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¿Por qué es tan difícil salir del armario en la City de Londres?
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"es lo más duro que he hecho en mi vida"

¿Por qué es tan difícil salir del armario en la City de Londres?

Entre los directivos de las 100 mayores empresas del Reino Unido solo uno es abiertamente gay. Aunque muchas firmas se esfuerzan por la inclusión, confesar la orientación sexual tiene riesgos

Foto:  (Imagen: E.V.)
(Imagen: E.V.)

Gareth Thomas sabía que era homosexual desde los 16 años, pero lo mantuvo en secreto por “miedo a no ser nunca aceptado en el más rudo y macho de los deportes masculinos”: el rubgy. “Es mi pasión, toda mi vida, y no estaba preparado para arriesgarme a perder lo que amaba”, señala. La presión por su autocensura casi le lleva al suicidio. Hasta que a finales de 2009 no pudo más y comunicó al mundo que le gustaban los hombres.

La leyenda galesa es ahora el mejor reclamo para las marcas y en 2010 lideró la lista Pink de las 101 personas gays más influyentes de Reino Unido. Su historia se ha representado en una obra de teatro y desde hace tiempo circula el rumor de una película.

“Decir a mis compañeros que era gay fue lo más duro que he tenido que hacer en mi vida”, explicaba recientemente como invitado de honor en la oficina central de DLA Piper. El segundo bufete de abogados más grande del mundo (primero, sin contar el mercado chino), ha inaugurado Iris, una red LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) abierta a todos sus empleados. “Estamos absolutamente comprometidos a apoyar la diversidad y la inclusión dentro de la firma. Es vital que nuestra cultura sea una en la que todos se sientan respetados, valorados e incluidos”, asegura a El Confidencial Juan Picón, copresidente del bufete.

La pregunta es: ¿es la City un terreno más duro que el rubgy a la hora de hablar de homosexualidad? ¿Hasta qué punto ser gay sigue siendo un tabú en el mundo de los negocios?

Foto: Dos mujeres se besan durante una protesta frente a la Catedral de Málaga. (Reuters)

Los números son ya un tanto reveladores: entre los directores ejecutivos de las 500 mayores empresas estadounidenses, sólo uno, Tim Cook, consejero delegado de Apple, es abiertamente gay. En el Reino Unido, entre las 100 empresas más importantes que cotizan en la bolsa de valores, también hay sólo un gay conocido públicamente: Christopher Bailey, responsable de Burberry. Lord Browne presume de haber sido uno de los pocos abiertamente homosexuales que han dirigido una empresa del FTSE 100. Pero lo cierto es que sólo declaró públicamente que era gay tras dimitir como directivo de BP, cuando un tabloide amenazó con contar detalles sobre su relación.

Gareth Thomas y Juan Picón. (C. Maza)“La City puede ser más cruel aún que el rugby. Los contactos que puedas hacer en 'after work' son muy importantes y allí se sigue hablando de deportes y de tías”, asegura a este periódico un “citiboy”. Otro empresario dice que se podría dar la vuelta y hablar de “discriminación positiva”, ya que “parece que las compañías tienen que tener representación de cada sector sin importar la cualificación”.

Por otra parte, un abogado recalca: “A día de hoy todas las empresas tienen organizaciones internas para todo. Para minorías, para mujeres, para homosexuales. Y está muy bien todo lo que se pueda hacer para conseguir igualdad. Pero al final todos somos muy hipócritas porque el mundo en el que vivimos es global y si tienes que hacer negocios con un país donde la homosexualidad está penada pues digamos que es más fácil para todos evitar hablar de ciertos temas. Business is business”.

Ocultar tus preferencias sexuales

Actualmente, la homosexualidad es aún ilegal en 72 países y castigada con pena de muerte en 10. En este sentido, un banquero asegura que en su entorno no hay discriminación, pero los problemas vienen cuando se viaja fuera. “Aunque las grandes empresas están destinadas ahora a ser organizaciones globales con políticas de igualdad que se extienden a los empleados dondequiera que se encuentren, todavía hay muchos obstáculos prácticos. Por ejemplo, si un homosexual se tiene que a Singapur, donde la homosexualidad está prohibida por motivos religiosos, ¿cómo tramitamos la visa de su marido?”.

