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La Tabacalera, corazón madrileño de la autogestión
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LA ANTIGUA FÁBRICA SE HA CONVERTIDO EN UN CENTRO DE CREACIÓN ARTÍSTICA

La Tabacalera, corazón madrileño de la autogestión

“- Disculpe, ¿cuándo empieza aquí la subversión?.-Pues yo diría que depende de ti chaval…”Éste es uno de los diálogos incluidos en los carteles que adornan el

Foto: La Tabacalera, corazón madrileño de la autogestión
La Tabacalera, corazón madrileño de la autogestión

“- Disculpe, ¿cuándo empieza aquí la subversión?.
-Pues yo diría que depende de ti chaval…”

Éste es uno de los diálogos incluidos en los carteles que adornan el antiguo edificio de la Tabacalera de Madrid, que desde el pasado junio se ha transformado en un centro socio-cultural hecho por y para los ciudadanos. La viñeta resume de forma muy eficaz la filosofía del lugar, que se anuncia como un centro social autogestionado.

Diego, que trabaja en el mundo del teatro, también aporta un buen eslogan del funcionamiento de la nueva Tabacalera: “Tú llegas y coges la escoba”. Efectivamente la idea es que todo aquel que tenga un proyecto relacionado con la cultura en la cabeza y necesite un lugar para desarrollarlo, venga y lo haga. Sólo son necesarias tres premisas: gratuidad (el público no paga por las actividades y los implicados no cobran), copyleft (marcando tendencia hacia la cultura libre) y cooperación (limpia el espacio que utilices).

Y parece ser que esta idea de la cultura autónoma ha calado en los madrileños, ya que, desde que abrió el Centro Social Autogestionado (CSA) de la Tabacalera el pasado 12 de junio, han sido multitud de inquietos los que se han pasado por allí a coger su escoba y ponerse a barrer.

Gracias a todas estas iniciativas individuales que en este peculiar espacio devienen en colectivas, este otoño llega plagado de nuevas propuestas que desde la Glorieta de Embajadores enriquecen la oferta cultural de la capital.

Para empezar, desde el 21 de agosto se puede visitar en la cafetería del edificio la exposición fotográfica ‘Antropología urgente CP 28012’, de Sihaya Buisán, una muestra que profundiza en la configuración cultural del barrio Lavapiés, de ahí el código postal. También se celebra cíclicamente el ciclo de cine ‘De La Tabacalera a la Luna’, con sonorización de los filmes en directo. Además hay multitud de talleres de varias disciplinas, como de cartelería, yoga,  defensa personal, cine, costura, pintura, escultura, bicicletas, teatro, danza, skate, o  informática, entre otros.

Marcos, por ejemplo, se presentó el pasado miércoles en el bar y le dijo a quien le servía una caña: “Oye, que quiero montar un taller de fotografía digital”. Por su cuenta y riesgo, pero bajo el paraguas del CSA, el próximo mes pondrá en marcha un curso para iniciados en esta disciplina que completará el programa de fotografía, que ya cuenta con un taller de revelado y otro de blanco y negro. “Me apetecía hacer algo así pero no sabía dónde, creo que aquí podemos montar un taller teórico práctico muy chulo. Además las instalaciones se prestan a la fotografía”, comenta.

Algo parecido hizo el colectivo artístico Plató Transfiguart cuando se presentó allí con la idea de celebrar un happening. Será el próximo 30 de septiembre y contará con artistas de todas las disciplinas. Y en esta misma línea han nacido decenas de historias que al final toman forma en las naves de la antigua fábrica de Tabacos de Lavapiés.

No es una okupación

Un Tal Iván, representante de la organización y veterano de los movimientos sociales y vecinales de Lavapiés, explica que el CSA La Tabacalera surge tras una invitación del Ministerio de Cultura. Es decir, no es una okupación cultural, como se ha dicho repetidas veces en muchos medios. Los colectivos del barrio llevaban años pidiendo que se les cediera el espacio de la fábrica para usarlo como centro social y cultural, favor que se les había negado hasta este año. Cuando el Ministerio decidió que el enorme edificio de Embajadores sería el futuro Museo de las Artes Visuales pensó que, hasta que se construyera, podría darse salida a esa petición.

Por eso el CSA La Tabacalera ha nacido ya con fecha de caducidad. De momento parece que será febrero, aunque las negociaciones siguen su curso y los habitantes de la fábrica dicen que, a lo mejor, les dejan seguir en una parte del edificio mientras se va rehabilitando la otra. Pero sólo son rumores, nadie en La Tabacalera parece saber a ciencia cierta qué pasará con el proyecto cuando lleguen las máquinas a poner en marcha el futuro Museo de Artes Visuales. Tampoco parece importarles demasiado, como dice ese Tal Iván, “lo importante es que lo está pasando y lo que hemos hecho hasta ahora”.

“Queremos recuperar la idea del edificio como fábrica, buscamos sinergias entre lo artístico, lo político, lo social y lo, digamos, artesano”, explica. “Todo lo que se hace aquí se hace por amor al arte, no hay subvenciones ni sueldos”, añade.

La organización explica en su web que el proyecto “podría parecer una apuesta radicalmente experimental y por ello arriesgada, si no fuera porque estamos en Madrid, donde en los últimos veinte años se ha desarrollado un tejido asociativo y de producción artística y cultural muy vinculado a los espacios autogestionados”. En clara referencia a otros proyectos similares como el clausurado Laboratorio o el trasladado Patio Maravillas (ambos surgidos del movimiento okupa), La Tabacalera se sube al tren que pusieron en marcha y continúa con su filosofía, esta vez, con la venia ministerial. Y esto es así hasta tal punto que, como explica el Tal Iván, por la Tabacalera pululan “muchos dobles militantes”. La cooperación se extiende fuera de los muros de la fábrica y llega hasta otros movimientos sociales de la ciudad.

En fin, podrían rellenarse páginas y páginas sobre el proyecto y las innumerables actividades que se cruzan en este no-lugar de la cultura española, pero es mucho mejor pasarse por allí y experimentarlas por uno mismo. O, mucho mejor, ir y coger la escoba.

“- Disculpe, ¿cuándo empieza aquí la subversión?.
-Pues yo diría que depende de ti chaval…”