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Yang Yuanqing, el CEO que reparte su 'bonus' con la plantilla
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ES EL 'ALMA MÁTER' DE LA CHINA LENOVO

Yang Yuanqing, el CEO que reparte su 'bonus' con la plantilla

Sólo en 2013, el directivo de la firma Lenovo ha repartido más de 3 millones de dólares de propia su cuenta entre los diez mil empleados de la compañía

Foto: Yang Yuanqing, CEO de Lenovo, hoy por hoy el segundo fabricante mundial de ordenadores
Yang Yuanqing, CEO de Lenovo, hoy por hoy el segundo fabricante mundial de ordenadores

¿Qué hacer con 3 millones de euros? Seguro que la mayoría tiene ya la respuesta a esta agradable duda. Una de las aficiones preferidas de todos los mortales es puliren nuestra mente esa lotería que no termina de tocar. Sin embargo, hay quien opta por repartir hasta el último céntimo de lo ganado entre los empleados de la compañía.

No es lo habitual, pero ha sucedido, y no una, sino en dos ocasiones. Nos estamos refiriendo a Yang Yuanqing, CEO de Lenovo, el conocido fabricante chino de ordenadores (principalmente) que desafía a la crisis en el sector y se empeña en estampar las cifras en negro en la cuenta de resultados.

Este atípico directivo ha logrado sacar lustro a una firma que se mueve en un mercado en decadencia y posicionarla como el mayor fabricante de ordenadores del mundo, colocándola además, en una posición privilegiada en mercados en plena expansión como el de los smartphones.

Vistos estos datos, uno podría suponer que se encuentra ante el currículo de un recién licenciado por la universidad de Harvard y con un expediente forjado en una de las grandes del NASDAQ, pero no. Nuestro hombre procede de una humilde familia china, que ha vivido además el lado más amargo del régimen comunista. Hijo de cirujanos, el joven Yang vivió el acoso que padeció su padre por el estricto régimen en la era de Mao Zedong.

Hecho a sí mismo

Su progenitor fue pétreo en la educación de su hijo. Sin fisuras, nuestro protagonista aprendió rápido que para obtener algo en esta vida había que luchar a sangre y fuego. En un país tan estricto y con tanta rivalidad, Yang comprendió que el futuro lo labraba uno mismo, y desoyendo la voluntad de sus padres, apostó por estudiar informática en Shanghái.

Fue precisamente al concluir la licenciatura cuando llamó la atención el típico anuncio de tablón: la firma Legend (hoy Lenovo) buscaba candidatos. Y ahí fue. Su primera nómina fue de 30 dólares… al mes. Pero no había tiempo que perder en diatribas existenciales: el joven apretó los dientes y se dispuso a darlo todo en el trabajo.

Y no tardó en destacar: lejos de perfiles fulgurantes como el de Jeff Bezos o el mismísimo Steve Jobs, el joven era muy callado y tenaz. Como aprendió de su padre, Yang se fijaba objetivos y no claudicaba hasta que no llegaban los resultados.

Sin un solo ruido, ni una palabra más alta que otra, se convirtió en un ejecutor perfecto, con la dosis precisa de ambición.Esta faceta no pasó desapercibida a su mentor, Liu Chuanzhi, el entonces presidente de la firma, que promocionó a Yang hasta llegar a cargos en la dirección de la firma.

Conseguir que una empresa con el grueso de su negocio en un sector en crisis despunte y consiga espectaculares resultados tiene su fórmula secreta, y no es fruto del azar. Es fácil pensar que tratándose de una empresa china el éxito llegara aquilatando costes y tirando precios, pero fue más bien al contrario. Yang descubrió que la tarta de los PC era cada vez más pequeña y la estrategia adecuada sería aumentar los márgenes a toda costa.

En una entrevista concedida al Wall Street Journal hace tan sólo unos días confesó abiertamente esta política: “hemos logrado vender productos a un precio más alto que la media mejorando la calidad e incrementando los márgenes”. De hecho, el grueso de los beneficios sigue llegando de este mercado de capa caída.

Recompensar a los empleados

Nuestro protagonista ha embarcado a la firma no obstante en el suculento segmento de los smartphones, pero con cautela y sin prisas. Es consciente de que no se puede llegar y besar el santo con el primer modelo. No hay prisas. Por el camino quedan las infaustas experiencias de gigantes como BlackBerry en su frustrada rentrée con su todo o nada con el PlayBook en el mercado de los tablets y Z10 entre los móviles.

El secreto a voces de Yang reside en dos etapas que han catapultado a Lenovo a lo más alto: en una primera instancia conseguir cuota de mercado a toda costa, y en una segunda, margen.

Sobre la primera, Yang deja frases lapidarias como la confesada a McKinsey, en una entrevista en la que se le preguntó sobre el porqué de su obsesión por ser el número uno y nuestro hombre respondió al periodista: “¿Sabría decirme cuál es la montaña más alta del mundo?”, en interpelado no dudó y respondió. “¿Y la segunda?”, lanzó Yango. Silencio. “¿Ve? Por eso es importante ser el mejor”.

Pero por encima de todo, este directivo de apenas 48 años de edad tiene mucha fe en su empresa y por ello no se le caen los anillos a la hora de repartir billetes de su remuneración (en forma de bonus) en cantidades indecentes. Quita hierro al asunto sentenciando: “Quería recompensar a los empleados por el esfuerzo realizado”.

Estamos en julio de 2012 y Lenovo acaba de alcanzar la segunda posición como mayor fabricante de ordenadores del mundo, repartiendo Yang su primer bonus millonario. Llegamos a agosto de 2013 y Lenovo llega a lo más alto. ¿La recompensa? De nuevo, más de 3 millones de dólares de su cuenta repartidos entre los diez mil empleados de la firma.

¿Qué hacer con 3 millones de euros? Seguro que la mayoría tiene ya la respuesta a esta agradable duda. Una de las aficiones preferidas de todos los mortales es puliren nuestra mente esa lotería que no termina de tocar. Sin embargo, hay quien opta por repartir hasta el último céntimo de lo ganado entre los empleados de la compañía.

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