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Ferran Adrià, la receta del éxito en tela de juicio
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DENUNCIADO POR LA FAMILIA DE SU MECENAS

Ferran Adrià, la receta del éxito en tela de juicio

Decir El Bulli es decir Ferran Adrià. Juntos, restaurante -actualmente en plena reconversión hacia una fundación privada sin ánimo de lucro- y cocinero han formado durante

Foto: Ferran Adrià, la receta del éxito en tela de juicio
Ferran Adrià, la receta del éxito en tela de juicio

Decir El Bulli es decir Ferran Adrià. Juntos, restaurante -actualmente en plena reconversión hacia una fundación privada sin ánimo de lucro- y cocinero han formado durante los últimos años un binomio insuperable en el mundo de la gastronomía. Su historia, como todas, tiene un principio y es precisamente esto, el punto de partida, lo que el chef catalán deberá explicar ante el juez.

Los hijos de Miquel Horta, mecenas de El Bulli, consideran que Adrià y su socio, Julio Soler, compraron las acciones de su padre a un precio “irrisorio”. Pero los herederos del filántropo y multimillonario catalán van un paso más allá: acusan a Adrià y Soler de aprovecharse de la enfermedad mental de su padre para comprar su parte del restaurante por un valor inferior al real. El juicio se celebrará los días 29, 30 y 31 de octubre en el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Barcelona.

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"Estoy muy orgulloso. Son unos genios y lo raro es que son encantadores. Con ellos iría a cualquier parte". Así definía Horta su vínculo con Adrià y su socio. Una relación exquisita que nació cuando el hijo del fundador de Nenuco entregó 120 millones de pesetas a cambio del 20% de las acciones y les abrió las puertas de nuevos clientes, empresarios y políticos catalanes que corrieron la voz sobre lo que se cocía en Cala Montjoi, germen de El Bulli. Sin embargo, después de cuatro años de pleitos, el próximo otoño los hijos de Horta esperan demostrar que Adrià “pagó entre 15 y 20 veces menos de lo que correspondía” y, por tanto, que se anule la compraventa de El Bulli

Hasta que se descubra si ésta es una historia con final feliz o no, el que es considerado por muchos un artista de la cocina, mantiene la calma y prefiere no opinar. “No es mi papel. Hoy la cocina es un asunto socioeconómico que mueve miles de millones de euros. Estos ataques tan duros contra la cocina española tienen sentido en esa guerra por estar arriba. Yo soy un icono de la cocina. Ya no hablamos de si te gusta más el pil-pil o la ensalada de pil-pil. Estar en lo alto es producir dinero para un país”, reflexionaba Adrià.

Embajador de la marca España 

Sus declaraciones hacen referencia a los miles de turistas que vienen a España atraídos por su gastronomía. Un sector del que Adrià y El Bulli fueron los reyes durante cuatro años consecutivos (2006-2009) al ser el restaurante elegido “el mejor del mundo” por la revista The Restaurant Magazine, tras la valoración de 500 críticos, cocineros y gourmets de todo el mundo.

Adrià se empeña en destacar en cada entrevista que, en contra de lo que la gente pueda creer, no es "millonario", vive "una vida normal en una casa normal", no tiene hijos y sí “un coche pequeño y ninguna ambición”, pero lo que no puede negar es su relevancia internacional. Ésta fue la que le convirtió en embajador de la marca España en 2010, nombramiento que le llevó a recorrer Asia y América con el objetivo de consolidar el liderazgo español en el turismo vacacional y diversificar la demanda turística.

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Pero la crisis lo es para todos y, pese a despedirse con la lista de espera completa y tres estrellas Michelin en la puerta de su restaurante, unas “pérdidas de medio millón de euros al año” fueron la antesala del cierre de El Bulli. Ahora, a la espera de que un juez decida si las raíces de la marca Adrià son legales, el vecino más ilustre de Hospitalet de Llobregat trabaja en un laboratorio de ideas en el que la libertad será la máxima norma: la Bulli Foundation.

Decir El Bulli es decir Ferran Adrià. Juntos, restaurante -actualmente en plena reconversión hacia una fundación privada sin ánimo de lucro- y cocinero han formado durante los últimos años un binomio insuperable en el mundo de la gastronomía. Su historia, como todas, tiene un principio y es precisamente esto, el punto de partida, lo que el chef catalán deberá explicar ante el juez.