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Por qué no te importa nada el terrorista de ultraderecha de Quebec
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EL ATAQUE a LA GRAN MEZQUITA DEJÓ 6 MUERTOS

Por qué no te importa nada el terrorista de ultraderecha de Quebec

A diferencia de los atentados cometidos por musulmanes, este tipo de acciones apenas reciben atención de medios y público. Hablamos con varios expertos para averiguar a qué se debe

Foto: Una mancha de sangre de una víctima en la Gran Mezquita de Quebec, el 1 de febrero de 2017 (Reuters)
Una mancha de sangre de una víctima en la Gran Mezquita de Quebec, el 1 de febrero de 2017 (Reuters)

El pasado domingo, poco después de las nueve de la noche, un hombre armado entró en la Gran Mezquita de la ciudad canadiense de Quebec y abrió fuego contra las personas que, en ese momento, realizaban la oración de la noche. Seis personas murieron a consecuencia de las heridas recibidas. El presunto tirador, identificado posteriormente como Alexandre Bissonnette, un ultraderechista de 27 años, logró huir del sitio para, horas después, entregarse a la policía. El primer ministro canadiense Justin Trudeau lo calificó enseguida de "acción terrorista".

La noticia fue inmediatamente publicada en casi todos los medios importantes del mundo, pero, a diferencia de otros atentados en países occidentales, recibió una cobertura discreta. Pocos medios extranjeros enviaron a un reportero -no digamos ya un equipo- al lugar del suceso; y muy pocos hicieron un seguimiento exhaustivo del autor. El Confidencial no fue una excepción: la noticia del tiroteo, que en un primer momento hablaba de hasta tres tiradores, no fue actualizada a medida que iba surgiendo nueva información, y el artículo sobre Bissonette apenas tiene cuatro párrafos. Si se compara con la atención recibida por Abdelhamid Abaaoud, cerebro de los atentados de París (mencionado en más de una veintena de artículos), o por Salah Abdeslam, el fallido suicida de aquella operación detenido posteriormente en Bruselas (no menos de 14 artículos), el resultado es informativamente pobre.

¿Cuál es el motivo? El Confidencial ha preguntado a varios profesionales de diferentes perfiles para tratar de descubrir algunas claves.

Para Ismael Nafría, periodista y consultor especializado en medios de comunicación, el principal motivo en este caso concreto fue la agenda informativa, en la que la noticia tuvo lugar al mismo tiempo que otros sucesos que acapararon el foco mediático: “Creo sinceramente que el principal motivo por el que este ataque ha recibido menos atención mediática, o ha pasado más desapercibido de lo que sería normal, es básicamente por la coincidencia temporal con la noticia que ha centrado totalmente la atención de los medios, al menos aquí en Estados Unidos, durante todo el fin de semana y días posteriores, derivada de la decisión de Trump de imponer restricciones de entrada al país a los ciudadanos de 7 países de amplia mayoría islámica”, afirma.

“Las detenciones, retenciones, protestas ciudadanas, decisiones judiciales contra la orden, reacciones políticas, aclaraciones (o confusiones añadidas sobre la medida), etc. han acaparado toda la atención informativa en un momento ciertamente histórico para este país”, añade. “En la práctica, lo que se ha ido publicando sobre el ataque y el detenido y sus posibles motivos ha quedado en muchos casos sepultado bajo montañas de noticias relacionadas con la actualidad política de Estados Unidos”.

La jerarquización del sufrimiento

Ninguno de los expertos consultados cree que exista un intento deliberado de restar importancia a estos sucesos, sino que el fenómeno ocurre de forma natural: “No creo que se trate de una manipulación consciente, aunque las redacciones de los medios de comunicación sean responsables de no introducir a conciencia, por pedagogía y rigor profesional, cierta objetividad en la jerarquía noticiosa. Esa debería ser su labor”, opina el filósofo Santiago Alba Rico. “En cualquier caso, la cuestión es más simple y dura: una gran parte de la población occidental, incluidos muchos periodistas, aceptan con mansa naturalidad, con tranquila espontaneidad ya interiorizada, la superioridad de nuestra cultura, que sienten, aún más, amenazada; en consecuencia consideran poco relevante -y a veces hasta estimulante- la muerte de un musulmán. Se llama islamofobia y es el equivalente en el espejo del nihilismo militante de los simpatizantes del ISIS”.

