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La cuarta dimensión del cine
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LAS PRODUCTORAS QUIEREN CONVERTIR EL CINE EN UNA EXPERIENCIA ÚNICA

La cuarta dimensión del cine

La próxima vez que vaya al cine a ver una película puede acabar salpicado, cegado, zarandeado y golpeado, y es más que probable que perciba todo

Foto: La cuarta dimensión del cine
La cuarta dimensión del cine

La próxima vez que vaya al cine a ver una película puede acabar salpicado, cegado, zarandeado y golpeado, y es más que probable que perciba todo tipo de olores, agradables y desagradables. Es el cine 4D.

No se preocupe porque no va a ser culpa de sus compañeros de butaca. Tras encontrar el Santo Grial de la imagen en tres dimensiones, los productores de cine intentan incorporar nuevas tecnologías que conviertan la experiencia cinematográfica en las salas comerciales en una vivencia única, irrepetible. Esperan con ello luchar contra una piratería que se muestra imparable.

En el cine 4D, a las tres dimensiones ahora imperantes, se añaden otras clases de efectos como butacas con movimientos en varias direcciones, aspersores que rocían a la audiencia, láseres y potentes luces que los ciegan, y cañones de olores que dispersan esencias entre los espectadores. Lo que la industria cinematográfica pretende con estos nuevos inventos es que el cine se convierta en una experiencia aún más inmersiva, para que la audiencia comparta los avatares de los protagonistas. Si el actor de moda está en un barco en plena tormenta, los espectadores vivirá el episodio gracias a aspersores de agua que los dejarán empapados. Si tras su aventura se prepara unos huevos fritos para desayunar, la audiencia podrá disfrutar del olor del aceite caliente. Si escapa de los malos en un coche a través de un camino rural, hasta el más curtido acabará mareado ante a las vibraciones del asiento.

No es ciencia ficción. Ni siquiera es un proyecto futuro. En países como Corea del Sur, Tailandia, la India o Nueva Zelanda, ya hay salas de cine especiales donde los espectadores han podido disfrutar de las primeras películas 4D. Entre ellas figura el superéxito Avatar de James Cameron, pensada en principio para tres dimensiones. La oficina para Extremo Oriente de la Fox decidió introducir un componente extra que aprovechase las capacidades vibratorias de los asientos de estos cines, los aspersores de finas cortinas de agua, y los cañones de esencias. Aunque no todos los espectadores están satisfechos. Muchos de los asistentes a las proyecciones 4D de Kung Fu Panda 2 han acabado molestos, porque cada vez que el simpático oso daba con sus posaderas en el suelo, ellos recibían un desagradable azote en las nalgas por parte de su asiento. Tampoco resultó demasiado popular el omnipresente olor a goma quemada de la última secuela de Transformers.

Una de las compañías pioneras es CJ 4DPlex, que ya tiene salas adaptadas en Corea, China, Tailandia y México, y prepara su desembarco en Estados Unidos y Europa. También hay que tener en encuentra a la canadiense D-Box Technologies, que ya ha instalado sus butacas con movimientos en más de 98 salas en todo el mundo. La experiencia coreana muestra que las películas 4D permanecen en pantalla un 50% más que las que sólo tienen tres dimensiones, con una ocupación de sala del 56%, frente al 25% habitual en las películas bidimensionales. Y la ecuación se muestra rentable. Si una película 3D cuesta el doble que una en dos dimensiones, los espectadores están dispuestos a pagar el triple por los efectos inmersivos adicionales.

4D 'made in America'

Vistas las cuentas, no es de extrañar que en Hollywood empiecen a interesarse por esta nueva forma de espectáculo. Por eso Robert Rodríguez va a estrenar en cines seleccionados la cuarta entrega de Spy Kids aprovechando una vieja tecnología de los años 50 del siglo pasado llamada Aroma Visión. Se basa en tarjetas de cartón que hay que rascar para liberar los aromas, entre ellos, el de bacon frito. Los espectadores tendrán que rascarlo cuando los chicos espía desayunen, aunque habrá algún sádico que prefiera hacerlo cuando el malo resulte tostado por un láser.

Otro poderoso de Hollywood que se interesado recientemente en el cine 4D es Tom Hanks, aunque en su caso ha ido a tiro hecho. Acaba de producir el documental de 35 minutos Beyond All Boundaries para el Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial en Nueva Orleans, que tiene una sala preparada para incluir efectos especiales. Los espectadores podrán ver imágenes de las mayores batallas de la Segunda Guerra Mundial, mientras sus asientos tiemblan con el paso de los tanques, o saltan ante las explosiones en la pantalla de 36 metros de ancho. Incluso el chef estrella británico Heston Blumenthal llevó a cabo una proyección de prueba para una cadena de cines británica, incluyendo olores en la proyección. En su caso, quería ir más allá de las simples palomitas.

Si las tecnologías 4D se ponen de moda en las salas de cine comerciales, no va a pasar demasiado tiempo antes de que aterrice en los salones de casa. No costará demasiado trabajo. En la industria de la informática es habitual el uso de volantes, ratones, joysticks e incluso asientos que reaccionan con vibraciones ante determinados eventos de juego, y no es difícil trasladarlo a cojines o adaptadores que conviertan el sofá del salón de casa en un pequeño potro de tortura. Por su parte, Samsung ya está preparándose para el desembarco de estas nuevas experiencias en el cine doméstico. Ha creado un prototipo de órgano de esencias para un futuro cine doméstico en colaboración con la Universidad de California en San Diego. El creador del invento es el investigador Sungho Jin, que durante dos años ha trabajado con controladores, filamentos calientes y nanotubos, hasta crear un equipo capaz de generar en pocos segundos hasta 10.000 olores diferentes.

La próxima vez que vaya al cine a ver una película puede acabar salpicado, cegado, zarandeado y golpeado, y es más que probable que perciba todo tipo de olores, agradables y desagradables. Es el cine 4D.