Preibus, Gingrich, Giuliani... Los nombres que Trump baraja para su Administración

Las elecciones presidenciales ya son historia: Donald Trump ha ganado y llega el momento de la transición, parte en público, parte en la sombra. El magnate ha estado rodeado en campaña por varios satélites que podrían formar el núcleo duro de su gabinete, desde viejos amigos o familiares a nuevos aliados políticos. Hoy celebrará su primera reunión para explorar el futuro gobierno.

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Los más probable es que Reince Preibus, presidente del Comité Nacional Republicano, sea su jefe de gabinete. Preibus se ha mantenido leal a Trump en medio de la tormenta y compareció a su lado la noche electoral. Es clave en la transición, y según CBS News, está abierto a aceptar un cargo en la nueva administración.

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El equipo de transición lo dirigen dos hombres: el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y el senador de Alabama, Jeff Sessions. Christie es otro adepto; apoyó a Trump nada más lo eliminaron a él de las primarias y su cara de poco entusiasmo dio muchas vueltas por las redes sociales. Otro político dominante que habla como si diera puñetazos. Su perfil se baraja para un alto puesto, quizás secretario de Defensa.

Jeff Sessions también se escucha en Defensa, igual que el teniente general Michael Flynn. El Congreso tendría que darle permiso especial, ya que Flynn ha servido en el Ejército hasta hace poco. También podría ser jefe de la CIA.

Su cartera política no es muy amplia. Parte de la crema republicana de la seguridad nacional dio su apoyo a Clinton y algunas vacas sagradas de Gobiernos anteriores dejaron claro su disgusto con Trump, como Colin Powell, Condoleezza Rice y la propia familia Bush.

Un personaje central va a ser el antiguo alcalde neoyorquino, Rudolph Giuliani. El hombre que hizo de Nueva York, a las bravas, un lugar seguro, podría ser el nuevo fiscal general del Estado. Ya fue fiscal de su ciudad en los años setenta y comparte elementos con su potencial jefe. Hombre de “ley y orden”, con opiniones abruptas, Giuliani ha sido muy activo en la campaña de Trump y lo entrenó para los debates.

Sin gabinete por superstición

Otro nombre es el de Newt Gingrich, antiguo líder republicano de la Cámara de Representantes durante la era Clinton. Gingrich tampoco se anda por las ramas a la hora de confrontar; es rápido, prolífico y divisivo. A pesar de ser un defensor del libre comercio (fue arquitecto del NAFTA) y del intervencionismo que Trump rechaza, Gingrich ha mostrado interés por identificar a los musulmanes y tiene un historial versado en política internacional. Quizás el más preparado de su entorno.

El jefe de finanzas de su campaña, Steve Mnuchin, dominaría el Tesoro. Mnuchin amasó una fortuna trabajando para Goldman Sachs y otros bancos. De sus días de oropeles en Nueva York sale su amigo Carl Icahn, que se dedica a relanzar o meter cizaña en empresas con dificultades. Icahn es uno de los tiburones financieros más temidos del mundo y quizás se encargase del Tesoro, aunque él lo haya negado.

La familia de Trump ha jugado un papel especial durante todo el proceso. Liderados por su hija mayor, Ivanka, han dado mítines en defensa de su padre e incluso desempeñaron la tarea de escoger a un candidato a vicepresidente. Don Junior, Ivanka y Eric también ocupan posiciones en la empresa de su padre: Trump Organization.

Fuentes de su campaña reconocieron a la prensa que Trump no había dedicado tiempo a formar un gabinete, por superstición. Tenía en mente el caso de Mitt Romney, que lo había planeado todo en 2012 y al final perdió. El vicepresidente electo, Mike Pence, con una extensa red de contactos en Washington de sus días de congresista, dirigirá el proceso de selección, en el que participa la conservadora Heritage Foundation.

Una vez Trump designe a los miembros de su gabinete, el servicio secreto procederá a examinarlos. El presidente Barack Obama ya ha dejado indicaciones sobre el tipo de información que le conviene conocer a su sucesor.