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La maniobra de la oposición alemana para legalizar por sorpresa el matrimonio gay
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SERÁ APROBADO MAÑANA, SALVO SORPRESAS

La maniobra de la oposición alemana para legalizar por sorpresa el matrimonio gay

Los socialdemócratas aprovechan unas palabras de la canciller Merkel para tratar de arrinconarla forzando una votación a la que los conservadores se han opuesto desde hace tiempo

Foto: Manifestantes pintados con los colores del arcoiris enarbolan una pancarta que dice "Matrimonio para todos", en Frankfurt, el 18 de julio de 2015. (EFE)
Manifestantes pintados con los colores del arcoiris enarbolan una pancarta que dice "Matrimonio para todos", en Frankfurt, el 18 de julio de 2015. (EFE)

Este viernes, coincidiendo con la semana del World Pride, el Bundestag va a aprobar una de las mayores reivindicaciones del colectivo LGTB. El Parlamento alemán va a votar y, salvo sorpresa de última hora, legalizar el matrimonio homosexual. La votación, que marcará un antes y un después para miles de parejas en el país, llega como resultado de una compleja concatenación de acciones que sólo pueden comprenderse en el contexto de precampaña electoral que se vive en Alemania de cara a los comicios generales previstos para el 24 de septiembre.

El lugar era de lo más insospechado para escenificar un órdago político. La canciller alemana se encontraba en el escenario del teatro Maxim Gorki para una entrevista con las responsables de la revista Brigitte. Tradicionalmente la publicación organiza este tipo de encuentros con los candidatos de los principales políticos antes de las elecciones, pero para ahondar en su lado más humano. De hecho, Merkel confesó que en Bruselas siempre pasa la noche en la misma habitación del mismo hotel, que revisa que las copas estén limpias cuando tiene invitados a cenar o que le preguntó a Donald Trump que por qué se había negado a darle la mano. Pero esta vez fue distinto.

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron. (EFE)
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Cuando abrieron los micrófonos al público, un joven se levantó y preguntó a la canciller si, pese a los posicionamientos del resto de partidos a favor del matrimonio homosexual, ella iba a seguir oponiéndose de forma taxativa. Entonces llegó la bomba. Tras decir que con cuestiones tan sensibles no se puede hacer electoralismo y que tomaba nota de la postura a favor del matrimonio homosexual del resto de formaciones políticas agregó que la cuestión era compleja, que la cuestión de la adopción ya no era para ella una barrera, y que, a su juicio, la decisión debería ser "una cuestión de conciencia" y no algo que se pudiera decidir "por mayoría".

La frase no surgía de la nada. Dos días antes el candidato socialdemócrata a la Cancillería, Martin Schulz, había asegurado, al presentar su programa electoral, que la aprobación del matrimonio homosexual iba a ser para su partido una "condición indispensable" para entrar en cualquier coalición de gobierno tras las elecciones. Y no eran los únicos que se habían posicionado de esta forma. La semana anterior Los Verdes también lo habían puesto como requisito indispensable. Y el secretario general del Partido Liberal (FDP), Christian Lindner, acababa de anunciar que iba a proponerle exactamente lo mismo a la dirección del partido. Para La Izquierda ésta era una reclamación antigua.

Así que en un país en el que nunca ha gobernado un partido en solitario desde la II Guerra Mundial, todos los posibles socios del bloque de Merkel, la Unión Cristianodemócrata y su hermana bávara la Unión Socialcristiana (CDU/CSU), estaban poniendo el matrimonio homosexual como condición para formar una coalición. Estaban poniendo a la canciller entre la espada y la pared, evidenciando las diferencias de criterio dentro de los conservadores y su soledad en el parlamento, además de cargando un arma con potencial para la campaña.

placeholder La canciller Merkel durante el acto organizado por la revista 'Brigitte', el 26 de junio de 2017. (EFE)
La canciller Merkel durante el acto organizado por la revista 'Brigitte', el 26 de junio de 2017. (EFE)

"Decisión de conciencia"

Las palabras de Merkel en el Maxim Gorki aceleraron los acontecimientos. A la mañana siguiente, Schulz recogía el guante y aseguraba que, si la canciller daba libertad de voto a su correligionarios (que son quienes han bloqueado esta cuestión hasta en 83 ocasiones en el parlamento desde 2005), el Partido Socialdemócrata (SPD) le pondría las cosas fáciles. Su partido iba a forzar un voto en el Bundestag sobre el matrimonio homosexual. "Merkel hizo ayer un movimiento y ahora le tomamos la palabra", afirmó Schulz que, ironicamente agregó: "No queremos representar un obstáculo para esta decisión de conciencia".

