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Cinco aciertos -y cinco errores- del 2015 tecnológico en 'Regreso al futuro'
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queremos un aeropatín, y lo queremos ya

Cinco aciertos -y cinco errores- del 2015 tecnológico en 'Regreso al futuro'

Toda una generación ha crecido imaginando el futuro tal y como lo pintaba la saga. Repasamos los aciertos y errores en los que incurrieron los guionistas al imaginar la época actual.

Foto: Cinco aciertos -y cinco errores- del 2015 tecnológico en 'Regreso al futuro'
Cinco aciertos -y cinco errores- del 2015 tecnológico en 'Regreso al futuro'

Toda una generación ha crecido imaginándose el futuro tal y como lo pintaba la saga Regreso al futuro. Más de veinte años después de su estreno y con la fecha ultrafuturista que mostraba la segunda parte (2015) a la vuelta de la esquina, repasamos los aciertos y errores en los que incurrieron los guionistas al imaginarse la época actual.

El director Rober Zemeckis ha declarado en diversas ocasiones su gran empeño en imaginar cómo sería la sociedad de 2015, de qué manera las nuevas tecnologías y formas de comunicación cambiarían nuestras vidas. También reconoce que "se trata de una película de entretenimiento puro. No se la debe encuadrar dentro de la ciencia-ficción". Con todo, las muestras este último género, sobre todo antes de la irrupción de internet, no presentan una hoja de servicios proféticos tan brillante como Regreso al futuro II.

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Junto con los monopatines flotantes, el error que más nos ha dolido de todo lo que vimos en las películas. Al principio de Regreso al futuro II Doc va a recoger a Marty y a Jennifer en un DeLorean volador que, como es preceptivo, circula por una autopista aérea. Para colmo el automóvil monta un dispositivo (en blanco, encima del techo) llamado Mr. Fusion que es capaz de generar energía nuclear a partir de basura orgánica. Un giro insólito en las propiedades del biodiésel para una época en la que todavía nos frotamos los ojos con los motores híbridos.

Lo cierto es que ya existen prototipos de coche volador, si bien no están, ni por coste, ni por necesidad ni por infraestructura, cerca de estandarizarse. Mucho me temo que para 2015 la mayoría ni habremos visto uno de cerca y, desde luego, no estará alimentado por compost.

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Nos encontramos casi un expediente X, ya que todas y cada una de las pantallas que se muestran en la trilogía están claramente basadas en la tecnología del tubo de rayos catódicos. En ningún momento se menciona, ni de soslayo, la posibilidad de interactuar con ellas más allá de la voz. Por eso es una sorpresa detectar, en una de las múltiples peticiones de firma que recibe el protagonista para salvar el dichoso reloj de la torre, a un anciano entregándole al protagonista algo muy semejante a una tablet.

Dónde aloja ese dispositivo el tubo de imagen es un secreto que se llevará Zemeckis a la tumba. El acierto, con todo, es impresionante por el parecido, aunque se echa de menos la stylus con la que firmar la petición.

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Es un fallo muy común en el imaginario de los 70 y 80 considerar los hologramas el tope de lo cool y moderno, y si no recuerden cómo se da a conocer la princesa Leia en Star Wars. Sucede que en algún momento perdimos el interés por este tipo de imágenes en detrimento de otras técnicas derivadas, como el 3D y el CGI para añadir efectos a las películas. Técnicamente dominamos la técnica holográfica desde hace años, simplemente preferimos no usarla por el bien de las retinas del mundo.

La escena en la que Marty McFly acepta entrar en un negocio sucio junto a un compañero de trabajo aúna luces y sombras. Se acierta pintando un futuro en el que prevalece la videoconferencia en materia laboral y, sobre todo, con los pagos remotos a través de la tarjeta de crédito, que en 1989 no era una herramienta tan popular como lo es ahora.

