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Cárceles, iglesias, búnkers... Los cinco centros de datos más excéntricos
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UN PASEO POR LAS TRIPAS DE INTERNET

Cárceles, iglesias, búnkers... Los cinco centros de datos más excéntricos

El almacenamiento de información en la nube sigue siendo tendencia, y las ventajas del nuevo concepto han cambiado en pocos años la mentalidad tanto de los

Foto: Cárceles, iglesias, búnkers... Los cinco centros de datos más excéntricos
Cárceles, iglesias, búnkers... Los cinco centros de datos más excéntricos

El almacenamiento de información en la nube sigue siendo tendencia, y las ventajas del nuevo concepto han cambiado en pocos años la mentalidad tanto de los usuarios particulares como de las empresas, donde hasta sectores tan tradicionales como la banca han cedido a lo inevitable.

Sin embargo, internet y la nube necesitan tener los pies en la tierra. Su mantenimiento depende de cientos de miles de centros de datos repartidos alrededor del mundo. Desde el que es considerado el pionero de los datacenters modernos, creado por Tim Berners-Lee en 1990, este tipo de infraestructuras se han refinado sin pausa, hasta llegar a la capilla sixtina de los de su clase: los centros de procesamiento de Google -ésta es su patente inicial-, que la firma mostró en 2012 a través de Street View.

Hoy por hoy, existen -sobre todo- dos debates abiertos sobre los centros de datos. El primero tiene que ver con su capacidad para resistir catástrofes naturales, una discusión antigua que alcanzó mayor difusión tras el huracán Sandy, que causó cientos de desconexiones con los centros de datos.

Se trata de un proyecto ecológico, en la línea de AISO, en California, con fama de ser uno de los centros de datos más respetuosos con el medio ambiente del mundo. Por su parte, la compañía Sun Microsystems, adquirida por Oracle en 2009, ya había desarrollado varios tipos de contenedores marinos a prueba de terremotos para enlazar a un barco nodriza.

El almacenamiento de información en la nube sigue siendo tendencia, y las ventajas del nuevo concepto han cambiado en pocos años la mentalidad tanto de los usuarios particulares como de las empresas, donde hasta sectores tan tradicionales como la banca han cedido a lo inevitable.