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La estrategia de Trump para Afganistán: poner contra las cuerdas a Pakistán
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PARA ACABAR CON LOS 'REFUGIOS' PARA RADICALES

La estrategia de Trump para Afganistán: poner contra las cuerdas a Pakistán

EEUU baraja diversas acciones como aumentar los ataques con drones, retener las ayudas a Islamabad o degradar eventualmente el estatus de Pakistán como “aliado importante no-OTAN”

Foto: Fuerzas de Seguridad afganas toman posiciones durante combates con los talibán, en la provincia de Laghman, Afganistán. (Reuters)
Fuerzas de Seguridad afganas toman posiciones durante combates con los talibán, en la provincia de Laghman, Afganistán. (Reuters)

Ahora que EEUU baraja enviar un refuerzo de entre 3.000 y 5.000 soldados a Afganistán, la Administración Trump se prepara para endurecer su estrategia hacia Pakistán. El objetivo es acabar con las milicias radicales que desde sus 'refugios' en territorio pakistaní lanzan ataques en el país vecino. Según fuentes del Gobierno estadounidense citadas por la agencia Reuters, Washington baraja diversas acciones como aumentar los ataques con drones, redireccionar o retener las ayudas a Islamabad -la militar alcanza cientos de millones anuales- o degradar eventualmente el estatus de Pakistán como “aliado importante no-OTAN” (MNNA).

Varios responsables de la Administración Trump exponen su escepticismo sobre la eficacia de esta estrategia, argumentando que Washington lleva años intentando sin éxito acabar con el apoyo de Pakistán a grupos armados. Añaden que el fortalecimiento de las relaciones con India, archienemigo de Pakistán, minan los esfuerzos por lograr avances con Islamabad. Pero el debate sugiere una acción más firme de Washington para acabar con los 'refugios seguros' en Pakistán para estas milicias insurgentes, cuyas acciones han convertido la guerra de Afganistán en un enmarañado conflicto de difícil solución. La insurgencia talibán está resurgiendo frente a un Gobierno central que controla únicamente el 57% del país. Anoche, al menos ocho guardias de seguridad afganos de la base de Bagram, la principal instalación militar de EEUU en el país, murieron en una emboscada de los talibanes.

"Si no se aumenta la presión sobre Pakistán, el refuerzo de tropas no logrará su objetivo: obligar a los talibán a negociar la paz"

Desde estos 'refugios seguros', ubicados en las zonas tribales de Pakistán (FATA), grupos insurgentes vinculados a los talibán organizan sus ataques en Afganistán y se reagrupan después de las ofensivas terrestres.

Pese a conocer desde hace tiempo la existencia de estos 'paraísos' para la insurgencia, la Administración Trump ha puesto el foco en las relaciones con Islamabad, ahora que se diseña una estrategia regional que será presentada al presidente a mediados de julio. “Nunca hemos articulado completamente cuál es nuestra estrategia hacia Pakistán. El (nuevo) plan de acción especificará qué queremos exactamente de Pakistán”, señala un responsable del Gobierno bajo condición de anonimato. Otras fuentes de la Administración advierten sobre las divisiones en el Gobierno sobre cómo actuar ante Pakistán y plantean si la estrategia de 'palo y zanahoria' logrará que Islamabad cambie su comportamiento. Al final, dicen, Washington necesita un aliado en la zona, incluso aunque se trate de uno tan impredecible como Pakistán, que posee armas nucleares.

La situación de seguridad en Afganistán es hoy peor que nunca, incluso que antes de la intervención estadounidense de 2001. Washington está considerando enviar entre 3.000 y 5.000 tropas de refuerzo para ayudar en una guerra que dura ya 16 años. Se sumarían a los 8.400 efectivos desplegados en la actualidad. Los expertos aseguran que, si no se aumenta la presión sobre los grupos radicales presentes en Pakistán, el refuerzo de tropas estadounidenses no logrará su objetivo: combatir a los talibanes hasta obligarles a negociar un acuerdo de paz.

¿Es Pakistán un aliado?

Pakistán obtuvo el estatus de “aliado importante no-OTAN” en 2004, durante la presidencia de George W. Bush. Por aquel entonces, el gesto se interpretó como un reconocimiento a su importante papel en la guerra contra Al Qaeda y los insurgentes talibanes. Ahora, expertos en la región y miembros del Gobierno de EEUU se mofan del 'título' entregado a Islamabad. “Pakistán no es una aliado. No es Corea del Norte o Irán, pero no es un aliado”, declara Bruce Riedel, experto en Pakistán de la Brookings Institution, a la agencia Reuters.

“Pakistán no es una aliado de EEUU. No es Corea del Norte o Irán, pero no es un aliado”

Lisa Curtis, directora senior del Consejo Nacional de Seguridad para Asia Central, ha elaborado un informe -junto a Husain Haqqani, exembajador pakistaní en Washington- en el que recomiendan a la Administración Trump amenazar a Islamabad con revocar el estatus de “aliado importante no-OTAN” en un plazo de seis meses. “Considerar a Pakistán un aliado solo seguirá creando problemas para la nueva Administración, tal y como sucedió con la anterior”, señala el informe.

El creciente peligro que suponen los grupos insurgentes con base en Pakistán quedó patente a finales de mayo, cuando un devastador atentado dejó 90 muertos y 463 heridos en la zona diplomática de Kabul, cerca de la embajada de Alemania. El mensaje quedó claro: la guerra se está perdiendo. La insurgencia y los grupos terroristas han ido ganado terreno paulatinamente desde que la OTAN puso fin a su misión de combate a finales de 2014. Los talibán han avanzado en Kunduz (Norte) y en la provincia de Helmand (Sur), y su influencia se ha extendido por gran parte del país. Controlan más territorio que nunca desde el año 2001. El ISIS es más fuerte en el Este y recientemente se ha convertido en objetivo de una ofensiva sostenida de las fuerzas afganas y estadounidenses.

Ahora que EEUU baraja enviar un refuerzo de entre 3.000 y 5.000 soldados a Afganistán, la Administración Trump se prepara para endurecer su estrategia hacia Pakistán. El objetivo es acabar con las milicias radicales que desde sus 'refugios' en territorio pakistaní lanzan ataques en el país vecino. Según fuentes del Gobierno estadounidense citadas por la agencia Reuters, Washington baraja diversas acciones como aumentar los ataques con drones, redireccionar o retener las ayudas a Islamabad -la militar alcanza cientos de millones anuales- o degradar eventualmente el estatus de Pakistán como “aliado importante no-OTAN” (MNNA).

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