Sin embargo algo echa por tierra toda la secuencia: ¡el fax! Es más, las casas está inexplicablemente llenas de faxes. De este modo se notifica a Marty su despido, en una toma en la que se echa de menos un poco de imaginación a la hora de plasmar la técnica de impresión del fax de 2015.

¿Cómo pudieron creer los guionistas que una tecnología crepuscular a finales de los 80 sobreviviría 25 años más? Quizá hubiera tenido una oportunidad si no hubiera surgido internet.

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Fíjense en la imagen del malvado Tannen saliendo de dependencias judiciales cual Bárcenas postapocalíptico. Reparen en que a la derecha del protagonista se encuentra un dron flotante del USA Today esperando para grabar sus planos. Lamentablemente en 2013 los drones están en boca de todos por su empleo militar, si bien no podemos más que concederle los dos años de cortesía a los guionistas para comprobar si, definitivamente, en 2015 el trabajo de los robots se cotiza más que el de los fotógrafos de carne y hueso.

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Que levante la mano quien no deseó un aeropatín en el exacto momento que lo vio por primera vez. Mattel se encargó de fabricar un prototipo que al menos le sirvió como macroestudio de mercado y la convicción de que, si lo conseguían crear, el mundo sería suyo.

El diseño del aeropatín es siniestro en tanto que combina una base real con elementos de fantasía. Todo indica a que funciona gracias las teorías de la levitación magnética, como ya lo hacen algunos trenes en Inglaterra o Japón. Pero aquí falta un polo del imán, el que debería estar en el suelo. Esto es, podría ir por unos raíles, no por cualquier sitio. Quién sabe, quizá en los próximos años nos veamos sobre un aeropatín. Y más vale que lo fabrique Mattel, porque si son otros se verán obligados a colocar su logo, ya que es uno de los pocos productos que existe en la cultura popular antes de existir realmente.

Para quitarse el sombrero. Al comienzo de Regreso al futuro II tiene lugar una escena familiar -Michael J. Fox intrepreta tres papeles, por cierto- en la que dos de los hijos llevan unas curiosas gafas. En ellas están viendo una película mientras cenan, responde a órdenes domóticas y, atención, recibe llamadas telefónicas. Vale, es poco razonable que todas las gafas están ligadas a una misma línea, pero no me negarán que les han venido las Google Glass a la mente (algo influirá que se lo haya escrito arriba, claro).

El dispositivo de Mountain View es menos llamativo y se vale de internet para realizar otras funciones adicionales. Por lo demás es un acierto de pleno, incluso en los plazos (las Google Glass se comercializarán a finales de 2013 o principios de 2014, apenas un año antes de la recreación cinematográfica).

Es justo decir que ese hidratador de alimentos que abre la secuencia no está presente en nuestras cocinas. De claras reminiscencias aeroespaciales de la época dorada, los ciudadanos de principios del XXI siguen y seguirán prefiriendo los alimentos tal y como se dan en la naturaleza. O parecidos.

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Marty entra en el Café de los 80 y se encamina hacia una recreativa del Wild Gunman de Nintendo. Después de hacer una exhibición con la pistola, un jovencito Elijah Wood muestra su descontento por "tener que utilizar las manos para jugar". Es uno de los pocos pasajes que consideré fuera de lugar hasta hace poco y que ahora me hacen esbozar una sonrisa. "¿Videojuegos que se manejan con la voz? Qué aburrido", pensaba sin percatarme de que el futuro estaba en los gestos.

Dispositivos como Kinect le dan la razón a la película. No es descartable que para 2015 haya más de un jugón que tenga olvidado el mando. Y ojo, que el control por retina ya está aquí.

Toda una generación ha crecido imaginándose el futuro tal y como lo pintaba la saga Regreso al futuro. Más de veinte años después de su estreno y con la fecha ultrafuturista que mostraba la segunda parte (2015) a la vuelta de la esquina, repasamos los aciertos y errores en los que incurrieron los guionistas al imaginarse la época actual.

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