Es noticia
El Kremlin recupera la máquina de escribir como herramienta de inteligencia
  1. Tecnología
RUSIA RECELA DE LOS FORMATOS ELECTRÓNICOS

El Kremlin recupera la máquina de escribir como herramienta de inteligencia

Ahora ya todo está conectado. Cualquier desliz o imprudencia puede hacer que nuestro idílico crucero en familia termine a la vista de todo el mundo, o

Foto: El Kremlin recupera la máquina de escribir como herramienta de inteligencia
El Kremlin recupera la máquina de escribir como herramienta de inteligencia

Ahora ya todo está conectado. Cualquier desliz o imprudencia puede hacer que nuestro idílico crucero en familia termine a la vista de todo el mundo, o peor aún, que datos sensibles de nuestro trabajo terminen difundiéndose accidental o voluntariamente por la red. En un móvil la tragedia puede estar a apenas un par de toques de distancia, y es un riesgo que no todo el mundo parece dispuesto a asumir. 

Un mal día lo tiene cualquiera y las consecuencias pueden ser fatales. Pero a la hora de aportar soluciones en un terreno que no se domina muy bien, algunos máximos responsables de los departamentos asumen que lo mejor es asegurarse que el problema está erradicado por completo, pese a que se pasen de frenada en la maniobra. 

En este sentido, hace unos días nos hacíamos eco de la decisión del máximo responsable de un organismo público estadounidense en el que se detectó la presencia de un virus informático: se acabó hasta con los ratones a martillazo limpio. "Hemos terminado con el problema definitivamente", podría haber sido la respuesta contundente del directivo en cuestión, esquivando todavía los restos de la masacre de ordenadores, ratones e impresoras.

Aquella historia nos supo a algo anecdótico, estrafalario, hasta un punto divertido si no fuera porque la broma se saldó con un buen roto en las cuentas que tuvo que ser repuesto con el dinero de los ciudadanos. 

Y cuando estábamos todavía bromeando con el asunto, hemos conocido que el mismísimo Kremlin a través de la agencia que gestiona su seguridad, habría decidido eliminar toda posibilidad de fuga de información desde los ordenadores... eliminándolos en determinado tipo de comunicaciones. 

Esta medida también nos suena desmedida, pero lo anecdótico realmente llega al descubrir que los PC afectados serán sustituidos por máquinas de escribir. Sí, de las de toda la vida. La idea es clara: no se asume un solo riesgo en determinadas comunicaciones y la manera de hacerlo es dotar a los usuarios de las mismas de un equipamiento que sea físicamente incapaz de comunicarse con el exterior.

No es broma: las autoridades rusas han firmado ya la compra de máquinas de escribir eléctricas por valor de 15.000 dólares, y por descontado, se vuelve al papel. Ahora que todos nos hemos visto envueltos casi sin darnos cuenta por los encantos de la nube, la seguridad ha impulsado a este organismo a recurrir al papel en comunicaciones que afectan al más alto nivel en la jerarquía gubernamental rusa. 

Según parece, tras esta atípica medida estaría el temor de que se reproduzca la filtración de información de la mano de Wikileaks. La máquina de escribir es perfecta para plasmar en papel el contenido que se quiere comunicar, pero una vez leído y destruido el documento, no queda rastro de él. Una inesperada segunda vida para un producto, la máquina de escribir, por el que nadie daba ya dos duros.  

Pero el uso de las máquinas de escribir no sólo evita unas indeseadas fugas de información, sino que estas máquinas permiten identificar sin riesgo a errores desde qué máquina en concreto se ha redactado determinado documento, y de esta manera se sabe a ciencia cierta quién es el autor. Adiós al anonimato y de paso al rastro dejado inevitablemente por todas las transmisiones cibernéticas

Sin embargo, pese a que esta vuelta al pasado evita evidentemente la filtración a través de la red de información secreta, acarrea todos los problemas que precisamente acabaron con su hegemonía: el único soporte del trabajo realizado con ella es el papel y su almacenamiento es muy costoso, por no hablar del tiempo que se necesita para localizar un documento determinado.

Con todo, las máquinas de escribir se resisten a desaparecer y siguen contando con acérrimos defensores, no sólo por el reducto de mercado existente en países emergentes, sino también por un grupo de nostálgicos que siguen defendiendo la poesía detrás del chasquido de cada tecla sobre papel o el inconfundible sonido del retorno de carro. Hasta están pertrechando un documental sobre la máquina de escribir que se ha financiado, no puede ser mayor la ironía, mediante crowdfunding.

Ahora ya todo está conectado. Cualquier desliz o imprudencia puede hacer que nuestro idílico crucero en familia termine a la vista de todo el mundo, o peor aún, que datos sensibles de nuestro trabajo terminen difundiéndose accidental o voluntariamente por la red. En un móvil la tragedia puede estar a apenas un par de toques de distancia, y es un riesgo que no todo el mundo parece dispuesto a asumir.