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El insólito tripartito de izquierdas que busca derrotar a Angela Merkel
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alemania celebra elecciones generales en 2017

El insólito tripartito de izquierdas que busca derrotar a Angela Merkel

Los socialdemócratas, Los Verdes y La Izquierda planean una alianza electoral que les permita llegar a la Cancillería o nombrar ministros. Hay muchos intereses comunes, aunque también diferencias

Foto: La sombra de Bodo Ramelow, del partido La Izquierda, vista en el parlamento regional en Erfurt, en diciembre de 2014 (Reuters)
La sombra de Bodo Ramelow, del partido La Izquierda, vista en el parlamento regional en Erfurt, en diciembre de 2014 (Reuters)

Rojo, verde, rojo. Estos son los colores de la bandera que acaba de enarbolar la izquierda alemana con la vista puesta en las generales de dentro de un año. Ésa podría ser la única fórmula para tumbar a Angela Merkel y a sus conservadores: un tripartito con el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y La Izquierda. La aritmética da alas a la esperanza, aunque el proyecto genera tanta ilusión como escepticismo.

El encuentro fue distendido, pero todo un aldabonazo. Alrededor de un centenar de personas, principalmente parlamentarios del SPD, Los Verdes y La Izquierda se reunieron el pasado 18 de octubre en una sala del parlamento. En las mesas, organizadas en un gran círculo, los típicos pretzel y vino blanco de la tierra. Pocos papeles. La idea era lograr un primer acercamiento, más humano que programático, entre las fuerzas a la izquierda del centro. Testar las aguas. Tantear las opciones reales de construir en los próximos meses una alianza política con opciones de victoria de cara a las generales previstas para el otoño de 2017. Poner punto final a la Era Merkel.

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Se trata de lanzar el proyecto rojo-rojo-verde. O como se denomina ya en los mentideros políticos y mediáticos, la R2G. Y está recibiendo simbólicos espaldarazos de las direcciones de los los partidos implicados. Sigmar Gabriel, presidente del SPD y ministro de Economía en el actual Gobierno alemán, se pasó unos minutos por la reunión para saludar y escuchar la exposición inicial, encargada a un sociólogo independiente. El ecopacifista Jürgen Trittin, exministro con Gerhard Schröder y peso pesado de Los Verdes, también acudió a la reunión. "Por primera vez han hablado tres partidos sobre cómo gobernar Alemania sin la [Unión Cristianodemócrata] CDU y la [Unión Socialcristiana] CSU. Una señal", aseguró a través de su cuenta de Twitter. El jefe del grupo parlamentario de La Izquierda, Dietmar Bartsch, celebró por su parte el inicio de los contactos en una reciente entrevista en el "Rheinische Post". A su juicio, Gabriel -el presidente del mayor de los tres partidos- podría ser canciller en una semana. Si quisiera.

El proyecto R2G es una aventura inédita a nivel federal. Pero este tipo de alianza de izquierdas ya se ha intentado en varios estados federados. Turingia, uno de los Land pertenecientes a la antigua Alemania oriental, está regido desde diciembre de 2014 por la primera y hasta ahora única coalición de este tipo. Los conservadores de la CDU fueron la fuerza más votada pero fueron incapaces de lograr apoyos. En este caso, La Izquierda lidera el tripartito, al ser la segunda fuerza más votada, por delante del SPD y de Los Verdes.

placeholder Miembros del partido La Izquierda protestan contra la austeridad impuesta a Grecia frente al Ministerio de Finanzas en Berlín, en febrero de 2015 (Reuters)
Miembros del partido La Izquierda protestan contra la austeridad impuesta a Grecia frente al Ministerio de Finanzas en Berlín, en febrero de 2015 (Reuters)

Confluencias claras, diferencias difíciles de salvar

Además, en el Land de Berlín se está negociando en la actualidad una coalición similar tras las elecciones de septiembre de este año. Los socialdemócratas, la fuerza más votada, están en conversaciones con Los Verdes y la Izquierda, tras haber formado una gran coalición junto a la CDU durante la pasada legislatura. La alianza no se podía reeditar por la pérdida de apoyos de estos dos grandes partidos, así que el SPD está avanzando por tierras ignotas para ver hasta dónde se podría llegar. Con las generales en el horizonte.

Pero a lo largo del camino hasta la gran meta electoral de septiembre, hay varias etapas clave. Una de ellas tendrá lugar a principios de marzo, cuando se celebren los comicios en Renania del Norte-Westfalia. La sombra de un posible acuerdo a tres bandas va a pesar desde la campaña sobre los partidos y condicionar las inevitables negociaciones posteriores para formar una coalición de gobierno. El segundo momento clave es la elección del nuevo presidente del país. El puesto, eminentemente protocolario, lo eligen por votación los miembros del Bundestag y un número similar de representantes de los estados. Los pactos entre partidos son imprescindibles. Que las fuerzas de izquierdas lograsen acordar un candidato común e imponerlo mandaría una señal muy clara de su determinación. "La elección del presidente puede contribuir a determinar las subsiguientes elecciones generales", apuntó recientemente Gabriel.

