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"De 25 solo quedamos dos": Obama revoca las medidas que promueven el éxodo cubano
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más de 180.000 cubanos dejaron la isla en 2016

"De 25 solo quedamos dos": Obama revoca las medidas que promueven el éxodo cubano

El presidente saliente de EEUU ha derogado dos de los programas destinados a favorecer la salida de cubanos de la isla por razones políticas. La decisión afectará a miles de personas ya en ruta

Foto: Inmigrantes cubanos se disponen a cruzar la frontera de EEUU en Ciudad Juárez, México, tras volar desde Panamá, el 17 de mayo de 2016 (Reuters)
Inmigrantes cubanos se disponen a cruzar la frontera de EEUU en Ciudad Juárez, México, tras volar desde Panamá, el 17 de mayo de 2016 (Reuters)

“Cuando el presidente Zapatero concedió pasaportes a los cubanos descendientes de españoles, de este barrio nos lo dieron a 25 personas. De esos, hoy solo quedamos dos aquí”, dice Estela, una profesional que vive en una zona residencial de Santa Clara, la principal ciudad del centro de Cuba. Varias de las casas alrededor de la suya están vacías; sus habitantes viven ahora en Europa o EEUU.

Este fenómeno no se circunscribe a este barrio, sino que es general en toda Cuba. Decenas de miles de cubanos, sobre todo jóvenes, hacen las maletas. Saben que, incluso si la normalización con EEUU da sus frutos, pasarán años antes de que vean resultados tangibles, y mientras tanto su juventud se habrá consumido. Muchos no están dispuestos a esperar. Otros, a un año del restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana, están ya decepcionados con la falta de avances. En Madrid, G., una treintañera cubana, nos enseña la foto de su clase en el instituto: “De todos estos, en Cuba sólo queda ella”, dice con melancolía resignada, señalando el rostro adolescente de una de sus antiguas compañeras.

Foto: Migrantes cubanos hacen fila para recibir comida en una escuela en la localidad costarricense de La Cruz, muy cerca de Nicaragua, el 17 de noviembre de 2015 (Reuters)

Según datos oficiales cubanos, más de 180.000 personas salieron de la isla entre principios de 2015 y el verano pasado, una cifra enorme para una población de alrededor de 11 millones de habitantes. Una tendencia acelerada ante el temor de que Estados Unidos, que durante medio siglo ha promovido este éxodo por razones políticas, diese marcha atrás. Precisamente lo que ha ocurrido hoy.

Y es que el presidente saliente Barack Obama está utilizando sus últimos días en el Despacho Oval para tratar de afianzar las decisiones tomadas por su Administración en materia de asuntos exteriores. Ante la incertidumbre sobre qué posición tomará Donald Trump frente a una de estas medidas estrella, el acercamiento a Cuba, Obama ha ordenado revocar uno de los pilares de la política exterior de EEUU hacia la isla, la llamada política de “pies secos-pies mojados”. También ha derogado el “Programa Parole”, implantado por George W. Bush en 2006, que incentivaba la deserción de los profesionales médicos que participan en misiones en el extranjero, al que se habían acogido miles de doctores y trabajadores sanitarios enviados a países como Venezuela, Brasil o diversos estados africanos.

“Hoy, Estados Unidos está dando pasos importantes para normalizar las relaciones con Cuba y para lograr una mayor consistencia en nuestra política de inmigración. El Departamento de Seguridad Nacional está poniendo fin a la llamada política de "pies secos-pies mojados", que se puso en práctica hace más de veinte años y fue diseñada para una época diferente”, ha declarado el presidente Obama. “Con efecto inmediato, los cubanos que intenten ingresar a los Estados Unidos ilegalmente y no califiquen para recibir ayuda humanitaria estarán sujetos a deportación, de acuerdo con la ley de los Estados Unidos y las prioridades de su cumplimiento. Al dar este paso, estamos tratando a los emigrantes cubanos de la misma manera que tratamos a los migrantes de otros países”, ha dicho.

