Macron remodela su Gobierno con figuras poco conocidas, forzado por las dimisiones

A Emmanuel Macron le ha estallado en plena cara su plan de moralización de la vida pública. Ya son cuatro los ministros de su primer Gobierno que han debido abandonar por la puerta de atrás por estar supuestamente implicados en prácticas que ya son objeto de una investigación judicial. El último bombazo se producia esta mañama, cuando el Ministro de Justicia, François Bayrou, el encargado de moralizar la vida pública y recuperar la confianza del ciudadano en las instituiciones políticas, anunciaba su salida del gabinete.

El presidente del MoDem, (Movimiento Demócrata), el partido centrista-católico que se alió con Macron, precedía así a su mano derecha en la formación y actual Ministra para Asuntos europeos, Marielle de Sarnez. Solo un día antes, la responsable de la Defensa ("Ministerio de los Ejercitos"), Sylvie Goulard, otra figura del MoDem, expresó su decisión de dejar el cargo. Argumentó que prefería no seguir en el Gobierno mientras la Justicia hacia su trabajo.

Las sospechas sobre otros ministros continúan. Se investiga también a Bussines France, el organismo que preparó el viaje de Macron a Las Vegas

La situación era desde entonces insostenible. El Modem está investigado por haber desviado los sueldos de los asistentes de sus parlamentarios europeos para pagar a sus trabajadores en Francia. La figura del empleo ficticio de la que también se acusa al Frente Nacional de Marine Le Pen.

Macron ha suplido estas bajas con varias figuras relativamente desconocidas: la jurista Nicole Belloubet como recambio en Justicia, en sustitución de Bayrou; a Florence Parly en Defensa por Goulard, y a Nathalie Loiseau para sustituir en Europa a Sarnez. Además, en Agricultura, Stéphane Travert tomará el relevo de Jacques Mezard, que pasará a ser el nuevo ministro de Cohesión Territorial.

La remodelación gubernamental técnica que preparaba el nuevo presidente tras su victoria en las legislativas se ha convertido en una grave crisis debido precisamente a lo que Macron pretende evitar: los "affaires". La salida del Gobierno de los tres ministros del Modem sigue a la del Ministro de Cohesión Territorial, Richard Ferrand, que habría favorecido los negocios de su compañera cuando dirigía una mutua privada.

Y las sospechas sobre otros ministros continúan. Se investiga también a Bussines France, el organismo que preparó el viaje del entonces ministro-candidato Macron a Las Vegas, sin haber pasado por la oferta pública obligada. La ministra de Trabajo, Muriel Penicaud, era la Directora General de esa "Marca Francia" cuando se organizó el desplazamiento de Macron.

El escándalo ha sido aprovechado por la -débil- oposición al nuevo presidente. La derecha no puede ocultar una cierto placer tras haber visto a François Fillon eliminado por sus problemas con la Justicia. Mientras, en el Frente Nacional saborean el haber sido quienes desencadenaron las denuncias al MoDem.

Bayrou, de apoyo decisivo a aliado peligroso

Bayrou ha manifestado hoy en conferencia de prensa que ha sido víctima de una campaña anónima sin fundamento y que él y su partido son inocentes de las acusaciones que se le imputan. El ex ministro ha denunciado a los lobis que están preocupados por la moralización de la vida pública y ha tenido palabras muy duras contra las denuncias anónimas que, según él, recuerdan otros momentos oscuros de la historia de Francia, en una referencia a las denuncias durante la ocupación que sufrieron los ciudadanos judíos.

Bayrou ha asegurado que fué él el que pidió abandonar el gobierno "hace ya tres semanas" y que apoya y apoyará con todas sus fuerzas al Presidente Macron, a quien ha calificado como una suerte para Francia, europa y el mundo. En suma, afirma haberse sacrificado por el bien de su ley y del Presidente.

Para el presidente Macron, la salida del Ministro de Justicia evidencia un grave error a la hora de diseñar su equipo. Su acuerdo con Bayrou, no obstante, data de antes de las elecciones, cuando no estaba seguro de obtener la mayoría en la Asamblea. Bayrou era un apoyo decisivo en ese momento, pero también un aliado peligroso y nada maleable. En plena negociación para el reparto de escaños ya provocó una crisis para obtener más puestos. Macron aceptó. Ya en el Gobierno, cuando quiso presentar su "Plan de moralización" se negó a cambiar el nombre del mismo y sustituir el término "moralizacion" por "confianza", como le pidió el primer ministro.

Por eso, la primera crisis grave que padece el nuevo presidente tiene un aspecto positivo para él. Su partido tiene la mayoria absoluta en la Asamblea y no necesita los 42 escaños del MoDem. La salida de Bayrou representa un alivio, pues era el único miembro del Gabinete -y del entorno de Macron- en comportarse como un "independiente". Bayrou, además, no puede pasar por ser un represenante de la nueva política. Durante las más de tres décadas que lleva paseándose por el escenario político francés ha desempeñado cargos minsiteriales con la derecha o se ha 'vendido' como bisagra en ocasiones.

Emmanuel Macron debería presentar hoy su nuevo Gobierno. No puede volver a repetir un error en la selección de sus miembros y, además, debe encontrar nuevas ministras si quiere mantener la paridad que prometió.