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El tema común de esta alianza es la justicia social. Su objetivo es lograr que la fractura entre ricos y pobres se convierta en tema de campaña. Efectivamente, Alemania es el segundo país europeo donde la riqueza está más concentrada, pues el 10 por ciento más adinerado posee cerca del 60 por ciento de los activos del país. El 20 por ciento más pobre no tiene activos. En términos de desigualdad de ingresos, sin embargo, Alemania se sitúa en medio de la clasificación continental, por debajo de los igualitarios Nórdicos, pero a buena distancia de los países mediterráneos. El índice Gini del país, que mide la desigualdad de ingresos ha aumentado progresivamente desde la década de los 90, aunque se mantiene estable desde 2005.

Pero también hay diferencias entre los tres partidos que podrían hacer muy difícil un acuerdo programático y un posterior gobierno estable. Sobre todo en política exterior. El SPD y Los Verdes ya han gobernado en coalición (durante 7 años, bajo Schröder). Los escollos provendrían de intentar reconciliar las posturas de ambos con las de La Izquierda, una formación de post-comunistas y disidentes socialdemócratas. Este partido, la actual primera fuerza de la oposición en el Bundestag, está a favor de abandonar la OTAN y en contra de las misiones militares alemanas en el extranjero. Quiere acabar también con las políticas de austeridad en la UE y ha criticado los rescates europeos, por haber ahogado financieramente a los receptores. También es mucho más proclive al entendimiento con la Rusia de Vladímir Putin que las otras dos fuerzas. Y se muestra escéptico ante los acuerdos comerciales como el CETA -recién firmado con Canadá- y el TTIP. No en vano hasta las últimas elecciones generales el SPD había mantenido públicamente que La Izquierda era un partido "incapaz de gobernar" a nivel estatal.

placeholder Los líderes del partido Los Verdes Claudia Roth y Cem Özdemir durante las elecciones federales de 2013, en Berlín (EFE)
Los líderes del partido Los Verdes Claudia Roth y Cem Özdemir durante las elecciones federales de 2013, en Berlín (EFE)

Los Verdes, más flexibles

No obstante, parece que los tres van a intentar por el momento avanzar por esta senda. Sería la única posibilidad de que el SPD alcanzase la Cancillería (tras ser socio minoritario de Merkel en dos de las tres últimas legislaturas). También sería la fórmula para que La Izquierda pudiese nombrar ministros, un paso inédito. Y para Los Verdes sería la manera de conseguir entrar en el gobierno tras las próximas elecciones. Lidere quien lidere el Gobierno en Berlín.

Porque Los Verdes también están abiertos a otra coalición hasta ahora inédita. La de un Ejecutivo de conservadores y ecopacifistas. Merkel lo planteó tras los últimos comicios generales, los de 2013, y entonces Los Verdes lo rechazaron. Pero parece que ahora podrían acceder de la mano de un grupo de líderes moderados. El presidente del Land de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann, el único jefe de Ejecutivo regional de Los Verdes, cenaba recientemente en Cancillería con Merkel en un encuentro secreto que desveló el semanario Der Spiegel. La sintonía personal es clara y las distancias son pequeñas en cuestiones como la crisis de los refugiados, la política energética o la lucha contra el cambio climático.

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El proyecto aspira además a elevar las expectativas electorales de los tres partidos. Según el último sondeo "Politbarometer" de la cadena pública ZDF, la R2G sumaría sólo un 45 por ciento de apoyos. Las únicas coaliciones mayoritarias serían la reedición de la actual alianza de conservadores y socialdemócratas o un tripartito inédito de conservadores, liberales y Los Verdes. La irrupción de los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD), con un 12 por ciento de votos, está poniendo a prueba la gobernabilidad en Alemania.

Horst Seehofer, presidente de Baviera y líder de la bávara CSU, la formación más conservadora de Alemania, ya ha advertido del peligro que supone para su partido la R2G. El "núcleo de la confrontación en 2017" será la lucha en las urnas de su formación y la CDU de Merkel con el tripartito de izquierdas. CDU y CSU deben hacer "todo lo posible" para que el "posible frente izquierdista" no se imponga en las generales.

Rojo, verde, rojo. Estos son los colores de la bandera que acaba de enarbolar la izquierda alemana con la vista puesta en las generales de dentro de un año. Ésa podría ser la única fórmula para tumbar a Angela Merkel y a sus conservadores: un tripartito con el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y La Izquierda. La aritmética da alas a la esperanza, aunque el proyecto genera tanta ilusión como escepticismo.

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