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El español que lleva 11 días viviendo en el aeropuerto de Bogotá (Colombia)
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"si volvemos a casa, nos matan"

El español que lleva 11 días viviendo en el aeropuerto de Bogotá (Colombia)

David de la Puente no tiene dinero y asegura que su vecino, un exsicario, quiere matarle. Mientras espera que se resuelva su repatriación, malvive junto a su pareja en los pasillos del edificio

La película ya existe, se titula “La Terminal”. Protagonizada por Tom Hanks, encarnando la historia real de un refugiado iraní que vivió 18 años en la zona de tránsito del aeropuerto parisino Charles de Gaulle. Esta vez, el protagonista es un español, David de la Puente, quien lleva viviendo once días en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, la capital de Colombia. En su caso, puede salir a la calle. No lo hace por miedo a ser asesinado por un paramilitar y porque tampoco tiene adonde ir. La historia es real.

[En imágenes: la historia del español atrapado en un aeropuerto de Colombia]

“Estamos a la espera de que la Embajada española nos conceda la repatriación para abandonar el país”, explica el barcelonés de 41 años junto a su compañera, Patricia López, colombiana. “Hemos vivido varias semanas en la calle y no tenemos dinero para irnos. Si volvemos a nuestra casa, nos matan”, afirma David.

Uno de los pasillos intransitados de la terminal de salidas de El Dorado es ahora su hogar y su refugio, instalados con apenas un par de mantas que cargan por todas partes. También, como en la película, han hecho amigos entre los trabajadores del aeropuerto. “Una mujer de la limpieza nos deja asearnos en los lavabos, pero ya no nos queda jabón y aquí no se encuentra”, explica el español, cuyo hedor da para entender las dificultades de higiene que sufren. Apenas les quedan 100.000 pesos (unos 30 euros). Lo poco que gastan es para comprar algunos tentempiés, lo más asequible en una terminal. El propietario de uno de los restaurantes les brindó anoche un plato de comida.

David mata las horas viendo en su ordenador películas entrecortadas gracias al escaso wifi abierto. La inquietud se apodera de la pareja por la noche que, en ocasiones, les obliga a cambiarse de lugar: “Una madrugada me despertó una mujer con una patada diciendo que dábamos mala imagen al aeropuerto. Otra vez vino un policía a echarnos, pero volvimos a entrar. Y otra noche, tuvimos que movernos porque había dos tipos que parecían ladrones”, afirma Patricia. Uno de los agentes que custodia el aeropuerto asegura a este diario que pueden quedarse en el edificio y que no han recibido órdenes de expulsarlos.

Sin embargo, la orden de deportación emitida por Migración tiene vigencia hasta el 17 de febrero. A partir de esa fecha, David vuelve a estar ilegal y “todo es posible”. “Uno no descansa bien. El aeropuerto es el único lugar seguro, uno tiene temor a que lo echen”, dice el español visiblemente cansado.

Empujados a la calle por las amenazas

El calvario de la pareja comenzó el pasado agosto. A la casa que administraban en el humilde barrio bogotano de San Gabriel se mudó, según David, un supuesto exsicario con quien empezaron a sufrir riñas constantes. “Yo ni siquiera salí de mi habitación durante meses para no entrar en problemas”, relata el español. El exsicario se presentaba como “paramilitar” y les soltaba advertencias como “ya podéis salir de aquí en 24 horas”. Algunos de los insultos tenían un tinte xenófobo, acusando a los españoles de “ladrones”. Las intimidaciones alcanzaron un carácter peligroso el 20 de diciembre, cuando el hombre se abalanzó sobre David para golpearle y luego le amenazó con un chuchillo.

Ese mismo día, David presentó una denuncia en la Dirección de Investigación Criminal, aunque el agente de turno les dio pocas esperanzas: “No pierdan el tiempo viniendo acá, porque antes que lo investiguemos, les han matado”, según detalla el español. Desde entonces, la pareja abandonó su hogar y vivió durante varias semanas en parques del centro de la capital colombiana. “Nunca imaginé que sería un mendigo en Bogotá”, asevera el hombre.

El 6 de enero regresaron a su apartamento y la situación se volvió más traumática. El casero, un subintendente de la policía, se enfrenta a la pareja por haber presentado una denuncia en comisaría. Una tensa relación que dispara su desconfianza y les obliga a volver a vivir en la calle desde finales de enero.

Desde el incidente del 20 de diciembre y su denuncia, la pareja inicia un interminable periplo burocrático para lograr la salida del país. Una odisea que incluye un ataque epiléptico de David en las oficinas de Migración Colombia, según cuenta. Las autoridades colombianas le avisan de que, pese a concederle la deportación, ellos no pueden sacarlo del país.

