Francia promete "firmeza" contra la supuesta violación de un joven detenido por la policía

El primer ministro francés, Bernard Cazeneuve, prometió este martes "la mayor firmeza" contra los agentes acusados de haber agredido y violado a un joven negro arrestado en un suburbio al norte de París. "Cuando hay errores graves de deontología hay que actuar con la mayor firmeza", aseguró el jefe del Gobierno cuatro días después de los hechos que han provocado una ola de disturbios en Aulnay-sous-Bois, donde tuvo lugar la presunta agresión.

Según el joven, identificado como Théo, de 22 años, un destacamento de policía que procedía a un control de tráfico de drogas le detuvo el pasado jueves y, sin razón aparente, le insultaron, agredieron e introdujeron una porra extensible por el ano. Théo llegó malherido a la comisaría, desde la que tuvo que ser trasladado de urgencia para ser sometido a una operación.

Uno de los agentes está imputado por violación y los otros tres por "violencia voluntaria". Todos ellos han sido apartados del servicio de forma preventiva. Los policías, por su parte, aseguran que intentaron detener a ese joven y usaron gas lacrimógeno y "una porra extensible" porque se resistió.

Cazeneuve recordó que fue durante años ministro del Interior y que, en ese cargo, siempre dijo a los policías que llevar un uniforme "obliga a ser ejemplar" porque "se encarna la autoridad del Estado". El primer ministro señaló que esos hechos no se justifican por la presión a la que están sometidas las fuerzas del orden, sobrecargadas por su implicación en la lucha contra el terrorismo y contra la violencia en el país.

La reacción del primer ministro se produjo después de que en los barrios de Aulnay-sous-Bois se viviera una tercera noche consecutiva de disturbios. El presidente de Francia, François Hollande, subrayó por su parte que "la justicia es el garante de las libertades" incluso cuando son las fuerzas del orden las que están acusadas.

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Siguen los disturbios

Al menos 26 personas fueron detenidas la noche del lunes, cuando cinco vehículos fueron incendiados, al igual que algunas papeleras, y hubo tentativas de prender fuego a dos restaurantes que, pese a la intervención de los bomberos, resultaron dañados. La Prefectura de Policía añadió que los agentes se vieron rodeados y lanzaron varios disparos al aire con balas reales para intentar calmar la situación, al no disponer "de ningún otro medio" de disuasión a su alcance.

Las protestas traen a la memoria de los franceses la oleada de violencia que se desató en el otoño de 2005 en decenas de barrios conflictivos, poco después de que el entonces ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, llamase "escoria" a los jóvenes que los habitan y prometiera limpiar esas zonas con agua a presión.