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Bruselas baraja que la UE dé marcha atrás en la integración europea
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Libro Blanco sobre el Futuro de Europa

Bruselas baraja que la UE dé marcha atrás en la integración europea

La Comisión presenta cinco escenarios para una Unión sin Reino Unido, entre ellos retroceder en la integración. Urge tomar decisiones y formular una nueva estrategia para la Unión Europea "a 27"

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Deshacer el camino andado. Por primera vez en seis décadas de integración europea, Bruselas pone sobre la mesa la opción de retroceder. Así lo deja plasmado en su 'Libro Blanco sobre el Futuro de Europa' presentado este miércoles 29 páginas firmadas por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

El texto plantea cinco escenarios hacia los que dirigir la UE. En la opción más federalista, la Comisión propone a los países pisar el acelerador de la integración europea para dejar atrás el 'impasse' en el que se encuentra el bloque comunitario, lastrado por la crisis y la decisión de Reino Unido de abandonar el barco. Pero en el otro extremo, Bruselas rompe un tabú, al poner negro sobre blanco que la Unión Europea podría decidir dar marcha atrás para centrarse en el mercado único.

Ante el avance de los populismos, la victoria del Brexit y los ecos antieuropeos que resuenan en otros países, Juncker y sus colaboradores son conscientes de que hay que evitar que Europa siga a la deriva, empujada allí donde las crisis la arrastran. Urge tomar decisiones y formular una nueva estrategia para la Unión Europea “a 27”, sin el Reino Unido. Pero en un año marcado por las citas electorales en Holanda, Francia, Alemania y, quizás, Italia o incluso Grecia, Bruselas ha optado por limitarse a proponer un debate, no propuestas concretas.

Para curarse en salud, la Comisión asegura que sus cinco escenarios permitirían evitar abrir el melón de los Tratados Europeos, una opción poco apetitosa en un momento en el que los países no son capaces de concretar cómo actuar ante la ola de refugiados o cómo mantener a flote por enésima vez el rescate griego.

El mercado único, la “razón de ser” de la UE

La principal novedad del documento es que plantea que la UE podría hacer del mercado único “su razón de ser”. La aplicación dogmática de esta opción podría suponer despedirse de la tarjeta sanitaria europea, las becas Erasmus o las políticas europeas agrarias. Y renunciar a las controvertidas políticas de migración comunitarias, tan criticadas a raíz de lacrisis de los refugiados, la coordinación de los países en el área de seguridad para combatir fenómenos como el crimen organizado o el terrorismo o los tímidos avances hacia un sistema de defensa común.

Las ventajas, según la Comisión Europea, es que se mantendría la libre circulación de capitales y bienes, sin gravámenes, dentro de Europa, aunque otros derechos ahora adquiridos por los ciudadanos con raíces en la legislación europea “podrían verse restringidos con el paso del tiempo”, como la libre circulación de personas, lo que podría resucitar los controles fronterizos. Otra nota positiva, según Bruselas, es que la tortuosa toma de decisiones europea se simplificaría, ya que se tendería más a los pactos bilaterales entre países.

placeholder El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. (EFE)
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. (EFE)

Hacia un mayor federalismo

En el extremo opuesto, la Comisión plantea que los 27 asuman que la unión hace la fuerza y decidan ceder más poderes y recursos, para adoptar una toma de decisiones más europeizada. Se trataría de tomar el toro por los cuernos y poner en marcha iniciativas que llevan meses, o incluso años, sobre la mesa a medio gas -energía, cambio climático, transportes, comercio, migración, etc-, crear una Unión Europea de la Defensa y adoptar una voz única en asuntos exteriores. Supondría también reforzar el euro y la eurozona, con una mayor coordinación entre sus socios, inclusive en la delicada área de la fiscalidad.

Para Juncker, un declarado federalista que no obstante ha optado por no expresar su preferencia por ninguno de los cinco caminos incluidos en su Libro Blanco, la principal pega de esta opción es el riesgo de que “aquellos que sienten que la UE ha asumido demasiado poder de los Estados miembros” cuestionen su legitimidad para hacerlo.

Seguir igual, hacer menos: varias velocidades

La Comisión también plantea otros tres escenarios intermedios. Uno de ellos sería seguir adelante sobre las bases planteadas ya, sin acometer grandes cambios pese al Brexit. El otro propone, a grandes rasgos, centrarse en una serie de cuestiones que los países consideren prioritarias, focalizarse en ellas y dejar caer el resto. Y el tercero, finalmente, dibuja una Unión en la que los países avanzan a diferentes ritmos en diferentes asuntos. Es decir, que aquellos países que deseen ir más allá en su cooperación en, por ejemplo, materia fiscal común podrán hacerlo dejando de lado a los países que no quieren saber nada de ello. Suena bien, pero el precedente actual augura poco éxito.

La Comisión quiere abrir un debate en toda Europa y a todos los niveles, en el que participen no solo los Estados miembros sino también los ciudadanos

A día de hoy existe la figura de las conocidas como “cooperaciones reforzadas”, que permiten a varios países avanzar en un área de su interés, sorteando el veto de otros socios. Es el caso de la iniciativa emprendida a raíz de la crisis por 10 países -entre ellos España, Alemania, Italia y Francia- para poner en marcha una tasa a las transacciones financieras europeas. Que, pese a que sus ideólogos se empeñan en insistir en los avances logrados mes a mes, se encuentra en un estado de muerte clínica.

Un debate “panaeuropeo”

Con este su Libro Blanco, la Comisión quiere abrir un debate en toda Europa y a todos los niveles, en el que participen no solo los Estados miembros, que son los que marcan el paso en la Unión Europea, sino también los ciudadanos. La idea es que, tras meses de discusiones, las elecciones europeas de 2019 se conviertan en una suerte de plebiscito sobre el futuro de Europa. ¿Cómo? Eso está por ver. La capacidad de acción de la Comisión en este campo, como en tantos otros, es limitada y en buena medida el éxito de esta iniciativa depende de los Estados miembros. Por lo tanto, como ya es habitual en la UE, el éxito no está en absoluto garantizado.

En cualquier caso, la cumbre de líderes europeos que se celebrará el 25 de este mes en Roma será el momento de tomar el pulso a la Unión. Un día que dejará claro si la Unión sigue anclada en la celebración de sus logros pasados o si el sesenta aniversario de sus tratados fundacionales marcará el inicio de una nueva época.

Deshacer el camino andado. Por primera vez en seis décadas de integración europea, Bruselas pone sobre la mesa la opción de retroceder. Así lo deja plasmado en su 'Libro Blanco sobre el Futuro de Europa' presentado este miércoles 29 páginas firmadas por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

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