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El Cristo de Mena ‘seduce’ a la infanta Elena
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MADRID SE ENTREGA A LA IMAGEN PROTECTORA DE LA LEGIÓN

El Cristo de Mena ‘seduce’ a la infanta Elena

Elena de Borbón llega de incógnito. Camuflada en un gorro rojo de peregrina, la Infanta espera una hora la salida del Cristo de Mena, el Cristo

Foto: El Cristo de Mena ‘seduce’ a la infanta Elena
El Cristo de Mena ‘seduce’ a la infanta Elena

Elena de Borbón llega de incógnito. Camuflada en un gorro rojo de peregrina, la Infanta espera una hora la salida del Cristo de Mena, el Cristo de la Buena Muerte de Málaga, el protector de la Legión. Es la 1.20 horas cuando la hija mayor del Rey da los primeros toques de campana de un trono que portan 200 hombres.

El fotógrafo Miguel Temprano le regala a la Infanta su medalla de la cofradía. “Señora, es un orgullo que usted la lleve”, “No, no puedo, muchas gracias”. Temprano insiste. Intercede el hermano mayor, Antonio González, que le impone la insignia delante de la imagen. En ese momento, Elena de Borbón ya es una cofrade. “No te extrañe que venga la próxima Semana Santa a Málaga”, apunta un compañero.

La Infanta, que lucía un bolso marrón, un reloj naranja en su muñeca derecha y unos pendientes de perla, hacía tiempo charlando con un grupo de amigos en una pequeña explanada situada frente al número 4 del Paseo de Recoletos. Muchos querían fotografiarla. Eso sí, los escoltas ya no estaban muy dispuestos. “Antes se ha hecho fotos sin problemas, pero en algún momento hay que parar. No es por usted ni por nadie”, suelta el guardaespaldas a un señor con traje.

El marido de Nuria es “amante” de la Legión y lleva seis años yendo cada Jueves Santo al desfile de las tropas en el puerto de Málaga, el traslado del Cristo al trono y luego a la procesión de seis horas por las calles de la ciudad. Nuria se hace la valiente y consigue regalar a la Infanta una pulsera de la Virgen de la Almudena.

Elena de Borbón se hace cada más popular. Lo era como profesora de inglés en una escuela infantil de Madrid, como atestigua la madre del niño Ignacio Medina Merino. “Nos conocíamos de la guardería, se lo he recordado y enseguida ha caído”, relata Lorena Merino, la madre de Ignacio e hija de Luis Merino, exalcalde de Málaga bajo las siglas de UCD, que esta noche porta el Cristo de Mena.

En los minutos previos a la salida del primer turno –hay dos por la alta demanda para portar uno de los tronos más populares de la Semana de Málaga– José Manuel Díez Quintanilla, consejero delegado del grupo Intereconomía, charla con amigos y familiares. Ya está familiarizado con Mena y la Semana Santa, pero esta será su primera experiencia bajo el varal.

Quintanilla iba en el puesto B21. “Fue precioso aunque acabé agotado. Me fui a casa cuando llegó la procesión a la calle Ramales. La anécdota fue el comentario de un portador del trono en la cuesta de Gran Vía: ¡¡huele ya a pescaíto frito!”, relata a este diario vía correo electrónico.

En esos prolegómenos donde los cofrades se desean suerte y los nervios sacuden los cuerpos que están a punto de cargar sobre los hombres una media de 20 kilos por persona, por ahí también anda, vestida ya con su túnica –en este caso de mujer de trono– la abogada Adela Utrera. La tertuliana del programa Espejo Público de Antena 3 TV es congregante desde niña. Su padre, Cayetano Utrera, también ex alcalde, fue el anterior hermano mayor.

“Venga, quitaos el hábito”

Cuando el trono comienza a andar y suena el primer Novio de la Muerte el público arranca con grandes aplausos y vivas. También se agitan banderas del JMJ. No hay ni rastro de indignados. Algunos, unos 200, increparon a un grupo de hermanos de la Congregación de Mena cuando salían del Centro Cultural de los Ejércitos, también conocido como el Casino Militar (Gran Vía, 13) a las 23 horas.

“Venga, quitaos el hábito”, gritó uno. Se refería a la túnica de hombre de trono, blanca y con un peto negro identificativo de la Jornada Mundial de la Juventud. Los antidisturbios empezaron a intervenir, dispersando al grupo por la zona de Chueca para que no lograran abrirse camino en el cruce entre Alcalá y Gran Vía. “Nos hemos pegado un buen susto, pero menos mal que la Policía ha actuado muy rápido”, relata una congregante de 36 años que acompañó a la imagen con vestido oscuro y una vela blanca.

“Mira, yo al principio estaba muy de acuerdo con los indignados. Ya no son de izquierdas, son de extrema izquierda, anarquistas. Lo mejor es que no se hable de ellos. Arman ruido, pero son sólo 200”, explica un hermano de la cofradía de 40 años que ha organizado la procesión y el protocolo.

El segundo turno: destino Palacio Real

En el pasaje de las cajas de ahorros, lindante con el final de la calle Alcalá, el segundo turno de los hombres de trono de Mena espera la llegada de la imagen para reemplazar a sus compañeros. Quedan aún dos horas de recorrido. Se pasa por la Puerta del Sol, por la calle Arenal hasta desembocar en la Plaza de Ramales y luego en la calle Requena.

El trono va seguro de sí mismo, escoltado en todo momento por la banda de música de la Legión que interpreta el Novio de la Muerte. También por un grupo de jóvenes franceses, malagueños desplazados a Madrid y hasta por una joven asiática que va sola desde Sol hasta el final del recorrido y que mira curiosa

Elena de Borbón llega de incógnito. Camuflada en un gorro rojo de peregrina, la Infanta espera una hora la salida del Cristo de Mena, el Cristo de la Buena Muerte de Málaga, el protector de la Legión. Es la 1.20 horas cuando la hija mayor del Rey da los primeros toques de campana de un trono que portan 200 hombres.

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