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Correa, el hombre que no pudo (o no quiso) ser Hugo Chávez
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Correa, el hombre que no pudo (o no quiso) ser Hugo Chávez

Los paralelismos entre los gobiernos de Hugo Chávez y Rafael Correa son muchos. Pero Ecuador ha ganado “relativa estabilidad” en el aspecto político con Correa

Foto: El difunto líder venezolano Hugo Chávez saluda a Rafael Correa durante la ceremonia de bienvenida de la cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, en Caracas (Reuters).
El difunto líder venezolano Hugo Chávez saluda a Rafael Correa durante la ceremonia de bienvenida de la cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, en Caracas (Reuters).

Cuando el 5 de marzo de 2013 el entonces vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la muerte del presidente del país, Hugo Chávez, un escalofrío recorrió la América Latina alineada con el socialismo del siglo XXI. La región se quedaba huérfana del principal ariete contra el discurso y las aplicaciones del capitalismo. Muchos miraron hacia el faro ideológico de la región, Cuba. Otros giraron la vista hacia Brasil y Argentina. Unos pocos hacia Ecuador. Estos últimos aumentaron en los años sucesivos tras la derrota electoral del kirchnerismo en Argentina y la destitución política de Dilma Rousseff en el gigante lusoparlante en 2015. Se multiplicaron tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos ese mismo año y la muerte de Fidel Castro en 2016.

A pesar de ser un país pequeño en comparación con sus vecinos, las buenas cifras económicas de Ecuador facilitaron la exposición del presidente Rafael Correa y junto con su marcado discurso antiimperialista y a favor de la unidad latinoamericana, de “la Patria Grande”, hicieron que muchos lo tomaran como ese referente necesario en una época en la que los movimientos de izquierdas comenzaron a desinflarse.

Pero ahora que el ‘mashi’ (compañero en quechua), como se conoce coloquialmente a Correa, dejará la presidencia el 19 de febrero y se irá a Bélgica, de donde es su esposa, “a descansar”, ¿consiguió ser ese faro que, para bien o para mal, fue Chávez?

El Gobierno ecuatoriano ha sufrido protestas en las que se han podido ver pancartas en que exponían su temor a que Ecuador siga la senda de Venezuela

Los paralelismos entre los gobiernos de Hugo Chávez y Rafael Correa son muchos. Ambos llegaron al poder en parte gracias al cansancio de la gente con los partidos tradicionales, con discursos cercanos a los más desfavorecidos y anunciando cambios. Ya como presidentes promulgaron nuevas constituciones y aprovecharon el 'boom' petrolero, con precios regularmente por encima de los 100 dólares el barril, para comenzar una época de fuerte gasto social e inversión en infraestructuras. Los dos estuvieron mucho tiempo en el poder, Chávez 15 años y Correa una década.

Para el historiador Milton Luna Tamayo, Ecuador ha ganado “relativa estabilidad” en el aspecto político durante la presidencia de Correa en contraste con la época anterior, en la que en pocos años ocurrieron derrocamientos y varios jefes del Ejecutivo.

“Desde 2007, por decisión política del Gobierno de Correa y de su partido Alianza Popular (AP), señalan y emprenden medidas de alto nivel de fortalecimiento de la presencia del Estado en todos los órdenes, desde la economía, la sociedad, la cultura (...) apoyados en una estabilidad económica, ingresos de recursos económicos muy generosos alrededor de la elevación del precio del petróleo”, explica en una entrevista en su oficina de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

"Política asistencial y clientelar"

Luna Tamayo comenta que Correa aplicó el método chavista de “política asistencial y clientelar” mediante, por ejemplo, “el reparto gratuito de textos escolares, bonos de vivienda”, un sistema que “permitió una bajada significativa de los indicadores de pobreza.

Según el informe del Banco Mundial de septiembre de 2016, que cita “datos nacionales”, la pobreza en Ecuador se redujo del 37,6% al 22,5% en el periodo 2006-2014. De la mano, el coeficiente de desigualdad Gini bajó de 0,54 a 0,47 en el mismo periodo, siendo 0 la perfecta igualdad. Para el economista Sebastián Oleas, el presidente Correa “se benefició de una abundancia de recursos por la que no tuvo que trabajar”.

La calificada por Correa como “década ganada” desde su llegada al poder en 2007 también tiene sombras: endeudamiento y acusaciones de autoritarismo y de injerencia en el sistema judicial

“Llega al poder con una propuesta de revertir la corrupción política del país, con mucho apoyo, la gente estaba muy cansada de la inestabilidad política. Llega con planes de gasto público gigantescos, subsidios, transformación institucional. Asume el poder y tienes un disparo en el gasto público gigantesco a pesar de esta entrada de recursos petroleros”, sostiene el profesor de la Universidad San Francisco de Quito.

