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¿Dónde se está practicando sexo? Una 'app' muestra los 'puntos calientes'
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¿Dónde se está practicando sexo? Una 'app' muestra los 'puntos calientes'

Mucha gente se asusta con las posibles 'apps' que las nuevas tecnologías y el mundo interconectado pueda tener en la privacidad de las personas

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Mucha gente se asusta con las posibles aplicaciones que las nuevas tecnologías y el mundo interconectado pueda tener en la privacidad de las personas. En cambio, y como le gusta señalar aMark Zuckerberg, el concepto de privacidad ha cambiado. Es un hecho que se demuestra a diario en su criatura, Facebook, pero que va mucho más allá. Tanto, que sería de necios no aprovechar esas herramientas para la investigación social.

Ya hay investigadores y científicos sociales en todas las grandes empresas tecnológicas tratando de extraer información valiosa de los datos que sus usuarios les regalan, aunque muy a menudo lo hagan sin querer. Y las universidades e instituciones científicas no pueden quedarse al margen.

En septiembre del año pasado, elInstituto Kinsey, el más importante organismo de estudio de la sexualidad humana del mundo, lanzó una aplicación pensada para sacar todo el jugo a la falta de pudor de los ciudadanos del siglo XXI. Y eso escandalizó a muchos. ElKinsey Reportertuvo que ser retirado por la Universidad de Indiana, a la que pertenece el instituto, después de que muchos se llevaran las manos a la cabeza pensando que podía atraer importantes riesgos a sus usuarios.

Modificada para no comprometer la privacidad

Esta aplicación servía para compartir, explorar y visualizar datos anónimos sobre el sexo, pero el hecho de que se geolocalizasen a los usuarios llevó a muchos a pensar que podía no ser tan buena idea indicar en qué parque una pareja acaba de practicar sexo oral, en qué edificio se ha masturbado una joven o la urbanización donde alguien practicó una orgía hace un par de horas.

Así que se devolvió a los talleres y se llevaron a cabo modificaciones para no comprometer la privacidad de las personas, sobre todo en aquellas pequeñas poblaciones en las que podría ser más evidente quién ha hecho qué.

Hace unos días, tras recibir el visto bueno de los servicios legales de la Universidad de Indiana,se ha vuelto a lanzar la aplicación. Hasta ahora, había un retardo temporal en función del tamaño de la población: un beso en Madrid aparecía inmediatamente pero unpolvoextramatrimonial en Castrillo de la Reina tardaba más en figurar para evitar suspicacias.

Ahora, se ha modificado la aplicación para que, además, se pueda ampliar el área sobre la que se suministra información. En lugar de Castrillo de la Reina, se puede situar el encuentro sexual en la zona de Burgos. A los investigadores la información les servirá igualmente y los amantes no corren riesgos. Se supone que hay muchos más amantes en la provincia: cuando haya más de uno, aparecerá en la aplicación, no antes.

“Los cambios se concentran en cómo se presentan los datos: sólo se mostrará si hay más información en esa ciudad, región o país”, explica la investigadoraJennifer Bass. Y aclara: “Es evidente que hay un mayor control sobre la investigaciones del Instituto Kinsey debido a lo delicado de la información sexual. Nos hemos asegurado de que toda la información que se sube es anónima”, defiende Bass, que además es directora de comunicación de la institución.

El usuario elige el grado de información que comparte

¿Qué información se puede compartir? La aplicación, una vez que ubica al sujeto, le da una serie de opciones para que, de forma tasada, informe de una situación, relación o encuentro afectivo o sexual en la que haya participado o de la que haya sido simplemente testigo. El usuario sólo informa de lo que quiere.

La gran ventaja de una plataforma móvil es que puedes tener un mayor alcance e incluir a más personas en la investigación. Además, queremos compartir la información, ya que cualquier persona puede acceder a los datos

De este modo, y por el simple método de marcar casillas, se puede indicar desde que se ha besado con su pareja en Tenerife como de que ha sido testigo en Barcelona de una orgía entre más de tres personas, de entre 40 y 50 años, en la que hubo penetración vaginal y juguetes, que había una prostituta y que se usaron condones.

El Kinsey Reporter permite además juzgar los sentimientos derivados de ese encuentro: decepción, felicidad, satisfacción, placer, dolor, relax, orgasmo, miedo, diversión, furia... También permite compartir simples flirteos, relaciones no deseadas, violaciones y muchas otras circunstancias.

Datos a nivel global

“La aplicación se ha diseñado para obtener datos de las personas de forma espontánea en todas las regiones del mundo”, explica Bass. “La gran ventaja de una plataforma móvil es que puedes tener un mayor alcance e incluir a más personas en la investigación. Además, queremos compartir la información, ya que cualquier persona puede acceder a los datos”, añade. Y nosotros también somos capaces de vincular a los usuarios con información sobre salud sexual.

“Tenemos notificaciones específicas en la aplicación y esperamos añadir más. Estamos buscando tendencias, similitudes y diferencias sobre cómo se experimenta la sexualidad en las diferentes áreas geográficas de todo el mundo”, afirma la sexóloga. Desde el Instituto Kinsey apuestan por aprovechar estas nuevas formas de ciencia ciudadana: “Es sólo un método más dentro de nuestras herramientas como investigadores de la sexualidad.

La información que viene de nuestros ciudadanos científicos puede dar lugar una investigación más formal o detallada. Estamos muy emocionados por tener a tanta gente de todo el mundo participando en una investigación”, recalca. Desde que se volvió a lanzar, casi 3.000 personas de todo el mundo han compartido sus sentimientos y relaciones... sin ningún pudor.

Mucha gente se asusta con las posibles aplicaciones que las nuevas tecnologías y el mundo interconectado pueda tener en la privacidad de las personas. En cambio, y como le gusta señalar aMark Zuckerberg, el concepto de privacidad ha cambiado. Es un hecho que se demuestra a diario en su criatura, Facebook, pero que va mucho más allá. Tanto, que sería de necios no aprovechar esas herramientas para la investigación social.

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