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Debate sin sorpresas: la experiencia de Clinton acorrala a un impaciente Trump
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Debate sin sorpresas: la experiencia de Clinton acorrala a un impaciente Trump

El millonario aspiraba por la nariz, bebía agua constantemente y tuvo dos momentos críticos en los que se defendió de los ataques con una nube de frases inconexas

Foto: Debate entre los candidatos presidenciales. (Reuters)
Debate entre los candidatos presidenciales. (Reuters)

El primer debate cara a cara entre Hillary Clinton y Donald Trump pareció seguir un guión que ya figuraba en la mente de los estadounidenses. La demócrata Clinton sacó su experiencia acumulada en 34 debates y se mantuvo fiel a su estilo: en calma, sonriendo y asintiendo suavemente mientras escuchaba a Trump. Luego respondía con listas interminables de políticas aplicadas y por aplicar y frases medidas para pinchar a su rival, reflejo de su concienzuda preparación en los días anteriores.

El republicano Donald Trump recitó su visión pesimista de Estados Unidos: “Ve a Nueva Inglaterra, ve Ohio, Pensilvania, ve adonde quieras, secretaria Clinton, y verás devastación”, declaró en el primer bloque, sobre economía. “Las manufacturas han bajado un 20, un 40 o un 60%. NAFTA es el peor tratado quizás jamás firmado en ningún lugar, seguro en EEUU, y ahora quieres aprobar el partenariado transpacífico”.

Foto: Una televisión muestra la imagen de Hillary. (Reuters)

El millonario aspiraba por la nariz, bebía agua constantemente y tuvo dos momentos críticos en los que se defendió de los ataques con una nube de frases inconexas. Era su primer debate cara a cara en la carrera por la Casa Blancay había dedicado menos tiempo que Clinton a su preparación.

"Clinton ha salido como ganadora"

“No hemos aprendido mucho de los candidatos”, dice a El Confidencial la profesora de ciencias políticas Carolyn Dudek, de la Universidad de Hofstra, donde se celebró el encuentro. “Creo que Hillary ha salido como la ganadora, pero los dos han ganado su base. Era importante para Hillary ser una persona que gusta a la gente, no demasiado fuerte, con una sonrisa, y creo que ha ganado esos puntos”.

“Creo que esta noche me van a acusar de todo”, dijo Clinton. “¿Por qué no?”, añadió Trump, humoroso, acercándose al micro. Cuando la demócrata acusó a Trump de no pagar los impuestos federales, este respondió: “Lo cual me hace ser listo”. El magnate dijo que revelaría su declaración fiscal, que estaba siendo, dijo, tramitada, si Hillary revelaba los 30.000 emails oficiales que mandó borrar de su servidor.

Clinton acusó a Donald Trump de no pagar impuestos. "Lo cual me hace ser listo", respondió el magnate

Luego llegó el bloque de la tensión racial. "La comunidad afroamericana ha sido decepcionada por los políticos (…) Abusan de ellos para ganar votos", dijo el magnate. Luego añadió que en los barrios de algunas ciudades “los negros e hispanos viven en un infierno”. Reiteró su promesa de ser el candidato “de ley y orden” y de aplicar el polémico 'stop and frisk' (parar y cachear): método policial declarado inconstitucional por su riesgo de seguir un patrón de prejuicios raciales.

Trump fue llamado al orden 22 veces

El debate, que superó la hora y media pactada, estuvo marcado por las interrupciones crecientes entre los dos candidatos para frustración del presentador, Lester Holt, que tuvo dificultades en marcar los límites de las intervenciones. Holt llamó a Trump al orden en 22 ocasiones.

15 minutos antes del final, el presentador arrinconó a Donald Trump acerca de si defendió o no la invasión de Irak. “No apoyé la guerra de Irak. Es un sinsentido de los medios de masas”, para reconocer que lo hizo “muy ligeramente”, “quizás”, durante un programa de radio en 2002. Trump se puso a la defensiva y presumió de carácter: “Mi activo más fuerte, quizás de lejos, es mi temperamento”, a lo que la antigua secretaria de Estado respondió con un pequeño alarido, como si oyese una locura.

Este fue el núcleo central del debate: el temperamento de los candidatos, que han insistido durante las campañas en la incapacidad del rival para honrar el puesto de presidente. "Donald invitó a Putin a hackear América. Por eso no puede ser comandante en jefe", declaró Hillary Clinton.

Trump sacó la etiqueta mágica de la noche, plástica e impactante, destinada a resonar fuertemente en el eco de los medios y las redes sociales: “stamina” (aguante). “Hillary Clinton no tiene aguante. Para ser presidente de un país, necesitas un aguante tremendo”, a lo que la candidata respondió: “Bueno, cuando él viaje a 112 países a negociar un tratado de paz, un alto el fuego, la liberación de disidentes, la apertura de nuevas oportunidades para naciones en todo el mundo o incluso pase 11 horas testificando en un comité del Congreso, entonces me puede hablar de aguante”.