Las semejanzas del 'correísmo' con el 'chavismo' llegan hasta, según el Gobierno, el “intento de golpe de Estado” del 30 de septiembre de 2010, cuando una protesta policial por los salarios derivó en una revuelta instigada, según el presidente, por grupos opositores y “malos policías”. Correa acudió a negociar con los descontentos a un hospital y tuvo que ser rescatado en una operación militar. Chávez también fue rescatado, el 14 de abril de 2002, por las Fuerzas Armadas tras un golpe de Estado fallido que tuvo lugar tres días antes.

Y, cómo no, están sus programas de televisión. Chávez tenía el ‘Aló presidente’ y Correa su ‘Enlace ciudadano’.

La calificada por Correa y sus simpatizantes como “década ganada” desde su llegada al palacio presidencial de Carondelet en 2007 también tiene sombras. Endeudamiento, acusaciones de autoritarismo y de injerencia en el sistema judicial o críticas hacia una ley de comunicación que califica a la información como “servicio público” y da al Gobierno el poder de regularla. Frente a las condenas a este código y a las acusaciones de “atacar” a la libertad de expresión, Correa permitió que el fundador de WikiLeaks y referente periodístico de muchos, Julian Assange, se refugiara en la embajada ecuatoriana en Londres en 2012. Allí sigue.

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La directora general del Centro de Investigaciones y Estudios Especializados (CIEES), Tatiana Larrea, no está de acuerdo con esa imagen de Correa como recortador de la libertad de prensa y achaca las críticas al respecto a la idiosincracia del ecuatoriano. “Soy muy frontal. En este país puedes decir lo que quieras. Yo todos los días prendo el televisor y oigo de todo. Creo que sí que hay un presidente que no se queda callado y eso quizá al ecuatoriano, por su forma de ser callada, reservada, poco frontal, puede afectar”, afirma. Para Larrea, el presidente Correa “provoca mucho amor y mucho odio”, unos extremos que, dice, “son una muestra, desde la investigación, de que el país ha cambiado. Para bien o para mal según la percepción de quien te lo comente”.

Ecuador tampoco se libra de la comparación con el Gobierno venezolano por la corrupción y, con las elecciones presidenciales este fin de semana, han explotado en el país unas acusaciones del exministro de Hidrocarburos, Carlos Pareja Yannuzzelli, acusado de corrupción y prófugo de la justicia, en las que declaraba que en la estatal PetroEcuador nada se hacía sin el “visto bueno” del último vicepresidente de Correa, Jorge Glas, quien buscará la reelección el 19 de febrero por AP como segundo de Lenín Moreno, líder en las encuestas. Glas lo ha negado y el mismo Correa ha asegurado que se debe a que en la oposición “están desesperados por las futuras elecciones”.

¿Ecuador será Venezuela?

En los últimos meses, el Gobierno ecuatoriano ha sufrido varias protestas callejeras de diferente intensidad en las que se ha podido ver a los manifestantes con pancartas en las que exponían su temor a que Ecuador siga la senda de Venezuela y pueda acabar en la complicada situación en la que hoy se encuentra el país caribeño, con tasas de asesinatos e inflación desatadas y con una crisis socioeconómica brutal.

Para que no se genere déficit en las finanzas públicas “el precio del petróleo tendría que subir a alrededor de 122 dólares", asegura Oleas

Sí, el presidente Correa siempre se ha mostrado solidario antes con Chávez y ahora con su sucesor, Nicolás Maduro, pero la realidad de la situación ecuatoriana ya la querrían los venezolanos, a pesar de lo mucho que ambas economías han sufrido por la caída de los precios petroleros, su principal fuente de ingresos. Y eso que, según el Banco Central del Ecuador (BCE), el producto interior bruto (PIB) del país cayó en 2016 un 1,7%, muy lejos de las cifras de la época de la bonanza, cuando el país llegó a crecer, en 2013, un 4,5%. Las cifras para 2017 tampoco invitan a soñar.

Para este año, el BCE proyecta un crecimiento del 1,4% en el país contando con que el barril de petróleo estará en torno a los 60-70 dólares. En el momento de escribir estas líneas se encontraba alrededor de los 50. Una cifra de crecimiento muy optimista si se la compara con el 0,3% calculado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) o el decrecimiento del 2,9% del Banco Mundial.

