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Por qué Montenegro acusa a Rusia de orquestar un intento de golpe de estado
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Por qué Montenegro acusa a Rusia de orquestar un intento de golpe de estado

La fiscalía montenegrina afirma que "cuerpos estatales de Rusia" participaron en una operación el pasado octubre que pretendía asesinar al primer ministro Milo Dukanovic

Foto: Manifestación contra la OTAN en Podgorica, la capital de Montenegro, en diciembre de 2015 (EFE)
Manifestación contra la OTAN en Podgorica, la capital de Montenegro, en diciembre de 2015 (EFE)

La noticia dejó boquiabierto a más de uno: a principios del pasado noviembre, la fiscalía especial de Montenegro aseguró públicamente que las autoridades del país habían abortado una conspiración para orquestar un golpe de estado mediante el asesinato del primer ministro, Milo Dukanovic. El fiscal especial Milivoje Katnic explicó que una veintena de ciudadanos serbios y montenegrinos, incluyendo un antiguo comandante de las fuerzas especiales de Serbia, habían sido detenidos dos semanas antes, el 16 de octubre, el mismo día en que Montenegro acudía a las urnas. El plan, afirmó, consistía en irrumpir armados en el Parlamento y acabar con la vida de Dukanovic, lo que permitiría que una coalición de partidos favorables a Moscú se hiciese con el Gobierno.

“No tenemos evidencia alguna de que el estado de Rusia esté implicado en ningún sentido. Pero tenemos evidencias de que dos nacionalistas rusos fueron los organizadores”, afirmó entonces Katnic. Sin embargo, este fin de semana el fiscal ha redoblado las acusaciones, asegurando que “cuerpos estatales de Rusia estuvieron implicados hasta cierto nivel”. “Los órganos del estado ruso deben investigar qué cuerpos están implicados y abrir una investigación criminal acerca de estas acciones”, ha dicho.

Las acusaciones se basan en gran medida en el testimonio de uno de los detenidos, el serbio Aleksandar Sindjelic, que iba a encabezar el comando encargado de ejecutar el plan, y que ha cambio ha obtenido protección como testigo. Sindjelic es el líder de un grupo ultranacionalista llamado “Los Lobos Serbios” que combatió junto a los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania, Además, él mismo había admitido haber enviado voluntarios serbios a Crimea y tener vínculos con el Ministerio de Defensa de Rusia.

Otro de los participantes arrestados es Bratislav Dikic, un antiguo comandante de las fuerzas especiales serbias despedido por “actividades criminales y terroristas”. Las autoridades serbias acusan también a dos parlamentarios del partido opositor Frente Democrático, Andrija Mandic y Milan Knezevic, cuya inmunidad parlamentaria fue levantada la semana pasada para que puedan ser juzgados por su presunta implicación en la intentona.

Según la investigación montenegrina, Sindjelic viajó a Moscú en septiembre para encontrarse con dos ciudadanos rusos, identificados como un tal Eduard Shirokov y Vladimir Popov, que le habrían entregado 200.000 euros para financiar la operación. La prensa montenegrina inmediatamente especuló con que ambos podrían ser operativos rusos, tal vez del GRU, el servicio de inteligencia del ejército. Shirokov ha sido posteriormente identificado como Eduard Sismakov, quien, según la fiscalía montenegrina, es “miembro de las estructuras militares rusas”.

Inmediatamente después de las revelaciones de noviembre, la oposición montenegrina acusó al gobierno de Dukanovic de orquestar las acusaciones de golpismo para asegurar su reelección. Sin embargo, la conspiración fue confirmada por el primer ministro serbio Aleksandar Vucic, quien aseguró que las autoridades de Serbia habían identificado y detenido a varios de los implicados y recuperado 120.000 euros, así como algunos uniformes de policía. Posteriormente, los detenidos fueron deportados discretamente de Serbia, según algunas fuentes después de que el jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, viajase a Belgrado. Según una fuente cercana al gobierno serbio citada por el diario “The Guardian”, Patrushev se disculpó por lo que, aseguró, era una operación no autorizada llevada a cabo por elementos fuera del control del Kremlin.

