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El plan de Donald Trump para transformar el Gobierno en una empresa
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El plan de Donald Trump para transformar el Gobierno en una empresa

Kushner dirigirá un grupo dedicado a transformar la manera en que funciona el Gobierno federal. Un equipo de gente del mundo corporativo con poca o ninguna experiencia de gobierno

Foto: El presidente Donald Trump durante una visita al portaaviones Gerald R. Ford, en Newport News, Virginia. (Reuters)
El presidente Donald Trump durante una visita al portaaviones Gerald R. Ford, en Newport News, Virginia. (Reuters)

El presidente de EEUU, Donald Trump, quiere que el Gobierno federal funcione como una gran empresa: “Por delante de la agenda prevista, por debajo del presupuesto”, según sus palabras. Este es el núcleo del mensaje que le llevó al poder, la idea de que Washington es una “ciénaga” de burócratas enrocados en grupos de poder, el "Deep State"; una trama ineficiente que ha de ser profundamente recortada.

La iniciativa ya está en marcha. El asesor y yerno del presidente, Jared Kushner, dirigirá un grupo dedicado a transformar la manera en que funciona el Gobierno federal. Un “equipo SWAT de consultores estratégicos” que modernizarán el sistema informático, potenciarán el intercambio de datos y el entrenamiento de los funcionarios, e incluirán la expansión de internet en la esperada inversión de 1.000 millones en infraestructuras.

“El Gobierno debe de ser dirigido como una gran empresa americana”, declaró Kushner a 'The Washington Post'. “Nuestra esperanza es conseguir éxitos y eficiencia para nuestros clientes, que son los ciudadanos”. Kushner destaca que su equipo está formado por gente del mundo corporativo con poca o ninguna experiencia de gobierno, como los secretarios de Estado, Tesoro, Educación, Comercio, o como el presidente de EEUU.

El equipo, que se reúne dos veces por semana, está formado por Gary Cohn, expresidente de Goldman Sachs; Dina Powell, expresidenta de la Fundación Goldman Sachs; Chris Liddell, antiguo director financiero de General Motors, Microsoft e International Paper, y el magnate inmobiliario Reed Cordish. Pesos pesados como Tim Cook, CEO de Apple, Bill Gates o Elon Musk hacen de consultores.

La Administración Trump suele recibir en la Casa Blanca a empresarios de diferentes sectores para escuchar sus demandas. Muchos de ellos, citados por la agencia Reuters, reconocen estar impresionados por la atención y el buen trato que les dispensa, en privado, el presidente. Otros elogian el interés de su Gobierno en trabajar con el mundo corporativo, en contraste con la postura más distante de la Administración Obama.

Foto: Vista del Trump International Hotel en Chicago, en enero de 2016 (Reuters)

El plan incide a quemarropa en un viejo adagio, la equivalencia entre gobierno y empresa, que tiene críticos. “El mayor problema es si empiezan a pensar en términos de beneficio”, dice a El Confidencial John Harvey, profesor de economía en Texas Christian University. “La defensa nacional jamás se podría mantener vendiendo puerta a puerta u ofreciendo pólizas de seguros (…). Casi cualquier cosa para los pobres cae en esta categoría: protección policial, educación, protección contra incendios, etcétera”.

Quienes rechazan esta equivalencia entre gobierno y empresa utilizan el ejemplo del servicio de correos. Dada la inmensidad de EEUU, hay pueblos o regiones tan remotas que ningún servicio de correos privado, como FedEx o UBS, operaría allí, dado que sería muy caro entregar una carta en un pueblo de Alaska, o en el interior de Wyoming, un estado equivalente a la mitad de España pero con apenas medio millón de habitantes. El servicio público sí, porque puede encajar las pérdidas.

"El mayor problema es si empiezan a pensar en términos de beneficio”, dice John Harvey, profesor de Economía

El expresidente Barack Obama se quejó de los gurús de Silicon Valley que le daban consejos de gestión. “A veces hablo con CEOs, vienen y me empiezan a hablar de liderazgo, de que así es como hacemos las cosas”, declaró el pasado octubre. “Y yo digo, bueno, si todo lo que hiciera fuese un widget o crear una aplicación, y no tuviese que preocuparme de que la gente pobre pueda pagar ese widget, o de si la aplicación tuviera consecuencias inesperadas... Entonces creo que estas sugerencias son geniales”.

