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Los 'traidores' a Trump: boicot a la investidura del "presidente semi-electo"
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60 congresistas demócratas no asistirán

Los 'traidores' a Trump: boicot a la investidura del "presidente semi-electo"

El 'Inauguration Day' es una oportunidad para que rivales políticos cierren las heridas abiertas en campaña. Este año no será así. Decenas de congresistas boicotearán la toma de posesión

Foto: Manifestantes protestan contra Donald Trump cerca de la Torre Trump, en NUeva York, el 19 de enero de 2017 (Reuters).
Manifestantes protestan contra Donald Trump cerca de la Torre Trump, en NUeva York, el 19 de enero de 2017 (Reuters).

La tradición marca que el 'Inauguration Day' es una oportunidad para que rivales políticos cierren, entre copas, las heridas abiertas durante la campaña. Es un día de fiesta en Capitol Hill, una jornada de transición pacífica en la que el alboroto de las celebraciones toma los edificios de oficinas. Este año, sin embargo, no abundan los gestos de cortesía entre republicanos y demócratas.

En una rebelión sin precedentes, hasta 60 congresistas demócratas boicoterán la ceremonia de investidura del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Su decisión ha sido interpretada como un reflejo de la actual división en el país, un síntoma de una brecha partidista que se extiende sin freno por EEUU. Anoche, ante el Club Nacional de la Prensa donde partidarios del magnate celebraban la fiesta “DeploraBall” (“el baile de los deplorables”), docenas de opositores a Trump insultaron a los asistentes hasta que la policía intervino utilizando gas pimienta.

“El país está inquieto y dividido. Se supone que las ceremonias de investidura son una oportunidad para la reconciliación. Este año no será así”, explica Ray Smock, director del Centro Robert Byrd para la Congressional History anda Educaction, a 'Vox.com'.

El origen de las deserciones se remonta al 5 de enero, cuando la representante por Massachusetts Katherine Clark declaró que asistir a la ceremonia “contribuiría a la normalización de la retórica divisiva del presidente electo”. Durante las siguientes dos semanas, dos decenas de congresistas demócratas se sumaron al boicot, que ganó adeptos tras las revelaciones sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de noviembre. Pero fue el icono de la lucha por los derechos civiles, John Lewis, quien desató una ola de 'bajas' tras un enfrentamiento con Trump.

Lewis, representante por Georgia, el congresista más veterano y un héroe entre los demócratas, afirmó que los ciberataques rusos durante la campaña convierten al magnate neoyorquino en un presidente “ilegítimo”. Trump contraatacó insultándole en Twitter, y su reacción transformó el goteo de demócratas que se negaban a asistir a la ceremonia en una riada.

Foto: Donald Trump presenta a su esposa, Melania, antes de dirigirse a los presentes en un almuerzo, en Washington, el 19 de enero de 2017. (Reuters)

“No merece ser presidente de Estados Unidos”

En la lista de 'traidores' al nuevo presidente están el congresista de Texas Al Green -”no asistiré porque mi conciencia me dice que es lo que debo de hacer”-; la congresista por California Lucille Roybal-Allard -por “los comentarios despreciativos que ha hecho el presidente electo sobre mujeres, mexicanos y musulmanes”-; Keith Ellison, representante por Minnesota -“no homenajearé a un hombre que predica una política de división y odio”-; Steve Cohen, representante por Tennessee -“este presidente semi-electo no merece ser presidente de Estados Unidos”-; o Yvette Clarke, representante de Nueva York -“cuando Trump insultó a Lewis, insultó a América”-.

'El gran dilema de los demócratas en este desastre que sufre el partido es qué estrategia deben seguir en el Senado. Esto explica por qué no resulta tan sencillo secundar el boicot'

Hasta el momento, ningún senador demócrata se ha unido a los 60 congresistas que han prometido boicotear la toma de posesión. Asimismo, varias figuras claves del partido -incluidos los Clinton- han confirmado su asistencia. Los senadores demócratas representan a un número mucho más amplio de personas y tienen que responder ante, en mucho casos, millones de sus electores que votaron Trump. Y el 25% de ellos se juegan la reelección en 2018. “Así que hay 25 senadores que probablemente piensan que es arriesgado (boicotear la ceremonia)”, declara el demócrata John Yarmuth, que se ha unido al boicot, al diario 'The Washington Post'.

La mayoría de los congresistas que secundan la iniciativa proceden de zonas en las que Hillary Clinton ganó con comodidad. Únicamente una congresista entre los rebeldes, Carol Shea-Porter de New Hampshire, pertenece a un distrito ganado por Trump.

"El gran dilema de los demócratas en este desastre que sufre el partido es la estrategia a seguir en el Senado. Tienen 49 senadores, por lo que podrían entorpecer los planes de Trump. El dilema es si deben optar por una oposición constructiva o repetir la obstrucción total que sufrió Obama. Hay que tener en cuenta el reducto en que se han convertido los senadores demócratas y que el partido está en un momento muy complicado. El electorado no aprecia que paralices el Gobierno por motivos partidistas. Esto explica por qué no resulta tan sencillo secundar el boicot", señala a este diario Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacional en la Universidad Pontifica Comillas ICAI-ICADE.

La tradición marca que el 'Inauguration Day' es una oportunidad para que rivales políticos cierren, entre copas, las heridas abiertas durante la campaña. Es un día de fiesta en Capitol Hill, una jornada de transición pacífica en la que el alboroto de las celebraciones toma los edificios de oficinas. Este año, sin embargo, no abundan los gestos de cortesía entre republicanos y demócratas.

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