David asegura haber visitado el Consulado español en tres ocasiones, y la respuesta ha sido siempre frustrante. Siempre según su versión, en la primera ocasión una de las funcionarias le espeta un: “Tú eres catalán, ¿qué vienes a pedir aquí?”. En la segunda le advierten que no le van a repatriar por falta de dinero, ya que “sólo se repatría a los muertos”. Y en la última, el 30 de enero, le informan que al ser catalán “la embajada no tiene ninguna responsabilidad”. Según David, ésta fue la explicación: “Primero debe ayudarte tu familia, luego la Generalitat debe costear los gastos y, finalmente, la embajada puede mediar”.

Proceso en trámite

Por su parte, los funcionarios de la Embajada española niegan a este diario las acusaciones ‘catalanófobas’ de David y aseguran que se encuentran a la espera de recibir respuesta del Ministerio de Exteriores en Madrid, que puede tardar entre “una semana y diez días”. Desde la Oficina de Información Diplomática indican a El Confidencial que, al tiempo que el consulado español en Bogotá está siguiendo la situación, De la Puente “ha rellenado los formularios que han puesto a su disposición para poder optar a la ayuda, y en estos momentos su solicitud está siendo tramitada”.

El artículo 1 de la orden ministerial del 14 mayo 2002 (tomo III) indica la responsabilidad del Estado en hacerse cargo de las repatriaciones ante la falta de recursos del afectado: “Constituye repatriación voluntaria el traslado de un nacional, a petición suya, desde un país extranjero al territorio español, cuando por su situación, no pueda hacer frente, total o parcialmente, a los gastos derivados de su viaje de regreso a España”. El procedimiento, explica un especialista, no es automático, sino que primero las autoridades deben determinar que el solicitante efectivamente carece de los medios para volver a nuestro país por sí solo y cumple los requisitos para recibir esta ayuda del Estado. La rapidez de la decisión dependerá de lo completa que sea la documentación aportada para demostrar que el individuo está en dicha situación de necesidad.

Asimismo, tal y como David indica, la ley establece el reembolso del billete de avión una vez en España: “Las ayudas que se regulan en esta Orden tendrán en principio y salvo que la autoridad con competencia para concederlas acuerde motivadamente lo contrario, carácter de reintegrables, estando obligados los beneficiarios a proceder a la devolución del importe percibido…”, reza el boletín. El Presupuesto General de 2016 contempla una partida de 2.304.720 euros para la ‘Protección de españoles en el extranjero: asistencia social, evacuaciones, hospitalizaciones y repatriaciones’. En ese sentido, el catalán subraya que no pretende que el vuelo le salga gratis, pero que "se trata de una emergencia que el Estado español dispone de recursos para resolver”.

La misma vida de este catalán ha sido una truculenta historia. No regresa a su casa, en el Barrio Gótico de Barcelona, desde 2010, cuando se mudó a París. Allí conoció por Facebook a Patricia, y poco después, en septiembre de 2012, aterrizó en Bogotá para estar con ella. Desde entonces, ha realizado trabajos de mantenimiento eléctrico y de albañil. Intentaron casarse pero, según él, las autoridades colombianas se lo impidieron alegando que no contaba con la documentación necesaria. Un ‘matrimonio imposible’ que podría haberles ahorrado algunas complicaciones: al no estar formalizada su unión, es muy probable, como les han sugerido las autoridades migratorias, que sólo David pueda acogerse a la repatriación, separándolo de Patricia.

Una vez vencido el periodo para permanecer como turista, la multa del español ha ascendido en estos años a 283.000 pesos (unos 80 euros), más los intereses, cuya cuantía desconoce. No puede pagar ni esa multa, ni el billete de avión. Su madre ha tratado de contactar sin éxito con varios organismos públicos en Barcelona y está tratando de recaudar el dinero entre conocidos. Según David, su madre fue hospitalizada recientemente tras sufrir un ataque de ansiedad y siente “miedo de no volver a verla”.

A la espera de una solución, David y Patricia deambulan por la terminal de salidas con una maleta y una bolsa de plástico a cuestas, donde cargan toda su vida. Algunos ratos, atienden a varias televisiones colombianas que ya se han hecho eco de la noticia, presentándolos como los “Refugiados en El Dorado”.

La película ya existe, se titula “La Terminal”. Protagonizada por Tom Hanks, encarnando la historia real de un refugiado iraní que vivió 18 años en la zona de tránsito del aeropuerto parisino Charles de Gaulle. Esta vez, el protagonista es un español, David de la Puente, quien lleva viviendo once días en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, la capital de Colombia. En su caso, puede salir a la calle. No lo hace por miedo a ser asesinado por un paramilitar y porque tampoco tiene adonde ir. La historia es real.

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