Este anuncio viene casi a la par del presupuesto nacional recomendado por la Casa Blanca para el próximo año fiscal: un recorte sin precedentes en ayuda externa, educación, sanidad y servicios sociales para compensar la subida de casi el 10% en gasto militar y en otras ramas de la seguridad nacional.

John T. Harvey dice que el Gobierno, “en general”, no está sobrecargado, sino al revés: “De hecho está ‘infra-cargado’ a medida que ha ido descartando muchas de las tareas que solía hacer. Y le falta financiación”, declara. “Dado lo que se supone que tiene que hacer, un gobierno es eficiente cuando aborda problemas sociales no rentables. Ahí, diría que estamos fracasando en la tarea”.

La iniciativa que encabeza Jared Kushner, llamada Oficina de Innovación de la Casa Blanca, tiene mucha cañearía que desatascar en torno al presidente. Poco más de dos meses después de su investidura, el comandante en jefe ha tenido continuos roces con la justicia y con el aparato burocrático y legislativo de la capital.

Sus dos decretos migratorios fueron rápidamente bloqueados por la justicia. Su cruzada para revocar y reemplazar la Ley de Cuidado Asequible, u Obamacare, acabó en fracaso. Y la base de su Gobierno, formada, todavía, por funcionarios seleccionados por anteriores presidentes, es una fuente constate de filtraciones a la prensa.

De los 553 puestos de gobierno más importantes que tiene que rellenar, Donald Trump sólo ha nombrado 61, de los cuales han sido confirmados por el Senado 21. La vigésimo sexta parte del total. “Tenemos a tanta gente en el Gobierno”, dijo el presidente en Fox News. “Miro a algunos de los trabajos y es gente y gente y más gente. Yo digo, ¿y qué hace toda esta gente? No quiero llenar muchos de esos puestos”.

El Gobierno federal es el mayor empleador de Estados Unidos: lo forman aproximadamente 2,7 millones de funcionarios, medio millón más que el principal empleador privado (Walmart). Una estructura colosal y expansiva opuesta a la filosofía de gestión de Donald Trump, que siempre ha dependido de un estrecho círculo de confianza: como empresario, como candidato y ahora como presidente.

A pesar de no tener ninguna experiencia pública, Kushner asesora a Trump respecto a México, China y Oriente Medio

Según el periodista Michael Kruse, de 'Politico', el imperio inmobiliario de Trump, a pesar del “retrato grandioso”, es en realidad una entidad familiar gobernada por “una docena de ejecutivos en el piso 26 de la Torre Trump”. El profesor Paul Light, de New York University, declaró a Government Executive que el Gobierno de Trump tiene “cabeza” (sus ministros) pero no “cuello” (las agencias que operan debajo). “Es una buena manera de detener la acción. Reagan también lo hizo”.

El propio Jared Kushner es un ejemplo de su estilo de gestión. El empresario, de 36 años, es hijo de otro magnate inmobiliario y está casado con la hija del presidente, Ivanka Trump, que acaba de abrir su propio despacho en el Ala Oeste. A pesar de no tener ninguna experiencia pública, Kushner asesora a Trump respecto a México, China y Oriente Medio, y es, junto a Steve Bannon y Reince Priebus, su principal asesor.

Kushner no descarta privatizar algunas ramas del Gobierno, o subcontratar a otras empresas, y su amplia autoridad incluye mejorar el cuidado de los veteranos de guerra y combatir la epidemia de adicción a los opiáceos. Su equipo sólo responderá ante el presidente de Estados Unidos.

El presidente de EEUU, Donald Trump, quiere que el Gobierno federal funcione como una gran empresa: “Por delante de la agenda prevista, por debajo del presupuesto”, según sus palabras. Este es el núcleo del mensaje que le llevó al poder, la idea de que Washington es una “ciénaga” de burócratas enrocados en grupos de poder, el "Deep State"; una trama ineficiente que ha de ser profundamente recortada.

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