Los conservadores se revolvieron con el movimiento socialdemócrata. Su portavoz en el grupo parlamentario, Volker Kauder, habló de "quiebra de la confianza" dentro de la gran coalición que gobierna en Berlín. A su juicio, el SPD no podía presentar esa propuesta en el Bundestag sin haberlo acordado previamente con ellos. Pero poco después Merkel aseguró a sus diputados que, si se celebraba esa votación, iba a permitir que votasen en conciencia (técnicamente en Alemania no hay disciplina de voto, pero es habitual que cada grupo parlamentario vote en bloque).

Foto: El presidente de Francia, Emmanuel Macron, habla con la canciller Merkel durante la cumbre del G-7, en Taormina. (Reuters)

Entre los conservadores hay opiniones para todos los gustos. El exministro Peter Ramsauer, de la CSU, aseguró esta semana en declaraciones al "Rheinische Post" que "no quería ese tema en absoluto en el Bundestag". "Alemania tiene otros problemas bien distintos", argumentó el político bávaro, que consideró que, su aprobación supondría "destrozar los últimos valores conservadores".

En el otro extremo se situaron los miembros del colectivo Gays y Lesbianas de la Unión (LSU), un grupo de políticos y diputados de la CDU que no sólo defienden los derechos de la comunidad LGBT en Alemania y en su partido, sino que son ellos mismos homosexuales. La estrella emergente del partido conservador Jens Spahn, también gay, subrayó en la televisión pública "ARD" que la aprobación del matrimonio homosexual en el Bundestag sería "hacer valores vivibles" como la "conexión" entre "personas" (y no entre un hombre y una mujer) y fomentaría la "tolerancia".

placeholder Activistas por el matrimonio homosexual protestan contra la CDU en Berlín, en junio de 2013. (Reuters)
Activistas por el matrimonio homosexual protestan contra la CDU en Berlín, en junio de 2013. (Reuters)

Apoyo mayoritario en la calle

La Asociación de Lesbianas y Gays de Alemania (LSVD) ha celebrado el triunfo de la "razón" tras 25 años de "lucha" para lograr el matrimonio homosexual en el país más poblado de Europa. El colectivo aplaudió el cambio de postura de Merkel "tras 15 años de bloqueo" de la cuestión por parte de su partido y destacó que se trata sólo de cumplir con la constitución y equiparar a todas las personas con los mismos derechos. Para el viernes han convocado multitud de actos en las principales ciudades de Alemania.

Pese al rifirrafe político, la sociedad alemana en términos generales hace tiempo que ha asumido como parte de su normalidad la presencia activa del colectivo LGBT. El respeto y la tolerancia son la norma en las grandes ciudades, salvo incidentes aislados. Según las últimas encuestas, alrededor del 66 % de los alemanes está a favor del matrimonio homosexual.

Foto: Activistas medioambientales protestan contra RWE ante su junta de accionistas, en Essen, Alemania. (Reuters) Opinión

Las consecuencias del movimiento de Merkel son difíciles de calibrar antes de que se asiente el polvo levantado por la refriega política. Por un lado han quedado en evidencia las diferencias internas de los conservadores en torno a esta cuestión, pero por otro lado la canciller ha desactivado en una semana uno de los elementos que más problemas podría haberle dado durante la campaña electoral y después, porque según todas las encuestas su partido va a ser, con diferencia, el más votado. Además, es una posición con amplio respaldo popular.

El SPD, el segundo partido en intención de voto, ha atacado en uno de los escasos puntos débiles de la canciller, esperando hacer daño, pero se ha quedado sin arma arrojadiza para la campaña. A cambio ha demostrado su capacidad para cambiar las leyes y sacar adelante su agenda desmarcándose de los conservadores, con quien conforma la gran coalición, y uniéndose a Los Verdes y a La Izquierda (que son quienes van a votar "sí" mañana en el Bundestag). Un guiño, si dan los números, a lo que podría pasar en septiembre.

Este viernes, coincidiendo con la semana del World Pride, el Bundestag va a aprobar una de las mayores reivindicaciones del colectivo LGTB. El Parlamento alemán va a votar y, salvo sorpresa de última hora, legalizar el matrimonio homosexual. La votación, que marcará un antes y un después para miles de parejas en el país, llega como resultado de una compleja concatenación de acciones que sólo pueden comprenderse en el contexto de precampaña electoral que se vive en Alemania de cara a los comicios generales previstos para el 24 de septiembre.

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