Un plan de profesionales

El plan, desde luego, era audaz. De acuerdo con el fiscal Katnic, medio centenar de individuos esperaban en Serbia para, en la noche electoral, cruzar la frontera montenegrina y desestabilizar el pequeño país balcánico utilizando, entre otras cosas, francotiradores de elite. Entre ellos, afirmó, había varios ciudadanos rusos, que llevaban algún tiempo monitorizando de forma electrónica los movimientos de Dukanovic y comunicándose con aparatos electrónicos encriptados, lo que apunta a un trabajo de profesionales.

“La fiscalía especial de Serbia tenía a estas personas bajo supervisión, y les impidió que llevaran a cabo su plan. Esas personas ya no están en territorio de Serbia. No sé dónde están ahora, en Rusia u otro lugar”, indicó el fiscal. Los conspiradores, vestidos con uniformes de policía, se proponían abrir fuego contra una manifestación pacífica frente al Parlamento para, en el caos subsiguiente, penetrar en el edificio y acabar con el primer ministro.

El objetivo, según Katnic, era impedir que Montenegro se integre en la OTAN, tal y como ha prometido el gobierno de Dukanovic. Se espera que la entrada del país en la Alianza Atlántica se produzca esta primavera, cuando los 28 estados miembros ratifiquen su conformidad en sus respectivos parlamentos. Rusia, que tradicionalmente ha contado con Montenegro como un aliado en los Balcanes, se ha opuesto fuertemente a este paso, pidiendo a los montenegrinos que lo rechacen. Sismakov “le pidió [a Sindjelic] que actuase primero para impedir que Montenegro entre en la OTAN. Esa es la única motivación de estas estructuras”, afirma el fiscal.

“Hay varios factores en juego. Primero, el pensamiento estratégico ruso siempre ha estado preocupado con los puertos de aguas cálidas. El pasado octubre, una demostración de fuerza rusa casi descarrila después de que al portaaviones 'Almirante Kuznetsov' se le negase el derecho a repostar en España y Malta; los rusos tuvieron que llevar a cabo un repostaje de emergencia en el mar. Un puerto amistoso en el Adriático habría sido útil, pero las autoridades montenegrinas desecharon la idea tan pronto como empezaron a considerar la entrada en la OTAN”, explican los expertos Edward P. Joseph y Sinisa Vukovic en un artículo en la revista 'Foreign Affairs', en el que señalan que Rusia es también el principal inversor en el sector inmobiliario y la industria pesada de Montenegro. “Moscú ve a Montenegro tanto un lugar valioso desde un punto estratégico como un recién llegado insolente que le planta cara al oso ruso mientras se arrodilla frente a la OTAN y a Washington”.

¿Es la integración montenegrina en dicha alianza militar un problema tan grande para Rusia como para llevarle a participar en una operación semejante? Por lo pronto, el Kremlin lo niega todo. “Son acusaciones absurdas. No interferimos en los asuntos internos de otros países, incluyendo Montenegro”, afirmó ayer Dimitry Peskov. Pero mientras el clima político interno no deja de tensarse, la diminuta nación balcánica avanza hacia su integración en la OTAN, un paso más en esa expansión hacia el este que, tal y como lleva una década advirtiendo, tan intolerable le resulta al presidente Vladímir Putin.

La noticia dejó boquiabierto a más de uno: a principios del pasado noviembre, la fiscalía especial de Montenegro aseguró públicamente que las autoridades del país habían abortado una conspiración para orquestar un golpe de estado mediante el asesinato del primer ministro, Milo Dukanovic. El fiscal especial Milivoje Katnic explicó que una veintena de ciudadanos serbios y montenegrinos, incluyendo un antiguo comandante de las fuerzas especiales de Serbia, habían sido detenidos dos semanas antes, el 16 de octubre, el mismo día en que Montenegro acudía a las urnas. El plan, afirmó, consistía en irrumpir armados en el Parlamento y acabar con la vida de Dukanovic, lo que permitiría que una coalición de partidos favorables a Moscú se hiciese con el Gobierno.

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