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El 'establishment' político y económico alemán lo apuesta todo a Macron
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para reeditar el eje franco-alemán y salvar la UE

El 'establishment' político y económico alemán lo apuesta todo a Macron

Berlín ve en Macron algo más que el anti Le Pen. Ve al presidente francés que necesita para reeditar el eje franco-alemán y salvar la UE. Da igual su falta de programa e inexperiencia

Foto: Una mujer pasa ante carteles electorales de Macron y Le Pen en Cambrai, Francia. (Reuters)
Una mujer pasa ante carteles electorales de Macron y Le Pen en Cambrai, Francia. (Reuters)

El 'establishment' alemán lo ha apostado todo a Emmanuel Macron. Su apoyo va mucho más allá del respaldo, casi obligado, al contrincante de la ultraderechista Marine Le Pen. A la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, al Partido Socialdemócrata (SPD) y a las grandes empresas alemanas les viene como anillo al dedo un convencido europeísta que pretende reformar la economía francesa. Macron es el interlocutor ideal en París, un aliado en el Elíseo con quien reeditar el eje franco-alemán y reflotar un proyecto comunitario que hace aguas por varios flancos. En Berlín apenas se habla de su debilidad programática, de su inexperiencia o de los más que probables obstáculos que tendría si llegase a gobernar.

La noche electoral de la primera vuelta de las presidenciales francesas se siguió con euforia en los cuarteles generales de la CDU y el SPD. Merkel y Martin Schulz, los candidatos de ambos partidos, respectivamente, a las elecciones generales alemanas de septiembre, festejaron los resultados. Poco parecía importarles que los candidatos de sus respectivos partidos hermanos –FrançoisFillon, de los republicanos, y el socialista Benoît Hamonno hubiesen accedido a la segunda ronda. Políticamente, congeniaban bien poco con ellos.

"Es una decisión de los votantes franceses, en la que no me inmiscuyo. Pero me alegraría si ganase Emmanuel Macron", aseguró hace unos días Merkel al 'Kölner Stadt-Anzeiger' rompiendo con la tradición en Berlín de no respaldar a candidatos de otros países. "Su victoria enviaría una señal positiva la centro político, que nosotros aquí en Alemania también queremos reforzar", agregó la canciller, que destacó "la consecuente política proeuropea" de Macron, que comparó con sus propias posiciones.

Merkel ya había recibido en Berlín a Macron en marzo en un gesto bastante inusual. El francés, tras un encuentro de más de una hora, destacó la sintonía política entre ambos, las "convergencias" en sus respectivos idearios. Además, subrayó que ambos apostaban por profundizar la cooperación bilateral en el seno de la UE. Macron agradeció también entonces el "gesto" de la canciller, porque le recibió pese a no pertenecer al Partido Popular Europeo (PPE).

Schulz, por su parte, llamó al liberal francés para felicitarle al día siguiente de la primera vuelta. Además, instó a todos los "demócratas" de Francia a unirse para que "la nacionalista" Marine Le Pen no alcance la presidencia. El ministro de Exteriores y vicecanciller alemán, el también socialdemócrata Sigmar Gabriel, se ha mostrado convencido de que Macron ganará este domingo, ya que es "el único candidato claramente proeuropeo que no se escondió detrás de prejuicios en contra de Europa". Ya en la primera ronda Gabriel había apoyado a Macron frente a Benoît, demasiado a la izquierda para los socialdemócratas alemanes.

Foto: Debate entre Le Pen y Macron antes de las elecciones. (Reuters)

La bolsa alemana, en máximos

También los mercados se han mostrado francamente optimistas en Alemania con las posibilidades de Macron. El selectivo DAX 30 de Fráncfort ha marcado varios máximos históricos en las últimas dos semanas. Dieter Kempf, presidente de la BDI, el poderoso 'lobby' de la industria alemana, aplaudió que Francia hubiese "respaldado a un político proeuropeo" y pidió una "decisión clara" en la segunda ronda: "A favor o en contra de Europa, a favor o en contra del nacionalismo".

