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España sigue siendo el segundo país del mundo que más aporta a las misiones
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España sigue siendo el segundo país del mundo que más aporta a las misiones

España ocupa en segundo lugar del mundo en aportación económica a las Obras Misionales Pontificias, por detrás de EEUU, a pesar de la crisis

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“Nadie es tan rico que no necesite nada

ni tan pobre que no pueda dar nada”.

Ha sido llegar el Papa Francisco a nuestras vidas y haber descubierto que hay una Iglesia de los pobres. La realidad, sin embargo, es que esa Iglesia existe desde siempre y escolares de todas las edades lo recuerdan cada año por estas fechas cuando recorren las calles con la hucha del Domund. Dinero para las misiones. España ocupa en segundo lugar del mundo en aportación económica a las Obras Misionales Pontificias (OMP), por detrás de Estados Unidos, a pesar de la crisis.

Sólo el año pasado, don Anastasio Gil, director en España de las OMP, entregó casi 19 millones de dólares a la causa de las misiones en el mundo. Es verdad que esa cantidad suponía un millón de dólares menos que un año antes, pero la crisis es la crisis. Aun así, desde 2008 España no ha hecho más que ayudar de manera muy generosa: casi 150 millones de dólares acumulados en cinco años destinados al Fondo de Solidaridad.

Un fondo que se reparte entre todos los territorios de misión repartidos por todo el mundo, los cuales también aportan en la medida de sus posibilidades. Esta es una de las cuestiones que más llama la atención del espíritu que mueve a las OMP: “Nadie es tan rico que no necesite nada ni tan pobre que no pueda dar nada”, explica Anastasio Gil a quien quiere escucharle. Aunque sea una sonrisa, siempre hay algo que dar a los demás.

España, primer país misionero

Y eso se aplica incluso en ese 37% de territorios de misión que, según Anastasio Gil, no pueden sostenerse por sí mismos. Incluso a estos se les exige una mínima aportación para poder ser perceptores del Fondo de Solidaridad. De hecho, en los últimos cinco años se ha producido un fenómeno curioso: mientras los países ricos han visto decrecer sus aportaciones al fondo, los países pobres, sin embargo, las han aumentado. “Es una respuesta de agradecimiento”, explica Anastasio Gil.

Pero España no sólo aporta recursos económicos a las OMP, sino que es el primer país del mundo en aportar recursos humanos, casi 14.000 misioneros entre sacerdotes, religiosos y laicos al servicio de la Iglesia en todo el mundo para ayudar a los más pobres a conocer a Jesús y recibir auxilio a sus necesidades más elementales, principalmente educación y sanidad. Cierto que la media de edad de esos misioneros es alta, según explica Anastasio Gil.

La media de edad de los misioneros españoles se encuentra en los 70 años, y el 54% está entre los 70 y los 90. Hace falta una renovación de vocaciones misioneras, pero para la Iglesia la edad de sus misioneros no es un problema, sino más bien “un tesoro, porque son un referente para toda esa gente que ha descubierto a Jesús a través de ellos”. De hecho, gracias a los misioneros españoles, la Iglesia en África ha crecido un 150% en los últimos años.

Más misión, más Fe

Lo cierto es que es en esos territorios donde la Iglesia está experimentando una mayor penetración, hasta el punto de que casi el 30% de los nuevos bautismos se celebran allí. Si el 41% de los habitantes del mundo vive en estos territorios, de ellos más de 200 millones de personas son católicas, es decir, algo más del 7% de su población. Una población que recibe de la Iglesia educación y sanidad, además del mensaje del Evangelio.

La Iglesia Católica atiende casi 27.000 instituciones sociales y cerca de 100.000 instituciones educativas en las 1.103 circunscripciones eclesiásticas que componen los territorios de misión. ¿Por qué es tan importante la ayuda que se presta desde las parroquias de países como el nuestro? Algunos ejemplos pueden ser muy clarificadores:

– Un euro cubre la necesidad de material higiénico de una familia al mes en Albania.

– 20 euros es el coste de una matrícula de estudio de un niño en Burkina Faso.

– Con 120 euros se cubren los gastos de un alumno en un internado en Myanmar.

– Y con tan sólo 2.900 euros se abastece de medicinas un centro de salud de un barrio de Dakar.

Si muchos pocos hacen mucho, las misiones son la demostración más clara de hasta dónde puede llegar la caridad incluso en las circunstancias más adversas. Y si a la Caridad se añade la Fe, en eso consiste la Misión, de cuyos beneficios, recuerda Anastasio Gil, “nos acabamos aprovechando todos”.

“Nadie es tan rico que no necesite nada

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