Según Stonewall, organización que representa a LGBT, el 26% de los trabajadores homosexuales prefiere no revelar su sexualidad a sus compañeros. En una encuesta publicada en 2013, encontró además que los homosexuales ganaban en promedio un 17% menos que los hombres heterosexuales en trabajos similares. En Reino Unido, no fue hasta 2003 cuando la discriminación contra los gays en el lugar de trabajo fue prohibida. Entendible, por tanto, que los empleados con más de 45 años tengan sus reticencias para hablar sobre su vida privada.

Jan Gooding, presidente de Stonewall y directora de marca en la compañía de seguros Aviva, se enamoró de una mujer cuando estaba casada con un hombre con quien tenía ya dos hijos adolescentes. “Me sorprendió encontrarme teniendo un aventura”, recuerda. Se lo contó al que era su anterior jefe en British Gas porque le preocupaba que sus dificultades matrimoniales afectaran su rendimiento. “En aquel momento no entendía los riesgos asociados con hablar de mi sexualidad en el trabajo”, matiza.

Foto: Dos hombres disfrazados en el desfile del Orgullo Gay en Londres (Reuters).

Cuando llegó luego a Aviva se volvió más consciente de lo que estaba en juego. Volvió al armario ocultando su sexualidad durante un año hasta que su jefe le dijo que había perdido la alegría. “Al día siguiente lo conté en una reunión de equipo y nunca he mirado hacia atrás”, explica.

A pesar de los progresos, las nuevas generaciones no se sienten cómodas hablando de su sexualidad: el 62% de los universitarios LGBT ocultan su vida privada cuando comienzan en el mundo laboral, según un informe de la organización Human Rights.

“Se han hecho muchos avances en los últimos años, pero estos datos reflejan obviamente que aún queda mucho más por conseguir”, asegura a este diario Nick Deakin, actual responsable de “Out in Business”. La organización de estudiantes de la reputada London Business School acoge desde hace seis años las conferencias EurOUT, donde personalidades de todo el mundo recalcan a los universitarios la importancia de vivir su sexualidad con naturalidad. En la primera convocatoria sólo hubo 70 personas y un patrocinador. En la última, celebrada en noviembre, fueron más de 450 asistentes y 40 sponsors.

"Las cifras son las que son"

“Yo trabajo en Citibank, uno de los bancos más importantes. Ni en mi vida universitaria ni ahora he tenido problemas. Pero las cifras son las que son. Y el hecho de que sólo haya un directivo abiertamente gay entre las 100 empresas más importantes del Reino Unido es significativo”, asegura Deakin, que este año ha sido elegido entre los cinco primeros puestos de la lista de “futuras personalidades gays más influyentes del mundo”, publicada por Financial Times.

Por su parte, José Juan Martín Quesada, uno de los españoles que ayudó a organizar las conferencias y que actualmente trabaja en China, asegura que “todavía existen tabúes en ser gay abiertamente en el trabajo”. “Quizás más aún con los gerentes más senior, que han crecido con una realidad distinta respecto a la homosexualidad”, recalca.

Foto: Aficionados ingleses celebran una victoria en la Eurocopa, en Lille, Francia (Reuters). Opinión

“Hay gente que sufre dificultades grandes, como no poder acudir a eventos de empresa con su pareja, o molestias que acaban erosionando la moral, como tener que cuidar el usar siempre pronombres neutros”, dice. “Yo tengo la suerte de trabajar para una empresa americana que ve claro el valor de tener empleados que son felices siendo ellos mismos y que aportan la creatividad que nace de la diversidad. Quizás echo un poco de menos esa cultura corporativa fuerte en algunas empresas españolas”, matiza.

Por su parte, Ivan Massow, empresario británico de servicios financieros y activista de los derechos de los homosexuales, asegura que lejos de rechazar los asuntos gays, las principales instituciones financieras “les apoyan más que nunca, especialmente cuando se puede sacar dinero”. “La mayoría tienen ahora publicidad en la prensa gay, muchos patrocinan eventos y todos tienen sus propias redes LGBT, que apenas existía hace una década”, asegura. Consciente de las posibilidades de negocio, él mismo fundó Jake, una red profesional para los empresarios gays.

Gareth Thomas sabía que era homosexual desde los 16 años, pero lo mantuvo en secreto por “miedo a no ser nunca aceptado en el más rudo y macho de los deportes masculinos”: el rubgy. “Es mi pasión, toda mi vida, y no estaba preparado para arriesgarme a perder lo que amaba”, señala. La presión por su autocensura casi le lleva al suicidio. Hasta que a finales de 2009 no pudo más y comunicó al mundo que le gustaban los hombres.

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