“En el momento actual que se vive, con toda la tensión, los ataques terroristas, y las guerras en Oriente Medio, tiene sin duda una mayor trascendencia cualquier atentado o acción terrorista cometido por alguien de religión musulmana. Eso colabora poco a rebajar la tensión en ese marco, pero es la realidad que es como funcionan las noticias actualmente en todo el mundo”, sostiene el coronel Pedro Baños, analista geopolítico.“Cualquier incidente que suceda que haya sido cometida por un musulmán tiene un eco mediático mayor que la trascendencia del propio hecho. En EEUU, por ejemplo, fallecen por arma de fuego unas 13.000 personas al año, pero solo tiene resonancia cuando se cree que el autor de un tiroteo puede practicar la religión musulmana”, dice Baños.

Uno de los motivos es el miedo que generan en el público unas acciones frente a otras. En los países occidentales, muy poca gente -salvo los creyentes musulmanes, obviamente- teme que vaya a poder ser víctima de un atentado en una mezquita, mientras que un ataque contra un restaurante o una sala de conciertos, como sucedió en París, o un aeropuerto, como en Bruselas, le pone los pelos de punta: las víctimas podíamos haber sido cualquiera. “Hay que pensar que a nosotros lo que nos preocupa es lo que nos afecta directamente, cuando es algo que pensamos que ataca a nuestro mundo judeocristiano o a los principios y valores democráticos, especialmente cuando se produce en nuestro propio territorio, nos produce mayor conmoción que si las víctimas son de otra religión. Como por ejemplo, cuando se cometen atentados en el mundo musulmán, que en realidad son los más afectados, pero su sufrimiento no tiene el mismo efecto en nosotros”, dice Baños.

placeholder Autobuses destruidos tras la explosión de una ambulancia bomba en Samarra, Irak, el 6 de noviembre de 2016 (Reuters)
Autobuses destruidos tras la explosión de una ambulancia bomba en Samarra, Irak, el 6 de noviembre de 2016 (Reuters)

En un sentido similar se expresa Alba Rico: “La prueba de que detrás de este doble rasero hay sobre todo indiferencia etnocentrista, y no una manipulación interesada, es que tampoco se da demasiada importancia a las víctimas del ISIS en Nigeria, Libia, Somalia o Túnez, aunque podrían utilizarse para legitimar nuestras nefastas políticas antiterroristas”.

“Estamos viendo que existe una psicosis muy importante a nivel mundial”, dice Baños. Y eso, al final, solo puede jugar en favor de los radicales: “La des-democratización dominante va acompañada de una performatividad culturalista que está haciendo realidad la 'confrontación de culturas' anunciada por Samuel Huntington hace 25 años”, asegura Alba Rico. “El triunfo de Donald Trump en EEUU y el avance de los partidos de ultraderecha en Europa es causa y consecuencia de este etnocentrismo cada vez más beligerante”.

El pasado domingo, poco después de las nueve de la noche, un hombre armado entró en la Gran Mezquita de la ciudad canadiense de Quebec y abrió fuego contra las personas que, en ese momento, realizaban la oración de la noche. Seis personas murieron a consecuencia de las heridas recibidas. El presunto tirador, identificado posteriormente como Alexandre Bissonnette, un ultraderechista de 27 años, logró huir del sitio para, horas después, entregarse a la policía. El primer ministro canadiense Justin Trudeau lo calificó enseguida de "acción terrorista".

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