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Las cloacas del Estado polaco: ¿cómo un Gobierno corrupto puede ser tan popular?
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UN VERGEL DE CORRUPTOS

Las cloacas del Estado polaco: ¿cómo un Gobierno corrupto puede ser tan popular?

A falta de un mes para las elecciones, el partido de Gobierno PiS enfrenta numerosos escándalos de corrupción, pero no hacen mella en los sondeos

Foto: Un hombre sujeta una bandera de la Unión Europea debajo de una gigantesca bandera polaca. (Reuters)
Un hombre sujeta una bandera de la Unión Europea debajo de una gigantesca bandera polaca. (Reuters)

Ya lo dijo el siete veces primer ministro italiano Giulio Andreotti: el poder no desgasta, lo que desgasta es no tenerlo. En los últimos meses, el PiS, el partido populista que gobierna Polonia, ha visto cómo se destapan varios casos de corrupción y abusos de poder que afectan a sus principales líderes y que harían tambalearse al ejecutivo de cualquier país. Sin embargo, y a pesar de tener el camino a las próximas elecciones generales (el 13 de octubre) plagado de cloacas abiertas, las encuestas demuestran que todo ello le importa muy poco a sus votantes.

Seis días antes de los últimos comicios europeos, el principal diario polaco, Gazeta Wyborcza, publicaba que el primer ministro Mateusz Morawiecki había comprado, gracias a la información que le dio en 2002 el cardenal de Wrocław, unas tierras por 170.000 euros. En la actualidad, esos terrenos tienen un valor de mercado 100 veces superior y su propiedad, al igual que otros negocios y propiedades acumulados por el jefe del ejecutivo polaco, ha sido transferida a su esposa para poder aparecer “limpio”. La publicación de la historia no hizo mella en los resultados del PiS, que aumentó su representación en Bruselas de 19 a 27 diputados.

A principios de este año, Jarosław Kaczynski, el hombre que dirige con mano de hierro el partido gubernamental PiS, cuyas siglas significan Partido Ley y Justicia, fue grabado en una conversación que mezclaba negocios con política y en la que aseguraba a un magnate austriaco que podía facilitar la construcción de dos rascacielos en Varsovia por un valor de 400 millones de euros.

Foto: Protesta por el caso de Alexandra en Bucarest. (EFE)

Kaczynski, que cultiva una imagen de austeridad -hasta el punto de no haber tenido cuenta bancaria durante décadas y vivir en casa de su madre hasta el día de hoy-, aseguraba en la conversación que podía “influenciar” al consejo de administración de la empresa Srebrna para hacerse cargo del proyecto. Srebrna pertenece a una fundación en la que Kaczynski supuestamente no es más que un miembro más del panel de supervisores. En teoría, son la secretaria y el chófer de Kaczynski, entre otros, quienes dirigen la empresa. Pero en la práctica, como demostraron las cintas, nada se lleva a cabo sin su consentimiento.

En cualquier caso, el líder del PiS, quien aseguró que “nadie se mete en política por el dinero” y declaró tener menos de 4.000 euros en el banco, se destapó como un hombre ambicioso que se mueve como pez en el agua en el mundo de las grandes inversiones, alguien muy distinto al personaje modesto y ahorrador que pretende ser frente a sus votantes.

Nuevo paraíso de la corrupción

Según un informe del Índice de Transparencia Internacional publicado en 2018, Polonia es hoy un país mucho más corrupto que en 2015, cuando el PiS ganó las elecciones. De los 30 puntos negativos de aquel año se ha pasado a los 36 de 2017 y 2018, y la consultora anti corrupción GAN, que analiza la situación para los negocios en distintos países, dice que “la corrupción es un problema para llevar a cabo negocios” en Polonia, siendo especialmente arriesgadas las “gestiones con los organismos públicos, la justicia y la administración de inmuebles”. “El Gobierno”, concluye, “no hace lo suficiente para castigar estas prácticas” y los políticos “se involucran en estas actividades con impunidad”.

En marzo, un diputado del PiS publicaba en las redes sociales fotos en las que él y su familia volaban en un jet del Ejército del Aire en un viaje no oficial. Aunque las fotos fueron borradas rápidamente, una investigación reveló que el portavoz del Parlamento había estado usando no sólo aviones sin también helicópteros y limusinas para viajar cada fin de semana a su ciudad natal desde Varsovia, invitando en muchas ocasiones a diputados y a sus familias.

Uno de los diputados aseguró que en una ocasión se trataba de una “emergencia”, ya que debía traer cuanto antes un medicamento para su esposa. Pero el laboratorio que fabricaba la medicina mencionada por el diputado del PiS dijo que hacía tiempo que no se fabricaba tal producto. Cuando la investigación puso al descubierto la magnitud del abuso (decenas de viajes en fines de semana y vacaciones), el portavoz, Marek Kuchinski, tuvo que dimitir y accedió a abonar los gastos de su uso arbitrario de medios públicos.

Foto: Imagen de archivo de una protesta antigay en Varsovia. (Reuters)

Sin embargo, fue él mismo quien estimó que tales gastos ascendían a solo 3.500 euros que ni siquiera restituyó a las arcas públicas, sino que donó a Cáritas. Los cálculos de Kuchinski contabilizaban el “precio” de cada viaje con arreglo al precio de un solo billete de avión en clase turista en vuelos comerciales y descontando la diferencia con el coste de los vuelos oficiales. Una sola hora de vuelo en un jet privado como los usados por Kuchinski cuesta 800 euros.

