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¿Tiene el ejército alemán un 'problema nazi'?
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280 MILITARES ESTÁN BAJO INVESTIGACIÓN

¿Tiene el ejército alemán un 'problema nazi'?

Dos de los tres ultraderechistas acusados de conspirar para cometer atentados son miembros de la Bundeswehr. Las autoridades investigan si hay muchos más en el seno de las fuerzas armadas

Foto: Activistas de ultraderecha con una bandera del Tercer Reich se manifiestan en Berlín, el 4 de marzo de 2017. (Reuters)
Activistas de ultraderecha con una bandera del Tercer Reich se manifiestan en Berlín, el 4 de marzo de 2017. (Reuters)
Foto: Un letrero recordando a los seis millones de muertos judíos, sobre los raíles del campo de Auschwitz. (Reuters)
Foto: Angela Orosz Richt-Bein, superviviente de Auschwitz, muestra una imagen de su familia exterminada durante el juicio contra el guarda nazi Reinhold Hanning, en febrero de 2016 (EFE)

Dos de los tres detenidos en Alemania en los últimos días como supuestos integrantes de una célula de ultraderecha lista para cometer magnicidios son militares de la Bundeswehr. La revelación ha destapado todo tipo de interrogantes y ha puesto de nuevo al país ante el dilema de no saber, 70 años después del fin de la II Guerra Mundial, si sus fuerzas armadas, han purgado definitivamente los fantasmas de su pasado más oscuro. ¿Tiene el ejército alemán un problema nazi?

La Fiscalía General alemana lo tiene claro. Tenían un arma, abundante munición, una lista de objetivos políticos de máximo nivel y una estrategia para tratar de incriminar por sus atentados a la comunidad de refugiados llegados al país en los últimos años. Además, todo su plan rezumaba ideología. "Estaban dispuestos a matar por su causa, así al menos lo aseguraban", declararon fuentes de la investigación al semanario "Der Spiegel". Por eso los tres arrestados hasta el momento, los tenientes Franco A., de 28 años, y Maximilian T., de 27 años, y el estudiante Matthias F., de 20, se encuentran en prisión preventiva.

Su confabulación se remonta a 2015, cuando la masiva llegada de refugiados a Alemania tenía desbordadas a las autoridades y polarizaba a la población. Entonces Franco A. se presentó en un centro de acogida de Baviera y se registró como un peticionario de asilo sirio. Siguió los trámites y, con unos conocimientos muy rudimentarios de árabe y francés, aprovechándose de los agujeros del sistema, consiguió que el estado alemán le concediese un grado mínimo de protección, que no asilo, durante la guerra civil en Siria. Obtuvo hasta un piso y unos 400 euros mensuales de ayuda. Ése era el primer paso.

El objetivo era confeccionarse una "identidad ficticia" para que cuando él cometiese los atentados, porque él había sido el elegido según la fiscalía, el rastro llevase a las fuerzas de seguridad a un presunto refugiados sirio que para entonces se había esfumado. Los tres detenidos pretendían que los ataques terroristas que tenían en mente fuesen percibidos como atentados islamistas radicales cometido por un refugiado, según la fiscalía. Estaban convencidos de que atentados como los que estaban preparando azuzarían los sentimientos xenófobos en un país en el que, a causa de la crisis de los refugiados, estaban prosperando con una fuerza inusitada iniciativas ultraderechistas como el movimiento xenófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) y el partido euroescéptico, nacionalista y xenófobo Alternativa para Alemania (AfD).

placeholder Soldados del 371º Batallón Armado de Infantería de la Bundeswehr en Marienberg, en abril de 2015. (Reuters)
Soldados del 371º Batallón Armado de Infantería de la Bundeswehr en Marienberg, en abril de 2015. (Reuters)

Objetivos de "alto rango"

Los objetivos estaban también seleccionados, recalca la fiscalía. Tenían que ser "políticos de alto rango y personas de la vida pública" que, de alguna forma, se habían posicionado a favor de la política de acogida de refugiados. La lista clasificaba a los posibles objetivos en cuatro grupos y entre ellos figuraban el expresidente alemán Joachim Gauck y el ministro de Justicia, Heiko Maas. La letra en este manuscrito es, casi con total seguridad, la de Maximilian T., según los investigadores.

Foto: Una mujer enarbola un cartel que dice "Los políticos mentirosos necesitan una prensa mentirosa", durante una marcha de Pegida en Colonia, el 9 de enero de 2016 (Reuters) Opinión

Además, ya se habían hecho con un arma, una Browning de fabricación francesa, y abundante munición, cerca de mil balas probablemente hurtadas de los almacenes de la Bundeswehr. De hecho, la pista que llevó a desbaratar sus planes fue la pistola, que Franco A. adquirió en Austria y posteriormente escondió en un baño para discapacitados del aeropuerto de Viena. Su hallazgo por parte de la policía austriaca desató las investigaciones que han llevado a destapar este caso, que ha causado una gran polémica en Alemania.