La abierta apuesta de los dos partidos que gobiernan Alemania en la actualidad, y que la han gobernado desde la II Guerra Mundial, tiene dos pilares evidentes. En primer lugar está el económico, pues Macron se ha presentado desde el primer momento como el candidato que quiere aplicar unas reformas económicas más radicales en Francia. En Berlín se aplaude esa postura, pues ven en esa batería de medidas el equivalente francés a la Agenda 2010 que puso en marcha el excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder y que muchos expertos consideran el fundamento en el que se asienta la actual solidez de la mayor economía europea en términos de crecimiento y empleo.

El segundo pilar es el político, según el análisis imperante en Berlín. Europa se encuentra en modo crisis desde hace una década. Al hundimiento económico de la eurozona, que tensó las relaciones norte-sur, ha seguido la masiva avalancha de los refugiados, que ha evidenciado las diferencias entre el este y el oeste. Y ahora ha caído sobre el bloque el mazazo del Brexit. La salida de Reino Unido de la UE implica, además de una nítida pérdida de influencia económica, política y militar, un fuerte descrédito del proyecto comunitario.

placeholder Macron abandona la Cancillería tras una reunión con Angela Merkel, en Berlín. (Reuters)
Macron abandona la Cancillería tras una reunión con Angela Merkel, en Berlín. (Reuters)

El regreso del eje franco-alemán

La élite política y económica alemana es muy consciente de que la UE necesita un revulsivo. Pero también sabe que Alemania no lo puede hacer en solitario. Por su reticencia a liderar en solitario en Europa y por los recelos que Berlín levanta, tras estos últimos años, tanto en el sur como en el este del bloque. Por eso hace falta Macron. Porque supondría la vuelta de Francia a la UE. En el fondo, sería la reedición del tradicional eje franco-alemán, un sistema que ha liderado el tren comunitario durante décadas, del dúo formado por Helmut Kohl y François Mitterrand al tándem 'Merkozy', de Merkel y Nicolas Sarkozy.

El Macron real, no obstante, puede que no sea un plato tan del gusto del 'establishment' alemán. El candidato independiente francés ha abogado por una mayor integración de la eurozona y por la creación de un comisario del euro, una idea que rechaza Berlín. Además, Macron criticó recientemente el enorme superávit comercial alemán, como han hecho Washington y Bruselas, y consideró que es un desequilibrio que dificulta la recuperación en el sur de la UE. Pero el Gobierno alemán se niega a ceder un ápice en este punto. El político liberal ha dicho también que quiere que Alemania contribuya a conformar un "nuevo entorno favorable al crecimiento" suavizando el dictado de la austeridad, pero el Gobierno alemán no está por la labor de suavizar los límites de déficit.

En este último punto las opiniones son variadas. "Macron no es un reformista genuino", considera Jörg Krämer, economista jefe del Commerzbank, que cree que "las confrontaciones en torno a la política económica persistirán en la eurozona" si llega Macron a la presidencia francesa. Otros creen que podrían producirse cesiones mutuas entre París y Berlín. Daniela Schwarzer, investigadora jefe del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, un conocido 'think-tank' berlinés, argumenta que si Macron arranca su mandato poniendo en marcha reformas "creíbles", el Gobierno alemán podría responder "positivamente", aunque dentro de unos límites.

Asimismo, está por ver cómo actuará Macron de llegar al Eliseo. Apenas tiene experiencia de gobierno. Además, su movimiento político, creado hace apenas un año, carece de estructuras y militancia suficiente para afrontar con solidez los comicios parlamentarios de junio. En esas elecciones se definirá una nueva Asamblea General en la que Macron deberá buscar apoyos en los partidos tradicionales y en la que tendrá que afrontar la dura oposición del ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen.

El 'establishment' alemán lo ha apostado todo a Emmanuel Macron. Su apoyo va mucho más allá del respaldo, casi obligado, al contrincante de la ultraderechista Marine Le Pen. A la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, al Partido Socialdemócrata (SPD) y a las grandes empresas alemanas les viene como anillo al dedo un convencido europeísta que pretende reformar la economía francesa. Macron es el interlocutor ideal en París, un aliado en el Elíseo con quien reeditar el eje franco-alemán y reflotar un proyecto comunitario que hace aguas por varios flancos. En Berlín apenas se habla de su debilidad programática, de su inexperiencia o de los más que probables obstáculos que tendría si llegase a gobernar.

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