortuny
La embajada de Alemania en España, ubicada en el número 8 de la madrileña calle Fortuny

Acciones mediáticas para ejercer presión desde la comunidad internacional. Es la vía que explotarán a partir de ahora los científicos e investigadores del CSIC para forzar acciones de Gobierno que garanticen la supervivencia de la máxima institución científica española. En la asamblea celebrada el miércoles, donde estaban representados la mayoría de centros asociados al CSIC, fueron principalmene dos las medidas puestas sobre la mesa.

La primera: los científicos del CSIC se plantean pedir asilo político en distintas embajadas de países con una reconocida trayectoria científica, entre ellos Alemania. La segunda: enviarán sendas cartas a Peter Higgs y François Englert, galardonados este año con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, con el objetivo de arrancarles algún tipo de gesto público de apoyo a la ciencia española durante la ceremonia de entrega, que se celebrará en Oviedo el 25 de octubre.

Los científicos apelarán al artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, según el cual toda persona tiene derecho a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten

De momento, esperarán a una nueva reunión, el próximo día 18, para votar las acciones y obtener el máximo consenso. Lo que ya está decidido es la ejecución de un encierro que comenzará el próximo 27 de septiembre, coincidiendo con la celebración de la Noche de los Investigadores. Barajan tres localizaciones, en Madrid: el Museo de Ciencias Naturales, el Jardín Botánico y la propia sede central del CSIC.

Asilo político

En cuanto a las peticiones de asilo político en embajadas extranjeras "de países donde la ciencia se toma en serio", apuntan los investigadores, una medida propuesta desde el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM), los científicos apelarán al artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, según el cual "toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten".

Aunque se trata de un gesto de trasfondo mediático, con esta acción esperan llamar la atención en el exterior sobre la situación de la ciencia en España, denunciando que se está produciendo una fuga constante de científicos españoles a países extranjeros.

placeholder La sede central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

En cuanto a las cartas que se remitirán a los galardonados con el Premios Príncipe de Asturias, la medida forma parte de la estrategia iniciada con las misivas enviadas a las revistas científicas Nature y Science -"algo que no le gustó nada a Carmen Vela", afirman los científicos- con el fin de ejercer influencia desde estas plataformas.

Sin embargo, aunque los investigadores están de acuerdo en la necesidad de ejercer presión desde el exterior, piensan que no es suficiente -"no va a llegar ningún primo de Zumosol a solucionarnos la papeleta", argumentaba uno de los investigadores presentes-, y en un momento en que los partidos políticos están trabajando en la elaboración de los presupuestos generales del próximo año, creen que el futuro del CSIC pasa por la incorporación de sus intereses en las partidas destinadas a investigación.

Situación de urgencia

Mientras tanto, el CSIC ha recibido por parte del Gobierno una inyección de 25 millones de euros destinados a pagar a los grupos de investigación cuyos fondos se habían intervenido el pasado 2 de julio -la medida sigue vigente- para hacer frente a los gastos básicos de la institución, como el pago de nóminas y facturas imprescindibles.

La Secretaria de Estado, Carmen Vela, ha prometido que llegaría a tiempo el resto del dinero, otros 50 millones. Faltarían todavía 25 más para acabar el año, pero lo importante es que lleguen a tiempo, porque si no llegan hasta final de año no llegamos y tendremos que cerrar

"La Secretaria de Estado, Carmen Vela, ha prometido que llegaría a tiempo el resto del dinero, otros 50 millones. Faltarían todavía 25 más para acabar el año, pero lo importante es que lleguen a tiempo, porque si no llegan hasta final de año no llegamos y tendremos que cerrar", declaró el jueves la bioquímica Margarita Salas, una de las voces científicas más influyentes dentro del CSIC.

Sin embargo, fuentes del CSIC apuntan que este dinero serviría únicamente para devolver a los investigadores los fondos intervenidos, por lo que el organismo público aún seguiría necesitando 75 millones de euros para garantizar su supervivencia.

La urgencia de los fondos no sólo está relacionada con la falta de liquidez de la institución, también con la renovación -no ya la formalización de nuevas contrataciones- de los contratos laborales vigentes, una masa de trabajadores indispensable -más allá de los funcionarios- para desarrollar los proyectos científicos en marcha.

Hoy por hoy, esta gestión está paralizada, y de no garantizarse una base económica antes del final de año tampoco podrán llevarse a cabo nuevas renovaciones, una tendencia que en los últimos años ya ha causado un goteo constante de pérdida de puestos laborales científicos y técnicos en la institución.

Acciones mediáticas para ejercer presión desde la comunidad internacional. Es la vía que explotarán a partir de ahora los científicos e investigadores del CSIC para forzar acciones de Gobierno que garanticen la supervivencia de la máxima institución científica española. En la asamblea celebrada el miércoles, donde estaban representados la mayoría de centros asociados al CSIC, fueron principalmene dos las medidas puestas sobre la mesa.

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