La caída en picado del precio del aceite de oliva dispara las exportaciones

¿Qué sector puede presumir de vender ahora más que antes? Las exportaciones de aceite de oliva español han crecido en 2010 en 5.000 toneladas (810.000 frente a las 805.000 de la pasada campaña 2009/10), según datos de la Agencia para el Aceite de Oliva facilitados a El Confidencial. Este récord se explica por varias claves: la calidad del producto, la paridad euro-dólar y el aumento de consumo de países emergentes. Eso sí, no es oro verde todo lo que reluce…

El precio del aceite de oliva continúa cayendo en picado. El virgen extra verde está en 1,82 euros el kilo. Los productores piensan que para ser rentable debería situarse en 2,30 euros. “Habría que exigir un precio mínimo y el problema es que si lo subimos a dos euros se irán a otro competidor, por eso en parte es culpa nuestra”, explica a este diario Ildefonso Martínez, agricultor de Arjona (Jaén). El agricultor pierde una media de 210 euros por hectárea.

Martínez ofrece otra idea: la agrupación de almazaras (2.000 en España, 1.500 en Andalucía) para brindar un precio competitivo a los clientes. Los suyos ya no gastan pasaporte hispano: vende a Alemania, Austria, Bélgica, Holanda, Irlanda y Reino Unido. El año pasado consiguió colocar en el extranjero 40.000 kilos de aceite.

Para José Vázquez, técnico especialista en olivar de Asaja, el agricultor está descapitalizado, sin financiación para aguantar mucho más. “Se está vendiendo más aceite que el que se produce, en Italia y Francia el precio es más elevado y, aunque somos el primer país productor del mundo, esas diferencias de medio euro son inconcebibles”, denuncia Vázquez a El Confidencial.

Los olivareros siguen presionando a la Junta de Andalucía y al Gobierno para que la Unión Europea apruebe el almacenamiento privado. Este elemento beneficiaría al sector, pero unos “precios obsoletos” que se remontan a 1993 (durante una semana 1,77 euros el kilo para el aceite oliva virgen y 1,60 euros para el aceite lampante) invalidan la operación.

Bruselas también admite el almacenamiento cuando se producen graves perturbaciones de mercado. Si la Administración reconoce que el precio está en 1,40 euros y encima las grandes distribuidoras venden a precio por debajo de coste con tal de ofrecer el resto de su producto, el escenario no puede ser más claro: acaba afectando al eslabón más débil, al agricultor. “No podrán seguir así: tendrá que arrancar los olivos”, remata el técnico de Asaja.