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Así se fraguó el atentado de Mánchester
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Así se fraguó el atentado de Mánchester

Abedi pasó una semana en un piso cercano al Manchester Arena. Usó triperóxido de triacetona, conocida como "Madre de Satanás", para fabricar la bomba. Los detalles van saliendo a la luz

Foto: Salman Abedi, el terrorista de Mánchester.
Salman Abedi, el terrorista de Mánchester.

Fue en un apartamento alquilado a escasos metros de la abarrotada estación de tren de Manchester Piccadilly y no en el tranquilo barrio residencial de Fallowfiel, donde se montó la bomba para llevar a cabo la peor barbarie terrorista cometida en la última década en suelo británico.

Salman Abedi, de 22 años, hijo de refugiados libios opuestos al régimen de Gadafi, alquiló durante casi una semana el piso 6A en el edificio Granby House, propiedad de una pareja local, por el que pagó 75 libras por noche. En esta localización estuvo hasta las 19 hora local del lunes, cuando pasadas las 22.15 horas se inmoló en el Manchester Arena, matando a 22 personas y dejando a decenas de heridos, muchos de ellos aún estado muy grave.

El apartamento está tan solo a 20 minutos a pie del recinto donde la artista americana Ariana Grande cantó para un público de familias y adolescentes. La investigación apunta ahora a que fue aquí donde se dieron los últimos retoques a un sofisticado artefacto.

Según el congresista estadounidense Mike McCaul, presidente republicano del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, el artefacto estaba cargado con TATP, triperóxido de triacetona, una sustancia conocida como "Madre de Satanás", muy común en la red europea del Estado Islámico. Fue la misma utilizada en los atentados del 7 de Julio de 2005 contra la red de transportes de Londres y en los más recientes ataques de París y Bruselas. Es altamente inestable y peligrosa para no expertos.

Según 'The New York Times', la bomba era suficientemente potente como para propulsar el torso del kamikaze lejos de la explosión y causar devastación en un gran semicírculo, en el que estaban la mayoría de las víctimas.

La publicación por parte del rotativo norteamericano de elementos fotografiados y recolectados en la escena del crimen ha causado esta semana gran tensión diplomática entre Londres y Washington, desde donde se filtró también la identidad del terrorista para el enfado de las autoridades británicas. Durante unas horas, Scotland Yard llegó incluso a dejar de compartir información con Estados Unidos sobre el atentado, aunque la relaciones se reanudaron de nuevo este jueves por la noche.

Según 'The Times', el terrorista abrió una cuenta bancaria hace unos 12 meses que permaneció inactiva hasta que la utilizó para comprar metralla, por lo que podría haber estado preparando el atentado durante todo este tiempo. En otro intento de evitar sospechas, se cree que realizó al menos dos viajes distintos al B & Q y Screwfix de Manchester -dos grandes cadenas de bricolaje- para comprar el material.

Las cámaras de seguridad del centro comercial Arndale, ubicado a 700 metros del Manchester Arena, captaron a Salman tres días antes de hacerse explotar. El joven vestía de negro, con una gorra y la mochila que compró ese día, donde presuntamente cargó los explosivos.

En el lugar de la explosión, la Policía encontró una mochila azul marca “Karrimor”, idéntica a la del kamikaze. Dentro estaban los restos de un detonador manual, tuercas y tornillos utilizados como metralla y una batería de 12 voltios que fue la posible fuente de energía.

Por otra parte, las cámaras de seguridad CCTV desvelan que, alrededor de 90 minutos antes del ataque, dos hombres fueron vistos tirando una gran bolsa negra de basura en los contenedores del edificio donde Salman alquiló el apartamento. Todo apunta a que podrían ser parte de la red terrorista que está detrás del atentado, una célula formada en su mayoría por hijos de miembros del llamado Grupo Combatiente Islámico de Libia (LIFG).

En definitiva, británicos que con solo 16 años habrían viajado durante sus vacaciones escolares a Trípoli, junto con sus padres, para derrotar a Gadafi. Ramadan el Abedi, el padre del terrorista, es miembro del LIFG y los medios británicos aseguran ahora que llevó varias veces a Salman a Libia con este propósito.

El terrorista vivió en el barrio de Fallowfield con su hermano menor, Hashem, de 20 años, varios meses antes de que su madre, Samia, de 50 años, y su hermana Jomana, de 18 años, se mudaran a Trípoli para unirse a su padre que, tras la caída de Gafadi, había fijado allí su residencia.

Antes de ser detenido el miércoles por su presunta relación con el Estado Islámico, el padre del terrorista habría dicho a su familia que estaba muy preocupado por el comportamiento de Salman. Por este motivo, le pidió que se mudara a Libia con su hermano pequeño para tenerle controlado. Ambos llegaron a Trípoli el 18 de abril. Para entonces, el kamikaze ya había comprado el material utilizado como metralla por lo que toma fuerza la teoría de que llevaba tiempo tramando el ataque.

Según la versión del padre, retiró a sus hijos los pasaportes para que no pudieran salir del país. Aunque Salman le convenció luego para que se lo devolviera con la excusa de hacer la peregrinación a la Meca. En lugar de viajar a Arabia Saudita, regresó a Manchester el miércoles de la semana pasada, seis días antes de cometer el atentado. Quince minutos antes de hacerse volar por los aires llamó a su hermano pequeño y a su madre a la que pidió “que le perdonara”.

El trayecto que realizó en avión deja algunas incógnitas. De Libia viajó a Estambul y luego a Dusseldorf antes de volar al Reino Unido. No se cree que saliera del aeropuerto. Su primer tránsito en Estambul era necesario ya que no hay vuelos directos de Trípoli a Gran Bretaña. Pero la parada en Alemania, pudo haber sido un intento de no levantar sospechas ya que los pasajeros en vuelos entre Turquía y el Reino Unido son monitoreados de cerca porque la ruta es utilizada a menudo por aquellos que buscan unirse o regresar de la lucha del Estado Islámico. Las autoridades examinan ahora las imágenes de CCTV para comprobar si se reunió con alguien en el aeropuerto de Dusseldorf.

Fue en un apartamento alquilado a escasos metros de la abarrotada estación de tren de Manchester Piccadilly y no en el tranquilo barrio residencial de Fallowfiel, donde se montó la bomba para llevar a cabo la peor barbarie terrorista cometida en la última década en suelo británico.

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