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El Juli da primero en la gran corrida de Fallas
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PONCE AUSENTE, MORANTE A RATOS

El Juli da primero en la gran corrida de Fallas

Plaza de toros de Valencia. Miércoles 19 de marzo de 2014. Decimoprimera de feria. 8 Toros de Garcigrande. Bien presentados en general

Foto: El Juli, durante la faena a su primer toro, al que cortó dos orejas (Efe)
El Juli, durante la faena a su primer toro, al que cortó dos orejas (Efe)

Plaza de toros de Valencia. Miércoles 19 de marzo de 2014. Decimoprimera de feria. 8 Toros de Garcigrande.Bien presentados en general aunque algo desiguales: más justo el primero, y más serio elcuarto. En general justitos de casta y fuerza, salvo primero y sexto.

Finito de Córdoba, de obispo y oro. Tres pinchazos y media baja, dos avisos (pitos). Estocada baja (oreja).

Morante de la Puebla, de naranja y oro. Cinco pinchazos (pitos). Tres pinchazos y estocada trasera (ovación)

El Juli, de grana y oro. Estoconazo en lo alto(dos orejas).Gran estocada (fuerte ovación)

Jose María Manzanares, de grana y oro. Estocada perfecta (oreja). Pinchazo, media y dos descabellos (ovación).

Día grande en Valencia en la corrida que, podemos decir, abre el telón de una temporada en la que el mundo del toro parece por fin querer reaccionar a su ritmo de decrecimiento de los últimos años, referenciándola a una serie de eventos (entre los que podría estar la reaparición de José Tomás) y que culminará en septiembre con el gran evento de cierre de temporada en Vistalegre, con los principales toreros del escalafón presentes. Lleno y expectación, afición movilizada, AVE reforzado para atender la demanda de entradas madrileñas y tarde espléndida que ocultaba unas rachas de viento que pasaron desapercibidas para todos menos para los toreros.

El resto de prolegómenos, sorteo matutino, anuncios de la empresa, comentarios de aficionados y público en general, fueron protagonizados por la ausencia de Ponce debido al percance sufrido por el de Chiva en la tarde de ayer. Seguro que sufrió ayer el torero, por la herida y por la ausencia, y seguro que también hoy en algo la taquilla, a juzgar por las entradas que quedaban apenas una hora antes del sorteo, fruto de las numerosas devoluciones que generó su baja sobre todo en los aficionados locales. Una circunstancia que probablemente impidió colgar el ansiado cartel de “No hay billetes” que debió andar muy muy cerca de conseguirse.

placeholder Finito de Córdoba da un pase con el capote al primero de su lote (Efe)

Sustituido por Finito de Córdoba, la tímida ovación que se quiso brindar a los toreros al final del paseíllo delató, ahí sí con claridad, la ausencia de Ponce y la decepción de la mayoría del público al cerciorarse de que el cartel tan especialmente rematado para su día grande finalmente no se iba a producir.

Decepción que continuó debido al juego del primer toro, al que Finito no logró extraer pausa ninguna. El animal no paró en ningún momento su molesto gazapeo, ni siquiera cuando intentaba cuadrarle en el centro del anillo protagonizando una extraña suerte de passage taurino, andando toro y torero de perfecto costado, como si de un ejercicio de doma clásica equina se tratara. Los pitos (ligeros, que estábamos empezando) resumen el balance de un trasteo poco trascendente y que no fueron precisamente acallados por los gestos del torero al quejarse de forma ostensible al presidente por haber cambiado antes de tiempo el tercio de varas.

El segundo, más cuajado, que recibió un también serio Morante, colaboró en el capote solo después del segundo puyazo. El Juli, mostrando su firmeza de ánimo desde el primer momento y haciendo uso de su derecho tras el segundo puyazo, realizó un meritorio y estético quite que parecía poder encarrilar la tarde hacia la categoría de verdadero evento. Morante, menos expresivo al acercarse al toro que al embrocar con él, pues las verónicas fueron realmente buenas –especialmente una de ellas que duró una verdadera eternidad por el pitón derecho antes de rematar con esa media de Morante, vertical y profundo a la vez, privilegio técnico marca de la casa–, dejó su personal sello en la réplica. El toro pareció rendirse después del quite y ni un voluntarioso (siempre lo es, se diga lo que se diga) Morante consiguió cambiar su discreto destino.

placeholder  Morante de la Puebla da un pase con la muleta a uno de sus toros (Efe)

