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Negociaciones del Brexit: ¿beneficiará al Reino Unido la victoria de Trump?
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"el cambio está en el aire"

Negociaciones del Brexit: ¿beneficiará al Reino Unido la victoria de Trump?

Los euroescépticos creen que les irá mejor ahora que el republicano está en la Casa Blanca. El Gobierno de Theresa May, desprevenido, podría tener que abrirse a Farage

Foto: Periódicos británicos, el día de la victoria de Trump. (Reuters)
Periódicos británicos, el día de la victoria de Trump. (Reuters)

La victoria de Donald Trump ha supuesto un auténtico seísmo a ambos lados del Atlántico. Pero en Downing Street, las réplicas se han notado especialmente. Londres ha actuado históricamente como puente entre los Estados Unidos y Europa, manteniendo fuertes lazos de seguridad e inteligencia con Washington y una sana relación comercial con el mercado único. Sin embargo, hoy tanto un extremo como el otro están rotos.

Los altos funcionarios de Whitehall, donde se encuentran todos los ministerios, llevaban meses advirtiendo al Ejecutivo de que no estaban considerando la posibilidad de un triunfo de Trump. Exactamente igual que ocurrió con el Brexit. Y ahora la 'premier' Theresa May —la misma que como responsable del Interior criticó al millonario cuando pidió prohibir la entrada de musulmanes a EEUU— se encuentra más aislada que nunca.

Tradicionalmente, de hecho, el presidente electo de América siempre había llamado primero a Londres tras su victoria como símbolo de esa “relación especial”. Pero entre May y Trump la llamada no se produjo hasta el pasado jueves, cuando este ya había hablado con otros mandatarios. Las llamadas a Egipto, Irlanda, México, Israel, Turquía, India, Japón, Australia y Corea del Sur tuvieron lugar antes de la de Reino Unido.

Por otro lado, la fotografía de Trump con Nigel Farage —que se ha convertido en el primer político en ser recibido por el presidente electo— ha puesto a May contra las cuerdas, ya que altos cargos del Partido Conservador aseguran que no puede permitirse el lujo de mantener ahora al margen al líder del Ukip para llevar a cabo el reto más importante de la historia reciente del Reino Unido: la salida del bloque comunitario.

En este sentido, este lunes por la noche, la 'premier' aprovechará su discurso en Mansion House, el primero sobre política exterior desde que se mudó a Downing Street, para lanzar una velada advertencia a los líderes europeos: "El cambio está en el aire. Y cuando la gente pide cambio, los políticos deben responder".

placeholder Nigel Farage, a su llegada a la Torre Trump en Nueva York, el 12 de noviembre de 2016. (Reuters)
Nigel Farage, a su llegada a la Torre Trump en Nueva York, el 12 de noviembre de 2016. (Reuters)

Los euroescépticos consideran que tener a Trump en la Casa Blanca es lo mejor que les puede pasar. El republicano, al fin y al cabo, apoyó la salida del bloque y, a diferencia de Obama —que amenazó con “dejar al Reino Unido al final de la cola”—, siempre abogó por potenciar un acuerdo de libre comercio entre ambos países. Su triunfo se interpreta, por tanto, como el último empujón para el Brexit duro: Reino Unido deja de ser “la pérfida Albión” y los líderes comunitarios se encuentran bajo más presión que nunca para reconocer las profundas preocupaciones de sus propios ciudadanos sobre la inmigración e identidad.

Además, la ambivalencia de Trump ante la OTAN plantea dudas sobre si Washington se opondría ante una eventual agresión rusa contra los estados bálticos. Bruselas no puede obviar que Reino Unido cuenta con el mayor presupuesto en defensa de Europa y es uno de los pocos países comprometidos a combatir si se diera el caso.

Escenario 1: la victoria de Trump beneficia al Reino Unido de cara a las negociaciones

Pero, por otro lado, también es cierto que lo que ha dicho el millonario durante su campaña representa lo opuesto a las políticas de Downing Street. Al acuerdo nuclear alcanzado con Irán, por ejemplo —donde Londres se implicó plenamente— lo ha calificado como “estúpido” y “una desgracia”. Su postura con respecto a Putin tampoco es vista con buenos ojos. Y sus comentarios sobre los musulmanes chocan de lleno con los planes de May para erradicar el extremismo en su lucha contra el terrorismo islámico.

Según 'The Telegraph', los vínculos entre el Ejecutivo británico y el círculo más cercano de Trump son nulos y, guste o no, el único lazo de unión a día de hoy es Farage, enemigo número uno de los conservadores. El Gobierno ha negado que Farage vaya ahora a actuar como intermediario. Pero ante la posibilidad de quedarse aislada, May sí podría mostrarse más dialogante con Bruselas.

Escenario 2: el triunfo de Trump no ayuda al Reino Unido ante el Brexit

Para Stephen Booth, del reputado 'think tank' Open Europe, “las dos posturas son posibles”. “Por un lado, Reino Unido podría verse beneficiado ante el liderazgo que ofrece a Europa en materia de seguridad y defensa”, explica a El Confidencial. “Pero, por otro, aquellos países que se enfrentan en los próximos meses a elecciones van a estar más centrados que nunca en intentar frenar el avance de las formaciones populistas. No van a poner tantos esfuerzos en alcanzar un acuerdo creativo. Su prioridad será mantener el 'statu quo', y en este sentido Londres se vería perjudicado”, matiza.

Por su parte, David Hasting Dunn, profesor de políticas y estudios internacionales de la Universidad de Birmingham, asegura que “es difícil pensar que la victoria de Trump vaya a ser buena para algo, pero con respecto al Brexit, podría obligar a ambas partes a dejar de lado las diferencias ante una mayor inestabilidad”.

“La elección de Trump abre una serie de preguntas sobre temas que la mayoría de la gente consideraba establecidos. Estos incluyen el progreso gradual hacia el comercio libre y abierto, el compromiso de EEUU con la OTAN y la seguridad de Europa, las relaciones de Washington con Moscú, un EEUU comprometido internacionalmente como el guardián del orden mundial. Como tales, necesariamente deben obligar a todos los estados europeos, individual y colectivamente, a considerar las implicaciones de este cambio sísmico”, señala.

En este sentido, el experto advierte de que las suposiciones del periodo de posguerra “no pueden darse por sentadas”. “Durante 70 años, América ha proporcionado seguridad a Europa a través de la OTAN, y durante 60 años, el proyecto europeo ha fomentado la integración política y económica”, afirma. “Ahora está claro que vivimos en un periodo tan rápido y sustancial de cambio geopolítico que nada puede ser asumido como fijo”, señala. “Hasta qué punto y con qué rapidez se desentrañan las instituciones y los supuestos del periodo de posguerra supone ahora una cuestión más importante que la del Brexit”, concluye.

La victoria de Donald Trump ha supuesto un auténtico seísmo a ambos lados del Atlántico. Pero en Downing Street, las réplicas se han notado especialmente. Londres ha actuado históricamente como puente entre los Estados Unidos y Europa, manteniendo fuertes lazos de seguridad e inteligencia con Washington y una sana relación comercial con el mercado único. Sin embargo, hoy tanto un extremo como el otro están rotos.

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