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Atado y ahogado, el asesinato de Grégory Villemin que puede resolverse tras 32 años
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un enigma sin respuesta desde 1984

Atado y ahogado, el asesinato de Grégory Villemin que puede resolverse tras 32 años

Tenía 4 años cuando fue encontrado atado de pies y manos en el río Vologne, en el Francia. Anónimos firmados por 'El cuervo', ni un solo detenido y otro asesinato por rencor. Y no, no es una novela policial

Foto: A la izquierda, el momento en el que se encontró el cadáver de Grégory. A la derecha, una foto de él.
A la izquierda, el momento en el que se encontró el cadáver de Grégory. A la derecha, una foto de él.

16 de octubre de 1984, la familia Villemin recibe una llamada anónima. "He raptado a su hijo y lo he arrojado al río". Inmediatamente, Jean-Marie y Christine salen al jardín, donde estaba jugando su hijo Grégory. No hay rastro de él. Horas después, su cadáver en encontrado a siete kilómetros de la vivienda familiar atado de pies y manos en el río Vologne, al noroeste de Francia. Acababa de cumplir cuatro años. Ahora, 32 años después uno de los casos más mediáticos del país podría resolverse.

Este miércoles la investigación ha dado un giro con la detención de varios familiares del niño según ha informado l'Est Republicain. Se trata del tío del padre de Grégory, Marcel Jacob, y de su mujer Jaqueline. También de la cuñada de Jean-Marie Villemin, Ginette Villemin. Los tres están en prisión preventiva. A ellos hay que sumar el largo interrogatorio al que han sido sometidos los abuelos de Grégory, Monique -cuyo estado de salud no le permite ser encarcelada- y Albert Villemin. Según fuentes policiales, las detenciones se han realizado por "complicidad en asesinato", no denunciar el crimen y negar la asistencia a una persona que está en peligro. Con estas acusaciones se cree que los tres participaron, de una manera o de otra, en el asesinato del pequeño.

Anónimos firmados por 'El Cuervo'

Sin embargo, este caso tiene todos los ingredientes de una novela policial. Un día después de que se encontrara el cuerpo de Grégory, sus padres recibieron una carta anónima con una única frase: "Me he vengado". La firmaba 'El cuervo', que reivindicaba el infanticio. En las semanas siguientes, las cartas se multiplicaron así como las llamadas.

Las investigaciones se centraron en el primo del padre, Bernard Laroche, al que culparon de asesinar al niño tras el testimonio de su hermana Muriel. Poco después, fue puesto en libertad por falta de pruebas pero Jean-Marie juró venganza. Convencido de su culpabilidad, en marzo de 1985 cogió una escopeta de caza y le pegó un tiro cuando salía de trabajar. Fue condenado a cinco años de cárcel.

Declararon culpable a la madre... por error

Las pesquisas continuaron y varios grafólogos analizaron durante meses la letra de las notas. De hecho la compararon con la de varios familiares y encontraron una coincidencia. Dichos expertos identificaron a la madre de Grégory, Christine, como autora de los anónimos. Tras varios años de acusaciones, finalmente fue declarada no culpable en 1993, nueve años después del asesinato de su hijo, por "ausencia total de pruebas". Varios errores judiciales y policiales obligaron al Estado de indemnizar a los padres de Grégory con 35.000 euros.

Cerrado el caso, se reabrió en el año 2000. Se hicieron pruebas de ADN de los sellos de cada de las cartas que recibieron los padres del niño, pero ninguno de los resultados fueron concluyentes. De nuevo, el caso se abrió en 2008 para analizar la cuerda con la que se le ató de pies y manos pero tampoco las pruebas determinaron quién era el culpable. Hasta la fecha se han tomado más de 400 muestras de ADN, se ha interrogado a un centenar de potenciales testigos y se han recibido casi 2.000 mensajes anónimos. Ahora, tres familiares podría estar detrás de un asesinato que ha mantenido el vilo a Francia.

16 de octubre de 1984, la familia Villemin recibe una llamada anónima. "He raptado a su hijo y lo he arrojado al río". Inmediatamente, Jean-Marie y Christine salen al jardín, donde estaba jugando su hijo Grégory. No hay rastro de él. Horas después, su cadáver en encontrado a siete kilómetros de la vivienda familiar atado de pies y manos en el río Vologne, al noroeste de Francia. Acababa de cumplir cuatro años. Ahora, 32 años después uno de los casos más mediáticos del país podría resolverse.

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