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Las 'fiestas de la ablación' que ganan popularidad en el Reino Unido
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Las 'fiestas de la ablación' que ganan popularidad en el Reino Unido

Desde 2015 se requisa el pasaporte a aquellas menores en riesgo de ser sometidas a esta mutilación durante las vacaciones. Las comunidades han optado por traer a las "matronas" a suelo británico

Foto: El barrio de Southwark, en Londres, donde una de cada 20 mujeres residentes ha sido víctima de ablación (Reuters)
El barrio de Southwark, en Londres, donde una de cada 20 mujeres residentes ha sido víctima de ablación (Reuters)

“Realmente crees que vas a morir. Antes has escuchado los gritos de tus amigas y sólo sientes terror. No sabes qué es lo que te va a pasar, a dónde te llevan, qué van a hacer contigo… Cuando te toca tu turno, te tumban en el suelo. Unas mujeres te sujetan las piernas y otras los brazos… y es entonces cuando sientes cada corte de un cuchillo afilado. Es un dolor indescriptible. Pierdes la noción del tiempo. Y cuando no puedes más y estás desangrándote… te hacen bailar”. A Hawa Bah le cuesta contar su historia a El Confidencial. Tenía sólo ocho años cuando sufrió la ablación del clítoris en su Guinea natal. Pero los gritos de las menores víctimas de la mutilación genital femenina (MGF) se escuchan también ahora en Londres y otras ciudades del Reino Unido.

Las familias británicas vinculadas con países donde esta tortura forma parte de la cultura -sobre todo en comunidades africanas- solían aprovechar las vacaciones escolares para viajar con sus hijas y convertirlas en “mujeres limpias”. Sin embargo, tal y como denuncia la ONG Black Health Initiative, los padres se ponen ahora de acuerdo para traer al Reino Unido a una “matrona” y se organizan “fiestas” en casas particulares donde a las chicas se les corta parcial o totalmente el tejido de los órganos genitales. No hay anestesia. No hay material quirúrgico. No hay garantías de supervivencia. Muchas, de hecho, mueren desangradas o contagiadas por enfermedades venéreas porque se utiliza la misma cuchilla para todas.

El testimonio de Bah es terrorífico: “Aquel día recuerdo que mi madrastra me levantó muy pronto. Anduvimos alrededor de 45 minutos hasta llegar a una zona de arbustos. Este tipo de cosas no se hacen dentro de las ciudades. Llegamos a un descampado donde también estaban mis amigas”, relata. “No sabía por qué estábamos allí, pero empecé a tener todo tipo de pensamientos negativos. ¿Nos van a vender? ¿Nos van a matar? Todas teníamos caras de pánico. Pedí un vaso de agua… pero me dijeron que allí no se podía. Y entonces se llevaron a una chica”, recuerda. “Cuando empiezas a escuchar los gritos, piensas que vas a morir. Y algunas murieron desangradas”, recalca. “A los dos o tres días te llevan a ver cómo ha quedado y si no está bien tienes que pasar por todo el proceso de nuevo. Hasta que no te recuperas no puedes estar con tu familia”, matiza.

"Ahora hemos detectado estas prácticas, pero no sabemos desde cuándo se llevan realizando", explica la directora de la ONG Black Health Initiative

“No es una circuncisión femenina. Es un abuso al menor y, como tal, hay que denunciarlo”, asegura a este diario Heather Nelson, directora ejecutiva de la ONG. “Ha sido ahora cuando hemos detectado este tipo de prácticas, pero la verdad es que no sabemos desde cuándo se llevan realizando”, matiza.

Desde hace 30 años, la mutilación genital femenina es ilegal en Reino Unido con una pena de hasta 14 años de cárcel. Pero no fue hasta 2015 cuando se aprobó una ley para poder requisar el pasaporte de las menores cuyos familiares son sospechosos de llevarles hasta países donde la ablación forma parte de la cultura. “Quizá esto haya influido a la hora de organizar estas fiestas. O quizá llevan tiempo celebrándose y nadie antes lo había denunciado”, señala.

Fue hace dos semanas, cuando la ONG recibió la voz de alarma de un colegio de Leeds. Una estudiante de 8 años desapareció de clase. “Tardó una hora en poder ir al baño del dolor que sentía”, explica. “La gente dirá por qué no se avisa a la Policía si oye hablar de una de estas fiestas, pero cuando llamas descubres que no todos los oficiales tienen conciencia de lo que es MGF. Cuando este tipo de noticias aparecen en los titulares todo el mundo se presta a ayudar, pero pasado el tiempo se olvida y no hay recursos para hacer frente al problema”, asegura.

