Es noticia
El extraño caso del cura pederasta según la Iglesia pero inocente para la Justicia
  1. Sociedad
el exsacerdote quiere volver a oficiar misa

El extraño caso del cura pederasta según la Iglesia pero inocente para la Justicia

El padre Chus, conocido por criticar duramente a la curia desde el púlpito, sigue repudiado por el arzobispado de Oviedo, que lo compara con el fundador de los Legionarios de Cristo

Foto: Jesús María Menéndez (padre Chus), en su parroquia de Castiello de la Marina en 2013. (El Comercio/ Paloma Ucha)
Jesús María Menéndez (padre Chus), en su parroquia de Castiello de la Marina en 2013. (El Comercio/ Paloma Ucha)

Jesús María Menéndez, conocido en Asturias como 'padre Chus', es a ojos de la Iglesia católica un pedófilo confirmado y repudiado como tal por el arzobispado de Oviedo, mientras que para la Justicia ordinaria es un ciudadano libre cuyas dos acusaciones por abuso sexual han sido archivadas sin llegar a juicio. Un caso singular que sienta un precedente en la actitud de la Iglesia hacia la pederastia, ahora que los abusos del clero alcanzan cotas de regularidad alarmantes y ganan premios Oscar.

El caso del padre Chus es también una intrincada guerra personal entre un cura muy crítico en sus opiniones hacia el aparato de la Iglesia y un arzobispo que nunca ocultó su hostilidad hacia ese sacerdote que andaba por las parroquias de Asturias lanzando soflamas. La pederastia utilizada como arma arrojadiza entre cuadros católicos. Una paradoja que se inició hace tres años y cuyo último episodio es el recurso que Menéndez está a punto de presentar ante el Vaticano para que se revoque su expediente de expulsión, firmado por el papa Francisco en mayo de 2015. Obviamente, deberá recorrer ese camino solo. El arzobispado de Oviedo no piensa mover un solo dedo en su favor.

El 'padre Chus' pone en duda que el decreto de expulsión del Papa exista, mientras el arzobispado le compara a Marcial Maciel

“El civil y el clerical son ordenamientos jurídicos distintos y pueden llegar a conclusiones diferentes. Aquí hubo una instrucción, la Santa Sede recopiló pruebas, se hicieron entrevistas y el papa Francisco emitió un decreto de expulsión. Estas decisiones no se toman a la ligera, se dirimen en reuniones de más de una hora, y nosotros como arzobispado tenemos que acatar las órdenes del Papa”, argumenta Andrés Fuentes, vicario judicial del arzobispado de Oviedo. “Los feligreses del padre Chus le mantienen el apoyo porque para la gente de buena fe es incomprensible algo así, pero es lo mismo que ocurrió con el padre Maciel [fundador de los Legionarios de Cristo y pedófilo confirmado], a quien su entorno le mantuvo la confianza hasta el final”. El padre Chus aborrece la comparación: “El obispo me suspendió 'a divinis' [inhabilitación para el sacerdocio] por desobediencia, lo de los abusos vino después. Para que el Vaticano pueda mantener una suspensión no sirve cualquier cosa, así que se las ingeniaron para acusarme de pederastia”. El expárroco asegura que ni siquiera le han permitido ver esa bula papal: "No me extrañaría que se la hayan inventado".

Los hechos se remontan a mediados de 2013, cuando el padre Chus es suspendido cautelarmente por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. Eso le obliga no solo a abandonar su púlpito de casi 20 años en la parroquia de Castiello de la Marina, sino también la enseñanza de Religión en varias escuelas de Gijón, labor que llevaba desempeñando desde 1978. Pocas semanas más tarde, aparece la primera acusación de abusos sexuales. La madre de dos gemelos ecuatorianos de 17 años interpone una denuncia contra el sacerdote por sobrepasarse con uno de sus hijos en la casa para jóvenes marginados que el párroco regenta en Gijón.

La mujer cuenta primero el caso a la parroquia local de San José, y esta se ofrece a asesorarla. Días después, el arzobispo de Oviedo confirma que la suspensión de Menéndez se debe en efecto a “varias denuncias de fieles” y adelanta que la diocesis seguirá pagando la minuta del párroco hasta que el papa Francisco se pronuncie, cosa que ocurre dos años más tarde, en mayo de 2015. Tras esa decisión "irrevocable e inapelable", Sanz Montes aparece ante los medios de comunicación para pedir perdón a las víctimas y a la sociedad.