Este decrecimiento ha tenido su efecto en las cifras de pobreza. El mismo informe del Banco Mundial citado más arriba señala que la “pobreza subió ligeramente del 22,5% en 2014 a un 23,3% en 2015 debido a un incremento de la pobreza rural, que pasó del 35,3% al 39,3%” y donde cita también los efectos del “devastador terremoto” de abril de 2016 en el noroeste del país.

Según Sebastián Oleas, “creer que la economía va a crecer este año diría que es optimista y hasta ingenuo”. Asegura que para que no se genere déficit en las finanzas públicas “el precio del petróleo tendría que subir a alrededor de 122 dólares". “Si es que crecemos, en la coyuntura actual, va a ser cercano al 0%. De hecho, creo que vamos a decrecer este año”, afirma el candidato a doctor en Economía, quien defiende que Correa no ha radicalizado más su propuesta socialista por la dolarización de la economía que rige en el país desde el año 2000.

“Es fantástico para gobiernos muy adeptos a gastar como los nuestros que no tengan el control de la política monetaria, porque les pone una restricción y están obligados a buscar otros medios de ingreso”, sostiene. No obstante, advierte que “el dólar sigue estando ahí, pero no va a durar para siempre”, a pesar de que “si hay algo más popular que Correa, es el dólar”.

Correa quiso recoger el testigo regional dejado por Chávez pero que no pudo por la modificación del escenario regional y la “pérdida de prestigio” de los gobiernos izquierdistas

Milton Luna opina que Ecuador no derivará “hacia escenarios tan catastróficos” como el venezolano, pero asegura que “el deterioro de la economía o la sociedad se van convirtiendo en más firmes”. “La constatación de los niveles de concentración de poder, de deterioro de espacios democráticos y la implantación de situaciones de deterioro de la sociedad civil sin duda son muy graves” advierte.

Por su parte Tatiana Larrea tiene claro que no y que la oposición política ha aprovechado la situación venezolana para atacar al presidente Correa. “No veo elementos que se puedan parecer a Venezuela, para nada (...) No he visto gente matándose en la calle, un Estado ajeno a las necesidades de la gente. Esa indefensión de no hay nada. Yo no he visto que la gente lo sienta así aquí. Que la gente se queja, sí. Pero ese tipo de angustias, eso no se siente aquí en el Ecuador”, comenta la socióloga.

¿Correa sucedió a Chávez o no?

Diferentes países y diferentes situaciones. Larrea defiende que la figura de Correa sí tiene ese reconocimiento a nivel mundial que tenía el difunto presidente Chávez. “Sería imposible negar la fuerza del liderazgo de Correa”, sostiene. Y de nuevo recurre a la idiosincrasia del ecuatoriano para reclamar que al presidente no se le reconozca tanto dentro de sus fronteras como fuera de ellas. En los estudios de popularidad, Chávez y Correa rara vez bajaron del 50% de aceptación.

El historiador Milton Luna, sin embargo, cree que Correa quiso recoger el testigo regional dejado por Chávez pero que no pudo por la modificación del escenario regional y la “pérdida de prestigio” de los gobiernos izquierdistas por, entre otros, el caso de la constructora brasileña Odebrecht y su red de corrupción en varios países de América Latina.

“El paraguas internacional de estos gobiernos se fue deteriorando. Se debilita por dentro de cada país”, defiende, y cita como ejemplo el deterioro de influencia regional de la Alianza bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA) fundada en 2004 por el mismo Chávez y Fidel Castro. “El ALBA quedó para la historia. ¿Quién quiere ser el líder de ese grupo? Correa se veía ahí en el inicio, pero después se va decantando la realidad de los propios proyectos, y me parece que Correa quiere pasar a la posteridad no como líder de los gobiernos progresistas, sino como él solo”, defiende.

Sebastián Oleas, sin embargo, considera que Correa no llegó a cubrir el vacío de Chávez por una cuestión de dinero. “A Chávez la plata del petróleo le chorreaba, cosa que a Ecuador no”.

Cuando el 5 de marzo de 2013 el entonces vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la muerte del presidente del país, Hugo Chávez, un escalofrío recorrió la América Latina alineada con el socialismo del siglo XXI. La región se quedaba huérfana del principal ariete contra el discurso y las aplicaciones del capitalismo. Muchos miraron hacia el faro ideológico de la región, Cuba. Otros giraron la vista hacia Brasil y Argentina. Unos pocos hacia Ecuador. Estos últimos aumentaron en los años sucesivos tras la derrota electoral del kirchnerismo en Argentina y la destitución política de Dilma Rousseff en el gigante lusoparlante en 2015. Se multiplicaron tras el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos ese mismo año y la muerte de Fidel Castro en 2016.

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