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Héroes en zapatillas de andar por casa: "Supongo que a mí también me ayudarían"
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PERSONAS ‘NORMALES’, PODERES EXTRAORDINARIOS

Héroes en zapatillas de andar por casa: "Supongo que a mí también me ayudarían"

Son mortales y están entre nosotros. Los reconocerás por el uniforme (o no) y por su rapidez de reacción para jugarse la vida

Foto: Imagen cedida de Kiki Manrique, un valiente camarero de Lanjarón (Granada) que perdió su vida al intentar frenar a un pirómano. (EC)
Imagen cedida de Kiki Manrique, un valiente camarero de Lanjarón (Granada) que perdió su vida al intentar frenar a un pirómano. (EC)

Hablemos de gente normal que un buen día sorprende al mundo con un don extraordinario. ¿Les suena? Hay héroes en la mitología, la literatura y la ciencia ficción; también en un paso de cebra y en un chiringuito. Gente que no tiene un 'superpoder' pero sí la habilidad y la determinación en un instante de lanzarse a hacer algo que otros no harían.

Iván Fernández y su hermano Cristian, por ejemplo. La hazaña les pilló a la hora de la cena y "con la ropa de andar por casa" en medio de una fuerte tormenta, pero el 'mosso' y el técnico en emergencias, respectivamente, saltaron a la calle y lucharon contra los elementos hasta salvar a cinco niños y un adulto a bordo de un coche que se llevaba la corriente de una rambla inundada.

Para demostrar que la vida real es también terreno fértil para benefactores sin límites, los Premios One del grupo Atenea han querido reivindicar a los héroes anónimos, como los hermanos Fernández, galardonados en la categoría "ejemplo a seguir". “Supongo que si me pasara a mí también me ayudarían”, dice Cristian quitándole hierro al episodio. Han crecido en la casa de veraneo de sus padres viendo cómo los coches se estancaban en la rambla que separa las localidades de Cunit y Cubelles, en Tarragona.

Pero el 15 de agosto de 2015 cayó tal tormenta que “en lugar de estancarse en un bordillo, este coche que bajaba tan rápido cruzó la riera y como metió el morro se empezó a mover hacia el mar”. Bordearon el coche por la acera y enganchados a una farola y al bordillo en cadena humana lograron calmar a los pasajeros y sacar a los dos primeros niños.

“Con el tercero fue más difícil porque el coche se seguía desplazando con la fuerza del agua, hasta que el niño saltó intentando coger nuestra mano con la mala suerte de que no lo pillamos y la corriente se lo llevó atascado debajo del vehículo”, cuenta Iván. Pudieron sacarlo sin problemas pero la situación empeoraba. “Aquí había que buscar alternativas y mi hermano, que es más de impulsos, saltó al capó del coche y se desplazó sentado hasta la parte de atrás para sacar a los demás niños”, continúa. “Sin hablar, sabíamos que teníamos que actuar”, comenta Cristian, el hermano especializado en emergencias.

El uniforme añade tablas, pero no es indispensable cuando un ‘héroe’ se tira a la piscina. Al igual que los hermanos Fernández, el soldado Francisco Javier Cerezo, del regimiento acorazado Córdoba nº 10, tampoco estaba de servicio cuando salvó a una niña de un incendio. Muy al contrario, estaba disfrutando de su permiso de paternidad, con su hijo recién nacido tres días atrás, en pleno mes de agosto y con medio vecindario del centro de Córdoba vacío.

“Estábamos en casa a las tres de la tarde, fui a la cocina y cuando recogía los platos de la comida vi una humareda por encima del edificio de al lado: salí al patio común y empecé a pegar voces hasta que se asomó una niña que se estaba ahogando”, relata. “Lo primero que vi es que podía subir por un desagüe hasta la habitación, que estaba a seis u ocho metros”, recuerda. Y trepó.

"Yo simplemente hago un huequecito en mi vida para hacer lo que me gusta: héroes son personas que pierden la vida por intentar salvar la de los demás”

Enrolló su camiseta y la colocó alrededor de la nariz y la boca de la menor, consciente por experiencia de que “en los incendios hay más muertes por asfixia que por quemaduras” y tras poner a salvo a la niña en el descansillo volvió con el extintor para sofocar el fuego causado cuando la menor se preparaba la comida. “Si yo no hubiera atajado este incendio en el edificio se habrían causado más daños. La reacción que tuve fue muy natural para un militar”.

El héroe que no se siente héroe

Hay quien defiende que el heroísmo no se explica solo con la formación. El pediatra mallorquín Jorge Muñoz, quien desde hace una década reserva dos de sus cuatro semanas de vacaciones familiares para atender a niños en riesgo de desnutrición en el Chad, echa balones fuera. “Yo simplemente hago mi trabajo y hago un huequecito en mi vida para hacer lo que me gusta, que es la pediatría: héroes son otros, personas que llegan a perder la vida por intentar salvar la de los demás”, dice.

Y se refiere a casos como el de Fernanda, una jubilada de Jerez de la Frontera que murió atropellada después de empujar a su nieta de cuatro años para evitar que un coche la arrollara. O a ‘Kiki’ Manrique, un camarero de Lanjarón (Granada) que frenó una catástrofe con su vida al forcejear con un vecino de la pensión de enfrente que estaba dispuesto a volar por los aires el pub en el que trabajaba con una garrafa de gasolina. El atestado policial reconocía que “aunque pudo haber abandonado el local, como hizo la mayoría de los clientes presentes, se introdujo tras el pirómano” y forcejeó sin reparar en las graves quemaduras que al final le causaron la muerte.

Medir el riesgo

Por mucho que Muñoz elogie a Fernanda y a Francisco Vicente ‘Kiki’ Manrique, al pediatra se le puede achacar alguna que otra acción heroica. El hospital de Saint Joseph, administrado por las Misioneras Combonianas en Bebedja (sur de Chad) y con el que colabora se encuentra desde hace dos años en una zona tomada por el Estado Islámico. En su último viaje un grupo armado sin identificar los sacó del camino, obligaron a salir al chófer y le forzaron a conducir durante varias horas.

La situación de inseguridad en el quinto país más pobre del mundo le tiene “atado de pies y manos” y quiere volver cuanto antes al Chad. Un valiente también debe saber cuándo su sitio está fuera del marco. Pero mientras tanto, a través de la asociación Ayuda al Chad que constituyó años atrás, atiende con ayuda logística y económica las emergencias del hospital. “Realmente todo esto se consigue porque hay mucha gente que trabaja en la sombra; personas que creen en tu proyecto, que lo pasan mal cuando no estás, que son anónimas”. La cadena del heroísmo no termina.

Hablemos de gente normal que un buen día sorprende al mundo con un don extraordinario. ¿Les suena? Hay héroes en la mitología, la literatura y la ciencia ficción; también en un paso de cebra y en un chiringuito. Gente que no tiene un 'superpoder' pero sí la habilidad y la determinación en un instante de lanzarse a hacer algo que otros no harían.

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