"Temeraria concesión al régimen"

Ese doble rasero, precisamente, era una de las grandes quejas del Gobierno cubano: mientras a mexicanos o centroamericanos se les aplicaban con extremo rigor las restricciones migratorias, los cubanos recibían ayudas para el alojamiento y el empleo, así como la concesión de la nacionalidad estadounidense pasado un año. Por este motivo, en muchos lugares de Centroamérica se mataba –literalmente- por un pasaporte o carnet de identidad cubano. Como consecuencia de esta política, muchos miles de cubanos han muerto ahogados en el Estrecho de la Florida tratando de llegar a EEUU.

Los legisladores cubanoamericanos, fuertemente opuestos al castrismo, han reaccionado duramente contra la medida, que consideran un balón de oxígeno para el régimen cubano. “El anuncio de hoy sólo servirá para endurecer la soga que el régimen de Castro sigue teniendo alrededor del cuello de su propio pueblo”, ha declarado Bob Menéndez, senador demócrata por Nueva Jersey. “Nunca debemos negar que un refugiado cubano huya de una entrada brutal al régimen en los Estados Unidos. Debemos recordarnos todos los días la continua opresión y el sufrimiento humano que está sucediendo, no en medio del mundo, sino a sólo 90 millas de nuestras costas”. Por su parte, Ileana Ross Lehtinen, congresista republicana por Florida, ha dicho: “No hay ninguna razón para esta temeraria concesión a un régimen que envía a sus médicos a naciones extranjeras en una especie moderna de servidumbre”.

Foto: Una ciudadana cubanoamericana durante la visita de Trump a Miami, el 25 de octubre de 2016 (EFE)

De las medidas derogadas hoy, es la “pies secos-pies mojados” la que va a tener un mayor impacto. Adoptada por el Gobierno de Bill Clinton como reacción a la crisis de los balseros de 1994, la ley estipulaba que cualquier cubano que lograse alcanzar territorio de EEUU se beneficiaba de una serie de privilegios, incluidas numerosas facilidades para convertirse en ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, aquellos interceptados en el mar serían devueltos a Cuba.

Esto significaba que los cubanos podían dirigirse a cualquiera de las fronteras estadounidenses –por lo general, por tierra, desde México o Canadá, aunque también en los propios aeropuertos de EEUU si habían conseguido un visado turístico o de tránsito- e indicar que se acogían a dicha ley. Informalmente, a los que llegaban por tierra se les denominaba “Dusty feet” (“Pies polvorientos”), en referencia a los caminos por los que a menudo habían tenido que transitar.

"Desde octubre del 2012, más de 118,000 cubanos se han presentado en puntos de entrada a lo largo de la frontera con México, según estadísticas publicadas por el Departamento de Seguridad Interior", explica hoy el diario Miami Herald. "Durante el año presupuestario 2016, que concluyó en septiembre, un récord quinquenal de más de 41,500 cubanos entraron por la frontera con México. Otros 7,000 llegaron entre octubre y noviembre", indica esta publicación.

Por ello, la decisión está destinada a provocar una enorme crisis entre los miles de cubanos que, en este momento, se encuentran haciendo un viaje terrestre por Latinoamérica con destino a EEUU, y que ahora ven truncadas sus esperanzas. La Administración Obama, de hecho, ha decretado que la medida entre en vigor hoy mismo, para evitar que se desate una salida masiva inmediata desde Cuba. Pero para aquellos que ya están en camino, es demasiado tarde. Desde hoy, los cubanos, al menos aquellos que no puedan alegar persecución política en su país, pasan a ser unos inmigrantes cualquiera.

“Cuando el presidente Zapatero concedió pasaportes a los cubanos descendientes de españoles, de este barrio nos lo dieron a 25 personas. De esos, hoy solo quedamos dos aquí”, dice Estela, una profesional que vive en una zona residencial de Santa Clara, la principal ciudad del centro de Cuba. Varias de las casas alrededor de la suya están vacías; sus habitantes viven ahora en Europa o EEUU.

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