El tercer toro escenificó mejor salida. Con prometedor galope y humillando, anticipaba buena condición para la embestida. Se paró en el capote de El Juli y tras pasar con más pena que gloria por la suerte de varas y el tercio de banderillas, pareció recobrar su condición gracias, sin duda, a la firmeza del torero que arrancó la faena sin dudarlo con la mano derecha en el centro del ruedo. Muleta a media altura que, con la precisión milimétrica de un torero en estado de gracia, fue acercándose paulatinamente a la arena sometiendo y dando confianza a la vez a un animal que pareció responder a tan buen trato hasta con ciertas dosis de bravura. Queda acreditada dicha condición con la persecución continua y decidida de la muleta de El Juli al plantear una suerte de circulares citando casi de espaldas que terminaron de entusiasmar unánimemente a la grada antes de una estocada espectacular volcándose de corazón a por el triunfo que merecidamente obtuvo. Sin duda, la tanda de naturales y –sobre todo– un cambio de mano templado, lento y profundo, permanecían en la memoria del presidente cuando atendió la ruidosa petición de la segunda oreja.

La tarde cogía altura con la majestuosidad de Manzanares en el cuarto, el más serio del festejo. Con una lidia sencillamente perfecta de Curro Javier llegó el toro a la muleta con temple y humillada y larga embestida. Un par de tandas de acople y surgió el estético toreo de Manzanares con unos naturales de alta gama y, con el sentido natural del arte del que disfruta, se permitió incluso sincronizar algunos de ellos y sus remates de pecho con el magnífico solo de saxofón que protagonizó la siempre celebrada banda de música de Valencia. Oles que al sonar unísonos sonaban con más fuerza y que fueron rematados con ovación cerrada para la banda y silencio respetuoso para el torero mientras ejecutaba una de las mejores estocadas que se han podido ver en mucho tiempo. Perfecta. Tan perfecta como la muerte del toro, artística, solemne y bella. Ni un solo capotazo ni interferencia mientras asomaban ya los pañuelos que acabaron concediendo una muy merecida oreja.

placeholder José María Manzanares da un pase con la muleta al primero de su lote (Efe)

La segunda parte de la corrida, a pesar de la oreja concedida a Finito por una faena en la que se fue asentando poco a poco y donde el diestro pareció recuperar progresivamente la confianza en sus muñecas –que es lo que da la quietud a los toreros, hasta el punto de dar algunos ayudados y pases del desprecio que hacían recordar al mejor Finito de su primera etapa de matador–, tuvo sólo dos minutos a la altura del acontecimiento que los tendidos realmente esperaban: el tercio de quites del sexto toro que esta vez abrió, en su condición de matador de turno, Morante. Toreo a la verónica del bueno, del que cierras diez días después los ojos y sigues viendo perfectamente la foto en tu mente de ese momento mágico.

Contestó El Juli, al que parecía habérsele olvidado que tenía ya abierta la puerta grande, y toreó a la verónica compitiendo por permanecer en ese recuerdo de los aficionados. Y declaro que lo consiguió con creces… Especialmente grabada quedará la media de remate, auténtica obra de arte efímera del mejor artista que lleve dentro El Juli. Imposible no desahogarse de alguna forma y gritar al verla. No sé qué pensará el torero pero me pareció la mejor que le haya visto dar nunca.

placeholder El Juli sale a hombros por la puerta grande (Efe)

A partir de ahí, como si el subconsciente colectivo –por hábito– se hubiera desenganchado de la corrida al morir el sexto toro, todo se volvió bastante más frío. Quizá la temperatura, que bajó considerablemente, seguro que la peor condición de los últimos dos toros de la corrida, la aparición de ese tercio de quites cada vez que cerrabas los ojos… el caso es que se abrió un paréntesis cerrado al final sólo para despedir a los toreros con el agradecimiento a su esfuerzo y el reconocimiento a su capacidad, demostradamente superior a la de la condición de los toros.

El Juli, fiera corrupia este año para todos sus compañeros, se apostó en la barrera esperando la exclusividad de la puerta grande para abandonar la plaza y en su sonrisa contenida dejaba entrever que no piensa abandonar muchas veces por su propio pie ninguna plaza esta temporada. Muy acompañado, o no dará la verdadera dimensión del cambio de tendencia que el mundo del toro ha querido escenificar. Lo sabremos a final de temporada.

Plaza de toros de Valencia. Miércoles 19 de marzo de 2014. Decimoprimera de feria. 8 Toros de Garcigrande.Bien presentados en general aunque algo desiguales: más justo el primero, y más serio elcuarto. En general justitos de casta y fuerza, salvo primero y sexto.