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Por fin una agenda que aprende de sus hábitos
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LLEGA 'TEMPO', LA APP QUE LO HACE TODO

Por fin una agenda que aprende de sus hábitos

Hace unos días nos hacíamos eco de un fenómeno que estaba despertando un interés desmedido en la red. Se trataba de Mailbox, una aplicación para el

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Por fin una agenda que aprende de sus hábitos

Hace unos días nos hacíamos eco de un fenómeno que estaba despertando un interés desmedido en la red. Se trataba de Mailbox, una aplicación para el móvil que reinventaba el concepto del correo electrónico consiguiendo una explotación eficiente del mismo. Pues bien, de una manera totalmente sincronizada, sin duda fruto del azar, una startup surgida de Silicon Valley ha conseguido que propios y extraños giren la cabeza ante lo que se traen entre manos. 

Su criatura ha recibido el nombre de Tempo Smart Calendar, una app para el móvil que supera y amplifica el concepto de agenda. Les vamos a dar un par de detalles para ir abriendo boca: emplea la inteligencia artificial (de hecho, emplea la misma tecnología que el asistente de voz de Apple, Siri) y funciona a modo de cerebro que organiza y recaba información de nuestras citas, gestionando toda esta información desde el smartphone.

Que estamos ante algo excepcional lo podemos comprobar no sólo por el eco que ha generado en los medios en apenas unas horas, sino por la exultante reacción del influyente Robert Scobble, que no ha dudado en reconocer que “es la aplicación más productiva que he probado en un año”.

¿Qué es exactamente Tempo y qué lo hace tan especial? Sus desarrolladores, todos forjados en diferentes firmas del conocido valle californiano, decidieron dar un nuevo impulso a la convencional agenda y se fijaron en el móvil, un elemento que cobra cada vez más protagonismo en nuestras vidas frente al declive en ventas de los ordenadores.

La idea era clara: crear una nueva agenda pero sin basarse en nada existente en el mercado, sino moviéndose únicamente atendiendo a las necesidades de los usuarios, fueran éstas las que fueran.

Si se fijan, se trata de una filosofía de trabajo muy similar a la que vimos con Mailbox. El fundador de la firma, Raj Singh, reconoció que llegaron a desarrollarla porque él mismo quería contar con una aplicación “que redujera el estrés”. Pues bien, el asunto se les ha ido de las manos y Tempo se ha convertido en un "hacelotodo" que, de consolidarse, transformará para siempre las agendas tal y como las conocemos hoy en día. 

El funcionamiento es el siguiente: el usuario crea una reunión, e indica a la ‘app’, el día, hora, lugar, asistentes y contenido de la misma (ya sea de viva voz, empleando Siri en el caso del iPhone, o mediante el teclado).

A partir de este momento surge la magia: Tempo no sólo apunta la cita en el calendario, sino que mediante una interfaz totalmente intuitiva, recoge para el usuario todo tipo de información relativa a la reunión: emails relacionados, todos los datos de los contactos (recurre, para ello, de forma automatizada a las redes sociales), la ubicación (sugiriéndonos incluso dónde aparcar el coche), así como recopila todos los documentos relacionados con la misma. A partir de ese punto, el usuario toma el timón y tiene toda esta valiosa información al alcance de su dedo y puede incluso avisar mediante un sólo toque a todos los asistentes que llegará media hora tarde a la reunión.

El sistema se beneficia, además, de la inteligencia artificial mediante la cual va aprendiendo de los hábitos del usuario para ofrecer un rendimiento cada vez más ajustado a sus necesidades.

La aplicación está inicialmente disponible para el iPhone (por el momento sólo en Estados Unidos, aunque llegará en breve a Europa), pero están cocinando ya una versión para Android, y quién sabe si ‘saltará’ a los ordenadores. 

Al igual que sucedió con Mailbox, para poder disfrutar de Tempo hay que hacer cola, siempre bajo la excusa de “ofrecer el mejor servicio al usuario”, aunque nos sabe más a sabia estrategia de marketing.

Hace unos días nos hacíamos eco de un fenómeno que estaba despertando un interés desmedido en la red. Se trataba de Mailbox, una aplicación para el móvil que reinventaba el concepto del correo electrónico consiguiendo una explotación eficiente del mismo. Pues bien, de una manera totalmente sincronizada, sin duda fruto del azar, una startup surgida de Silicon Valley ha conseguido que propios y extraños giren la cabeza ante lo que se traen entre manos.