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Reino Unido quiere poner fin al 'balconing'
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MUESTRA EL CASO DE UN SUPERVIVIENTE EN MALLORCA PARA QUE LOS JÓVENES TOMEN CONCIENCIA

Reino Unido quiere poner fin al 'balconing'

Tomar impulso para saltar a una piscina parece fácil, pero no lo es tanto si se hace desde un balcón a gran altura. Podemos verlo de múltiples

Foto: Reino Unido quiere poner fin al 'balconing'
Reino Unido quiere poner fin al 'balconing'

Tomar impulso para saltar a una piscina parece fácil, pero no lo es tanto si se hace desde un balcón a gran altura. Podemos verlo de múltiples formas en Youtube, donde jóvenes turistas cuelgan su particular desafío a la gravedad, principalmente en hoteles donde terminan la fiesta tras una noche de excesos. Una arriesgada ‘hazaña’ que muchas veces termina en tragedia.

Ya sea por pasar de un balcón a otro o por hacer de una cornisa un improvisado trampolín, el balconing se cobra no pocas muertes de jóvenes en España. En los últimos tres años al menos una quincena de personas han muerto, entre decenas de múltiples accidentes que llaman la atención de la prensa nacional y extranjera. Baleares es la región donde más turistas pierden la vida tras lanzarse al vacío, la mayoría de ellos jóvenes británicos que acuden a la costa mallorquina en busca de ocio nocturno.

El último caso mortal fue el de un austriaco de 20 años, que falleció la madrugada del 17 de agosto al saltar desde un quinto piso del hotel Obelisco, situado en la playa de Palma. Otro joven extranjero también de unos 20 años –cuya nacionalidad no fue confirmada- resultó herido de gravedad la noche anterior al caerse desde la tercera planta del Sotavento Club Apartaments, en Magaluf.

Esta localidad costera se ha hecho tristemente popular por ser la que más incidentes registra de este tipo. Solo entre abril y mayo de 2012 murieron tres británicos en diversos accidentes. No en vano, un reportaje del diario Daily Mail la definió recientemente como: “Un exceso de bebidas, drogas… y muerte”.

El diario estima que unos 12.000 británicos disfrutan en verano de la fiesta en Magaluf, de los que muchos terminan en el hospital por cruzar la frontera entre la diversión y el peligro. De hecho, asegura que estos turistas son cada vez más jóvenes, siendo corriente la visita de muchachos de 16 años.

Campaña británica

“Le pedí un encendedor a un tipo que estaba dos balcones más abajo. Cuando me lo lanzó me incliné para cogerlo y me caí”. Son las palabras de Jake Evans, un joven de Liverpool que en mayo de 2011 se precipitó desde un séptimo piso del Hotel Terranova, en Magaluf, mientras estaba bajo los efectos del alcohol. La fortuna quiso que una hamaca amortiguara los 30 metros de caída y pudiera vivir para contarlo. En el accidente, el chico de 18 años tropezó con la barandilla de cada terraza, fracturándose el cráneo y varios huesos del cuerpo, entre múltiples contusiones.

La Foreign Office y la asociación de agencias de viajes británica, conscientes de que este año son ya trece personas las afectadas por el balconing -entre ellas los  tres muertos en Magaluf-, han convertido a Jake en la imagen de una campaña de sensibilización para que los jóvenes tomen conciencia en sus noches de desenfreno.

 “Aún no puedo creer que esté vivo, los médicos dicen que es un milagro”, afirmó a The Sun en el hospital, poco después del suceso. Ya sin cicatrices en la cara, en el vídeo explica cómo un año más tarde todavía arrastra secuelas en la espalda, las rodillas y en los dedos de las manos.

Contento de seguir con vida, asegura que su accidente sirvió de lección para sus amigos, y hoy pide a todos los jóvenes actuar con responsabilidad.

Ante este problema, toda política es poca con tal de reducir la cifra de víctimas. Algunos hoteles están tomando medidas y han ampliado la altura de las barandillas por encima de la altura exigida, o han retranqueado las barandillas hacia el interior, según informan a El Confidencial las autoridades baleares.

El Ayuntamiento de Lloret de Mar, en Girona, aprobó en febrero sanciones de hasta 1.500 euros a los que practiquen balconing. La norma no impidió que en esta misma localidad falleciera en junio otro turista de 19 años, esta vez un alemán que cayó desde un séptimo piso al intentar cambiarse de balcón.

Tomar impulso para saltar a una piscina parece fácil, pero no lo es tanto si se hace desde un balcón a gran altura. Podemos verlo de múltiples formas en Youtube, donde jóvenes turistas cuelgan su particular desafío a la gravedad, principalmente en hoteles donde terminan la fiesta tras una noche de excesos. Una arriesgada ‘hazaña’ que muchas veces termina en tragedia.