El exsacerdote fue profesor de Religión en varios institutos de Gijón durante 35 años y es conocido por su trabajo con jóvenes conflictivos

Entre medias, en mayo de 2014, se celebra la vista en el Juzgado de Instrucción número 1 de Gijón. Hablan la madre, el muchacho, varios de sus amigos y también el obispo auxiliar de Oviedo, Juan Antonio Menéndez, quien en calidad de testigo alega el “secreto” de las actuaciones de la Iglesia católica en su investigación contra el padre Chus. La magistrada archiva la causa por las “imprecisiones” y los “escasos datos aportados”. En abril de 2015, semanas antes del decreto de expulsión del Papa, se interpone una nueva denuncia en el juzgado número 4 de la misma ciudad. Esta vez es la madre de un menor de 15 años que también frecuentaba la casa para jóvenes con problemas del padre Chus. De nuevo, la causa es archivada tras la vista previa.

“No estamos hablando solamente de esas dos denuncias, sino de un conjunto de causas que fueron denunciadas ante la Santa Sede e investigadas. Nosotros no hemos participado en la instrucción porque estaba en manos de un ente superior, pero no se expulsa a nadie por pederastia si no hay pruebas contundentes”, insiste el vicario judicial, quien apostilla: “Nosotros por deontología no podemos exponer toda la porquería que [el padre Chus] tiene encima de la mesa, pero eso está en su conocimiento y en el de su abogado”. Fuentes no solo asegura que hay más casos de abuso de menores por parte del expárroco, sino que el primer caso, el del joven ecuatoriano, ya justificaría por sí mismo la expulsión: “Para el ordenamiento civil, la edad de consentimiento sexual son 16 años, por eso la jueza archiva la causa. Pero para el ordenamiento canónico la edad mínima son 18 años, lo que confirma el delito contra el sexto mandamiento del Decálogo y el abuso de menores, ya que es innegable que tener sexo con un muchacho de 17 años es aprovecharse de una situación de superioridad”.

“Por deontología no podemos exponer toda la porquería que tiene encima de la mesa, pero eso está en su conocimiento y en el de su abogado”

“Yo en mi vida he tenido a un monaguillo en mis parroquias, eso lo sabe todo el mundo. A mí lo que me gusta es tratar con adultos, con jóvenes conflictivos, con chavales de reformatorio, presidiarios, gente que no se deja abusar, no con niños de sacristía”, se defiende Menéndez. “Los que trabajamos con jóvenes sabemos que pederastas los hay en todas partes, y donde más en los colegios, donde siempre se ha intentado ocultar. Pero ese no es mi mundo, mi mundo es el de los macarras y los drogadictos. Por eso no me quiere el arzobispo, porque yo en el púlpito he criticado más a la Iglesia que a los políticos".

“No ha habido ninguna prueba por la vía ordinaria ni tampoco por la canónica. Esto ha sido una cosa del arzobispado, de decir ‘le tengo ganas a este paisano porque en el púlpito dice lo que dice, porque es malobediente de la jerarquía y vamos a ver cómo nos lo cargamos”, considera por su parte Viliulfo Díaz, abogado del padre Chus. “Más duros que pueden ser la fiscalía, los policías y los jueces con los asuntos de pederastia no lo puede ser la Iglesia. Y los jueces, por dos veces, han archivado la causa sin siquiera abrir procedimiento. En 40 años tratando con jóvenes no ha habido una sola sospecha y ahora, a punto de jubilarse, resulta que empieza a abusar de menores. Esto ha sido una manipulación de unas familias desestructuradas a las que alguien les habrá prometido cualquier cosa”, se escuda el letrado, sugiriendo una campaña orquestrada por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, que llegó al puesto en el año 2009. El vicario judicial responde contundente: "Es inaceptable que digan que esto es cosa del arzobipo. Es la Santa Sede quien investigó y emitió un veredicto, no nosotros".

"A mí lo que me gusta es tratar con adultos, con chavales de reformatorio, gente que no se deja abusar, no con niños de sacristía"

Jesús María Menéndez ejerce hoy como un jubilado más. No cobra de su arzobispado, sino de la Seguridad Social gracias a la pensión que le han granjeado sus casi cuatro décadas de enseñanza. Sigue manteniendo abierta su casa de acogida, donde actualmente residen ocho hombres en riesgo de exclusión social de entre 20 y 40 años. Tanto el expárroco como el arzobispado aseguran que no han hablado ni una sola vez desde que surgiera la primera acusación de pederastia. Y nada indica que esa situación vaya a cambiar en el futuro.

Jesús María Menéndez, conocido en Asturias como 'padre Chus', es a ojos de la Iglesia católica un pedófilo confirmado y repudiado como tal por el arzobispado de Oviedo, mientras que para la Justicia ordinaria es un ciudadano libre cuyas dos acusaciones por abuso sexual han sido archivadas sin llegar a juicio. Un caso singular que sienta un precedente en la actitud de la Iglesia hacia la pederastia, ahora que los abusos del clero alcanzan cotas de regularidad alarmantes y ganan premios Oscar.

Pederastia Papa Francisco
El redactor recomienda