El ‘modus operandi’ del presidente de Ryanair

Teatro. Michael O´Learly es puro teatro. El controvertido presidente de Ryanair es conocido por sus nunca políticamente correctas declaraciones y sus siempre mediáticas apariciones públicas. Le hemos visto dando ruedas de prensa vestido de torero y protagonizando él mismo los anuncios de la compañía. La última vez que acaparó minutos en los telediarios fue el pasado miércoles, durante la presentación de dos nuevas rutas desde el aeropuerto de Bilbao. Allí coincidió con los trabajadores de Spanair, que tras diez días de encierro en protesta por su situación, increparon a O´Learly después de que éste calificase de “buena noticia” la quiebra de la aerolínea española y se ofreciese a contratar a los empleados siempre y cuando abran una cuenta en Gibraltar y tributen en Irlanda.

Estas exigencias laborales han llevado a este empresario irlandés a los tribunales en varias ocasiones. Empleados franceses, italianos, españoles y belgas ya han denunciado su sometimiento al, poco favorable, derecho de Irlanda: 16,20 euros brutos por hora de vuelo efectivo (retrasos en tierra, averías, enfermedades, etc. no son remunerados), gastos de formación a cargo del personal y nada de cotizaciones a la Seguridad Social. Prácticas denunciadas por CC.OO. y que la compañía ha desmentido siempre.

Otro de los enfrentamientos más sonados con sus empleados fue el protagonizado con Morgan Fischer. Uno de los pilotos de la compañía, que respondió a la idea de su jefe de prescindir del copiloto en los vuelos de corta distancia, a través de una carta en el diario Finantial Times, en la que proponía sustituir a O´Learly por un asistente de vuelo en prácticas.

Las subvenciones empujan a Ryanair al liderato

Pese a sus cuestionables dotes de empresario, este irlandés ha convertido a la aerolínea que preside desde 1994 líder del tráfico aéreo en España, por encima de Iberia. Su secreto se resume en la leyenda urbana que circuló hace unos años por la Red:

El presidente de Ryanair, entra en un pub y pide una Guiness. “Un euro”, le dice el camarero. “¡Qué barato!”, piensa para sus adentros mientras deja la moneda encima de la barra. “Perdón, pero si no ha traído su propio vaso son dos euros más”, le advierte el dependiente. O’Leary saca refunfuñando las monedas, coge la jarra y se encamina hacia una de las mesas del local cuando la voz le interrumpe de nuevo: “Si se va a sentar, tendrá que añadir un extra de tres euros y, como no ha reservado asiento, deberá pagar otros dos euros más”. El ejecutivo irlandés, muy mosqueado, se acerca al dependiente y le espeta: “¡Esto es un abuso!, quiero hablar con el responsable del pub”. El camarero le sonríe: “Solo puede contactar por correo electrónico. Por cierto, si no va a lavar el vaso son dos euros más. Y, por favor, recójalo todo antes de marcharse”.

Brand-Publicity o publicidad gratuita de riesgo

O´Learly, el hombre que no coge vacaciones y que ha convertido su Mercedes en un taxi para poder circular por los carriles de autobús de Dublín es, además, el protagonista de muchas de las campañas de publicidad de su aerolínea. El objetivo es tener la mayor repercusión mediática posible al menor coste. Si puede ser gratis, mejor.

Tal es la ambición por ahorrar en marketing que la aerolínea llegó a utilizar, sin permiso, la imagen de la Reina doña Sofía, Berlusconi o Carla Bruni y Nicolas Sarkozy para sus anuncios, con el correspondiente enfado de todos. En el caso de los ‘dueños’ del Eliseo, denunciaron y  O'Leary fue obligado a pagar 60.000 euros a Sarkozy, una cantidad irrisoria si hubiera invertido dinero para alcanzar la misma repercusión mediante publicidad en medios de comunicación.

La indignación por este ‘modus operandi’ ha llegado a la sociedad, que cansada de Ryanair ha puesto en marcha una iniciativa a través de la plataforma actuable.es  en la que se pide al ministro de Industria, José Manuel Soria, que controle las subvenciones que se dan a la compañía y se les obligue a respetar a clientes y trabajadores.