Un portavoz de la Policía de West Yorkshire reconoce que se han detectado casos. “Estamos haciendo todo lo que podemos para abordar esta cuestión”, señala. Según Heather, se trata de una situación muy compleja porque no atiende ni a “religión ni clase social”, sino a “tradición”. “No se puede condenar luego a estas familias al ostracismo. Hay que intentar hacerles ver que esto no tiene beneficio alguno para sus hijas y que están poniendo en riesgo sus vidas”, matiza.

137.000 víctimas en el Reino Unido

A pesar de que este tipo de ritos se asocian al Corán, no hay ninguna línea que lo mencione. Es más, el informe que publicó Unicef al respecto en 2013 reveló que en Nigeria –uno de los países donde más se practica- el 55% de las cristianas la habían sufrido con respecto al 2% de las musulmanas.

Con todo, es muy complicado que estos casos salgan a la luz debido al secretismo que existe en las comunidades. En Guinea, de hecho, según explica Hawa, es incluso ilegal hablar del tema con las chicas que aún no han pasado por ello. Su vida en su país corría peligro y en 2007 fue trasladada a Leeds, donde intenta ayudar a las mujeres que, como ella, sufrirán un trauma para siempre. Aparte de los efectos psicológicos, muchas no pueden mantener luego relaciones o tener hijos. Las complicaciones en el parto, pueden hacer también peligrar la vida del recién nacido.

Un estudio de la City University de Londres publicado el año pasado reveló que en Inglaterra y Gales había 137.000 mujeres que había sido víctimas de esta mutilación. Por su parte, los hospitales públicos comenzaron en abril de 2015 a cotejar datos y detectaron que 8.718 mujeres y niñas tratadas en el NHS –Sistema Nacional de Salud- habían sufrido una ablación femenina. De éstas, 68 mujeres aseguraron que el procedimiento se había llevado a cabo en suelo británico.

En el barrio londinense de Southwark, una de cada 20 mujeres ha sido sometida a la Mutilación Genital Femenina

A día de hoy, sin embargo, no se ha condenado a nadie en Reino Unido en relación con esta tortura. El único juicio al respecto se celebró en febrero del año pasado en el barrio londinense de Southwark, pero el doctor Dhanuson Dharmasena, de 32 años -acusado de realizar una ablación tras un parto- fue absuelto sin cargos tras una sesión que duró apenas 30 minutos.

Southwark queda a escasos metros del famoso Tower Bridge. Centenares de turistas pasean cada día por la orilla del río inmortalizando su visita a una de las ciudades más avanzadas y ricas del mundo. Sin embargo, se estima que una de cada 20 mujeres (4,7%) que vive en este barrio ha sufrido esta brutal práctica. Esto supone 10 veces el promedio de Inglaterra y Gales (0.5%). En Brent es del 3,9%, mientras que en Newham y Lambeth es del 3,2%.

Una de cada 10 niñas (10,4%) nacidas en Southwark proviene de madres mutiladas. El barrio tiene la mayor densidad de residentes de origen africano de todo Reino Unido, un 13%. Sin embargo, el problema de la MGF no es simplemente geográfico. En países como Egipto, Guinea, Somalia y Djibouti, la mutilación genital femenina afecta a casi todas las mujeres: el 90% entre 15 y 49 años están mutiladas, mientras que en países como Camerún y Uganda la cifra es inferior al 2%. Según el estudio de la City University, aunque la ablación femenina es un problema extendido ahora en todo Reino Unido, las 10 áreas más afectadas están en la capital británica.

“Realmente crees que vas a morir. Antes has escuchado los gritos de tus amigas y sólo sientes terror. No sabes qué es lo que te va a pasar, a dónde te llevan, qué van a hacer contigo… Cuando te toca tu turno, te tumban en el suelo. Unas mujeres te sujetan las piernas y otras los brazos… y es entonces cuando sientes cada corte de un cuchillo afilado. Es un dolor indescriptible. Pierdes la noción del tiempo. Y cuando no puedes más y estás desangrándote… te hacen bailar”. A Hawa Bah le cuesta contar su historia a El Confidencial. Tenía sólo ocho años cuando sufrió la ablación del clítoris en su Guinea natal. Pero los gritos de las menores víctimas de la mutilación genital femenina (MGF) se escuchan también ahora en Londres y otras ciudades del Reino Unido.

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