El problema, a juicio de los expertos, no es que se haya descubierto a dos ovejas negras dentro del ejército alemán. Eso no tenía por qué generar dudas sobre el conjunto de la institución. Lo que ha despertado grandes dudas y agudas críticas es que su conducta e ideología extremista no era del todo desconocida entre sus compañeros en el cuartel y los mandos. Franco A. ya había evidenciado su escoramiento ideológico en el trabajo final de sus estudios en el ejército -en el que dijo que la inmigración estaba provocando un "genocidio" en Europa- sin que esto tuviera consecuencias. Maximilian T. tampoco disimulaba sus posiciones políticas entre sus compañeros.

Pero hay más. En el cuartel de Illkirch en el que ambos estaban destinados se sabía que había desaparecido munición, se dejó constancia de las "irregularidades", pero no se investigó. Además, en ese acuartelamiento había una sala común en la que se exhibía parafernalia del Wehrmacht, el ejército del III Reich. Estos hechos deberían haber hecho saltar las alarmas, pero se pasaron por alto hasta que estalló el escándalo.

placeholder La ministra de Defensa Ursula von der Leyen con varios generales alemanes y franceses durante una visita a un cuartel conjunto en Estrasburgo, el 3 de mayo de 2017. (Reuters)
La ministra de Defensa Ursula von der Leyen con varios generales alemanes y franceses durante una visita a un cuartel conjunto en Estrasburgo, el 3 de mayo de 2017. (Reuters)

¿Permisividad o falta de liderazgo?

"Muchos sabían y muchos miraron hacia otro lado" en el ejército, aseguró la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, en una entrevista con la cadena n-tv, en la que denunció que en la Bundeswehr hay una "minoría problemática". En una carta abierta a la tropa, Von der Leyen fue más allá. Instó a la cúpula del ejército a investigar las "tendencias xenófobas y extremistas" en su seno y pidió que se aclarase por qué no se habían investigado estas "tendencias problemáticas" desde el principio. La ministra barajó la posibilidad de un "falso espíritu de cuerpo" y, directamente, un "problema de actitud" y "liderazgo" entre los oficiales. "El extremismo, del color que sea, la xenofobia y la ideología nacionalsocialista no tienen cabida ni en el ejército ni en la sociedad", afirmó.

Foto: Miembros del 371º batallón de infantería blindada del ejército alemán durante unas maniobras en Marienberg, en abril de 2015. (Reuters)
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¿Es esta célula una excepción en la Bundeswehr? El Ministerio de Defensa alemán ha reconocido a raíz del escándalo que sus servicios de inteligencia militar investigan a 280 soldados como presuntos ultraderechistas y que por este motivo han sido expulsados 18 militares entre 2012 y 2016. "Sólo un caso ya es demasiado", aseguró recientemente el portavoz adjunto del Ministerio de Defensa, Boris Nannt. Entre civiles y militares, el ejército alemán emplea a cerca de 180.000 personas.

Pero el problema no es detectable exclusivamente en el ejército. Los delitos de carácter político cometidos por ultraderechistas en 2016 en Alemania crecieron un 2,6 por ciento con respecto al año previo. Según el Ministerio de Interior, fueron 23.555 casos, un máximo histórico. Entre ellos destacaron los delitos violentos, que sumaron 1.698 con un repunte superior al 14 por ciento. 1.283 provocaron daños personales. Además, se produjeron 169 ataques contra centros de refugiados, ocho menos que el año previo, en el que se alcanzó la mayor cifra registrada.

La extrema derecha alemana está creciendo y es cada vez más militante y más violenta, informaba este enero el diario "Tagesspiegel" citando fuentes de las fuerzas de seguridad. Según registros policiales y de los servicios secretos, el número total de personas con ideología ultraderechista superó el año pasado los 23.000 individuos, 500 más, o un 2,2 por ciento más, con respecto a 2015.

Foto: Un letrero recordando a los seis millones de muertos judíos, sobre los raíles del campo de Auschwitz. (Reuters)
Foto: Angela Orosz Richt-Bein, superviviente de Auschwitz, muestra una imagen de su familia exterminada durante el juicio contra el guarda nazi Reinhold Hanning, en febrero de 2016 (EFE)

Dos de los tres detenidos en Alemania en los últimos días como supuestos integrantes de una célula de ultraderecha lista para cometer magnicidios son militares de la Bundeswehr. La revelación ha destapado todo tipo de interrogantes y ha puesto de nuevo al país ante el dilema de no saber, 70 años después del fin de la II Guerra Mundial, si sus fuerzas armadas, han purgado definitivamente los fantasmas de su pasado más oscuro. ¿Tiene el ejército alemán un problema nazi?

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