Trump cree que su temperamento le llevará hasta la Casa Blanca. "Hillary no tiene aguante", dijo sin mencionar su reciente neumonía

La noche terminó sin mención a la reciente neumonía de Clinton, que la mantuvo apartada durante tres días y generó turbulencias en su campaña por falta de transparencia.

Un país más polarizado que nunca

Estados Unidos lleva días metido en el imaginario de los debates, rememorando las grandes pifias, los duelos más vistos y el sudor acumulándose como rocío sobre el labio superior de Nixon. Pero el de anoche ha sido calificado, una y otra vez, como el más importante: porque el país está más polarizado que nunca en torno a dos candidatos muy diferentes, fuertemente detestados e igualados en los sondeos.

Pero, sobre todo, por el fuerte impacto de los debates cara a cara en un país de talla continental, de 320 millones de habitantes, donde la campaña presidencial dura un año y medio para dar a conocer e ir cribando a decenas de candidatos que se presentan en listas abiertas. Según una encuesta del 'Wall Street Journal' y 'NBC News', el 34% de los votantes opina que los debates son “extremadamente importante” o “muy importante” a la hora de decidir el voto; la proporción se eleva al 49% entre los latinos. El sondeo de Reuters/Ipsos refleja que la mitad del electorado reconoce la influencia de los debates.

El interés lo muestran las cifras de audiencia: 100 millones, según las estimaciones, una cifra equivalente a la SuperBowl, o al capítulo final de la serie 'Cheers'; un 25% más que el récord marcado por el duelo entre Jimmy Carter y Ronald Reagan en 1980. No sólo anoche. El canal Youtube ha dicho que desde las convenciones de los partidos el pasado julio se han subido más de 200.000 vídeos acerca de las elecciones presidenciales. Y que los usuarios han visto más de 110 millones de horas al respecto.

El debate tuvo una audiencia de 100 millones, cifra equivalente a la SuperBowl y un 25% más que el debate entre Jimmy Carter y Ronald Reagan

Uno de los puntos clave fue decidir si el presentador tendría la obligación, o el derecho, de corregir en directo las mentiras o imprecisiones de los candidatos: el 'fact checking' o comprobación de los hechos. Aquí las candidaturas difieren: “Realmente no aprecio que las campañas piensen que es trabajo de los medios ir y ser esos fact-checkers virtuales”, declaró este domingo la jefa de campaña de Trump, Kellyanne Conway.

Solo el 4% de lo que dijo Trump era verdad

La Comisión de los Debates Presidenciales optó por dejar que sean los candidatos quienes se corrijan entre ellos, para disgusto de los demócratas. El portal Policifact ha medido la veracidad de lo que dicen los candidatos. De las 260 afirmaciones de Donald Trump, sólo el 4% son “verdad”; el resto oscilan entre “mayoritariamente verdaderas” (11%), “falsas” (34%) y “pantalones ardiendo” (o muy falsas: 18%). Lo que dice Clinton ha sido un 22% verdad, 28% mayoritariamente, 11% falso y 2% muy falso.

Los otros dos candidatos, el liberal Gary Johnson y la ecologista Jill Stein, no participaron al no tener ni el 15% en intención de voto, según el agregado de cinco sondeos elegidos por la Comisión.

La profesora Dudek no cree que este debate vaya a tener un impacto en las encuestas. “Quizás vamos a ver un cambio de un punto o dos puntos, pero no mucho”, declara. Quedan dos: el 9 de octubre, en Misure, y el 19 en Nevada. Y el único debate entre los candidatos a la vicepresidencia, el demócrata Tim Kaine y el republicano Mike Pence, el día 4 en Virginia.

La última pregunta del presentador a Donald Trump fue inédita en un debate presidencial: si gana Hillary Clinton, ¿aceptarías el resultado? “Absolutamente”, respondió el magnate. Clinton y Trump se saludaron con una amplia sonrisa y se dedicaron a estrechar las manos de alrededor.

El primer debate cara a cara entre Hillary Clinton y Donald Trump pareció seguir un guión que ya figuraba en la mente de los estadounidenses. La demócrata Clinton sacó su experiencia acumulada en 34 debates y se mantuvo fiel a su estilo: en calma, sonriendo y asintiendo suavemente mientras escuchaba a Trump. Luego respondía con listas interminables de políticas aplicadas y por aplicar y frases medidas para pinchar a su rival, reflejo de su concienzuda preparación en los días anteriores.

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