Una Justicia a su servicio

Varsovia mantiene desde hace tiempo un pulso con la Unión Europea por su intento de controlar el poder judicial con una reforma que permitiría al gobierno destituir a los jueces y nombrar a otros más dóciles. Cuando aún no se había calmado la polémica sobre el asunto de los jets de Kuchinski, un nuevo escándalo ha demostrado lo lejos que el gobierno polaco puede llegar para conseguir sus fines: el mismísimo ministro de Justicia facilitó direcciones y números de teléfonos de jueces “rebeldes” y de sus hijos a una mujer que se encargaba de coordinar campañas de descrédito en internet contra dichos jueces. Junto a las instrucciones sobre cuándo, cómo y contra quién actuar, la red de “trolls” comandada por una tal “Emi” difundía rumores sobre supuestas amantes y asuntos personales de los jueces para ensuciar su imagen.

El abogado de “Emi” ha adelantado que dispone de “miles de páginas” de correspondencia entre su cliente y “gente del ministerio” y entre otras cosas se sabe que el ministro le envió la estatuilla de un húsar alado (un motivo patriótico típico de Polonia”, con la inscripción “actuaste como debías”, una frase que evoca las palabras de una heroína del Levantamiento de Varsovia de 1944. El día que una delegación de la oposición acudió al ministerio para recibir copias electrónicas de los mensajes relacionados con este caso, el ministro les despachó diciendo que tal cosa no era posible debido a “problemas técnicos”.

Cuando el jefe del partido en el gobierno, el primer ministro, el de interior y el portavoz del Parlamento se ven envueltos en actividades dudosas y quedan solo siete semanas para las elecciones, es hora de recurrir a la propaganda institucional. Y eso es lo que ha hecho el gobierno, que acostumbra a usar a la televisión pública como una extensión del departamento de prensa del PiS.

Foto: Protesta de un grupo polaco antiinmigrante. (Reuters)
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Miguel Á. Gayo Macías. Cracovia

La TVP mantiene un tono tan complaciente con el gobierno que sus informativos suelen incluir a diario una pieza con titulares como “la oposición y su estrategia de mentiras”, “el PiS garantiza el crecimiento en la riqueza de los polacos”, “el mandato del PiS es un buen momento para Polonia” o “perdieron las elecciones y ahora quieren una guerra civil”. Cuando la campaña electoral está a la vuelta de la esquina, el ente público, al que la ley obliga a ser imparcial y es la principal o única fuente de noticias para millones de polacos, silencia la información que puede perjudicar al gobierno y difunde en su lugar piezas musicales con imágenes de Kaczynski besando a niños en un mitin o la bandera polaca ondeando.

Dianas favoritas

Una de las dianas favoritas es Donald Tusk, quien gobernó el país entre 2007 y 2014 y actualmente preside el Consejo Europeo de la UE. El odio que le profesa el PiS es tan furibundo que cuando Morawiecki iba a visitar el Parlamento Europeo en octubre del año pasado, el embajador polaco para la Unión Europea desatornilló personalmente una placa colocada en aquel edificio porque en ella aparecía el nombre de Tusk.

Para tratar de distraer la atención sobre la lluvia de escándalos que está acribillando al PiS, Kaczynski publicó datos sobre el número de vuelos oficiales de Tusk durante su mandato, que en casi siete años sumaron 281 viajes (3,4 de media mensual). Lo que no reveló el líder populista fue que Beata Szydlo hizo 77 vuelos similares en sus dos años escasos de 'premier' (una media de 3,3 por mes). Por otro lado, la ex primera ministra fue multada hace pocos días y perdió seis puntos de su carnet de conducir al provocar un accidente de tráfico en el centro de Cracovia alrededor de medianoche.

Con todo, las encuestas publicadas tras esta ristra de escándalos revelan que para muchos votantes el comportamiento de sus gobernantes no afecta a su intención de voto: mientras que el PiS solo ha rebajado un 5% sus expectativas, la oposición repunta un 3% escaso. Si se dieran estos resultados en las urnas, el PiS renovaría su mandato, aunque la mayoría absoluta estaría pendiente de un hilo por la inclusión de otras formaciones en el Sejm, el parlamento polaco. Si algunas formaciones consiguen el 5% de votos necesario para obtener representación en el congreso, la redistribución de escaños podría privar al actual gobierno de una nueva mayoría absoluta con la que, han anunciado, intentarían retomar la polémica reforma judicial, cambiar la ley electoral y la constitución.

Ya lo dijo el siete veces primer ministro italiano Giulio Andreotti: el poder no desgasta, lo que desgasta es no tenerlo. En los últimos meses, el PiS, el partido populista que gobierna Polonia, ha visto cómo se destapan varios casos de corrupción y abusos de poder que afectan a sus principales líderes y que harían tambalearse al ejecutivo de cualquier país. Sin embargo, y a pesar de tener el camino a las próximas elecciones generales (el 13 de octubre) plagado de cloacas abiertas, las encuestas demuestran que todo ello le importa muy poco a sus votantes.

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