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Cinco regalos tecnológicos para ese 'geek' de la familia que tiene de todo
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LA RETROINFORMÁTICA ES UN NICHO EN CRECIMIENTO

Cinco regalos tecnológicos para ese 'geek' de la familia que tiene de todo

Nos encontramos ante mejores Navidades para el sector tecnológico. Televisores, e-readers, smartphones y, sobre todo, tabletas están arrasando en los comercios como el regalo preferido de

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Cinco regalos tecnológicos para ese 'geek' de la familia que tiene de todo

La iTypewriter es un diseño original de Austin Yang, estudiante del Edimburg College of Art y no se vende en grandes superficies, solo a través de un manojo de páginas web. En ausencia de un proceso de 'testeo' industrial, queda por saber cómo reaccionará la pantalla capacitiva del iPad tras un martilleo extendido en el tiempo, aunque el resultado final es francamente llamativo.

Durante dos décadas el entretenimiento digital fue siempre ligado a los salones recreativos. Allí, cientos de 'arcade machines' se agolpaban para deleite de los primeros aficionados a los videojuegos, con placas dedicadas a un solo programa y monitores de 36 pulgadas, creando una experiencia que pocos podían recrear en casa. Con el paso del tiempo son legión los aficionados que miran atrás y descubren que tener una máquina recreativa en casa sigue siendo el gran sueño de su infancia.

Hoy es posible y sin rascarse demasiado el bolsillo. Existen varias posibilidades. Por una parte encontramos empresas como Eurogame, distribuidor de arcades para bares y salas de juego, en cuyo catálogo pueden encontrarse máquinas de ocasión e incluso viejos clásicos para coleccionistas. En su mayoría son de segunda mano y presentan algún desperfecto, pero llegan directamente para enchufarlas y jugar.

Otra opción pasa por montar nosotros mismos la recreativa, adquiriendo las piezas en internet y ensamblándolo todo en casa. Se trata de la opción más económica y versátil, ya que con un PC de hace cuatro o cinco años es capaz de 'mover' los juegos de los años 80 y 90. Empresas como FantasyArcade proveen de todo lo necesario, desde mandos y cableado hasta pegatinas de vinilo para decorar el nuevo mueble. El gasto final desciende en torno a un 60% si se dispone de un viejo ordenador, ya que los juegos son gratuitos -sus licencias expiraron- y las piezas restantes pueden adquirirse por menos de 150 euros.

Desde que salió a la venta en 2011 esta cámara de fotos se ha consagrado como un rotundo éxito comercial para la japonesa Fujifilm. ¿Sus virtudes? Un diseño clásico que recuerda a las compactas de los 70 rematado en metales pulidos e imitación de cuero, con un interior dotado de gran potencia técnica. Y es que la FinePix X100 es una compacta que monta un objetivo de focal fija 23mm F2 35mm, un sensor de imagen APS-C de 12.3 megapíxeles y un revolucionario visor híbrido capaz de rotar entre las visiones óptica y digital con solo un golpe de palanca. En la parte posterior cuenta con una pantalla LCD de 2,8 pulgadas y 460.000 puntos de resolución. Un 'juguete' que por características y precio se dirige a un usuario avanzado, pero con un aspecto capaz de cautivar a cualquiera.

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No obstante, es una cámara pesada (430 gramos) para ser una compacta y con una memoria interna que solo es capaz de almacenar ocho imágenes a la máxima resolución. Tampoco tiene su fuerte en el vídeo, donde muestra tiempos de espera superiores a  20 segundos tras una grabación corta el alta resolución. La FinePix X100, que salió al mercado por 999 euros, se puede adquirir en torno a 750-800 en distintos distribuidores. 

Creado por el diseñador Vadim Kibardin, The White Clock es, posiblemente, el objeto de decoración más alabado en internet. Se trata de un reloj de pared que toma la estética de los Casio de muñeca que tanta popularidad tuvieron en la década de 1980. Si bien conceptualmente no aporta nada novedoso con respecto a otros relojes similares, Kibardin ha dotado a su vástago de tecnología OLED para los luminosos y de un sensor de oscuridad que regula la intensidad del brillo. Debido al elevado coste de sus materiales, el diseñador solo lo fabrica por encargo.

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Llamamos microordenadores  a aquellas máquinas que surgieron a principios de los año 70 y que, a la postre, supondrían el primer contacto de los ciudadanos con la informática más allá del ámbito laboral. Básicamente se trataba de versiones descafeinadas de los equipos más potentes de la época destinadas al uso personal y doméstico. Su popularidad fue creciendo en los 70 hasta alcanzar el cénit en torno a 1985, año en el que se presentaron más de cincuenta modelos diferentes de microordenador.

En España se recuerda con especial cariño el ZX Spectrum, un modelo británico que en 1982 revolucionó los estándares de la informática con un precio de solo 25.000 pesetas. A España llegaría en 1985 de la mano de El Corte Inglés. Con un procesador infinitamente menos potente que el peor de los móviles actuales y una paleta de apenas 15 colores, el ZX se valía de una unidad de cassette externa para ejecutar los programas. Precisamente ésta es una de las características que definen al ordenador: tiempos de carga que en ocasiones demoraban más de media hora jalonados por parpadeos de la pantalla y sonidos chirriantes. 

Tal fue su penetración en España que en torno al ZX Spectrum surgió la conocida como 'Edad de oro del software español', un lapso que abarca entre 1983 y 1992 en el que el nivel de los desarrolladores españoles alcanza y e incluso supera al de sus homólogos británicos y norteamericanos. 

Actualmente puede adquirirse en buen estado en eBay por menos de 50 euros.

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Por último, dos posibilidades para los presupuestos más ajustados. Y es que cualquier 'geek' que se precie disfrutará tomando café en este juego de tazas (14 $) basado en el más famoso de los atajos de teclado: control+alt+suprimir. O con estos guantes bluetooth, que permiten hablar por teléfono desde la mano. El dedo pulgar tiene un altavoz y el meñique un micrófono para que no sea necesario pasar frío al hablar con el móvil.

La iTypewriter es un diseño original de Austin Yang, estudiante del Edimburg College of Art y no se vende en grandes superficies, solo a través de un manojo de páginas web. En ausencia de un proceso de 'testeo' industrial, queda por saber cómo reaccionará la pantalla capacitiva del iPad tras un martilleo extendido en el tiempo, aunque el resultado final es francamente llamativo.