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La asfixia sobre Alepo precipita la caída de la capital rebelde
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NUEVOS BOMBARDEOS EN LA CIUDAD SIRIA

La asfixia sobre Alepo precipita la caída de la capital rebelde

Aceras inundadas de sangre, cadáveres de niños en el suelo y salas repletas de heridos son las imágenes que ilustran la última ofensiva sobre Alepo

Foto: Un hombre camina sobre las ruinas de un barrio de Alepo, en Siria. (Reuters)
Un hombre camina sobre las ruinas de un barrio de Alepo, en Siria. (Reuters)

Es el cuarto día de intensos bombardeos sobre Alepo, en una ofensiva sin precedentes, la más despiadada que el régimen y Rusia han lanzado sobre la capital de la oposición. Bombas de barril, lanzamiento de misiles y munición química, así como ataques contra hospitales, depósitos de agua y a las brigadas de rescate. El pasado jueves, el ejército sirio dio inicio a la nueva operación para retomar el este de Alepo y asfixiar aún más a la población que sufre el cerco gubernamental desde el pasado 4 de septiembre. Tras el fracaso de la tregua, promovida por Rusia y Estados Unidos, Damasco busca la rendición final de la zona opositora y acudir con margen a la siguiente ronda de negociaciones.

En los últimos días, los ataques por aire y por tierra han elevado a más de 200 el número de víctimas mortales, según el paramédico Mohamed Zalkha, que trabaja dentro de la ciudad. Él describe escenas de terror en las calles y en las clínicas donde se está procediendo a la amputación de extremidades debido a la escasez de material sanitario. Otras fuentes médicas apuntan a más de 500 heridos, una cifra que aumentará en las próximas horas, mientras las brigadas de rescate, Los Cascos Blancos, recuperan víctimas de entre los escombros. Aceras inundadas de sangre, cadáveres de niños en el suelo y salas repletas de heridos son las imágenes que ilustran la última ofensiva sobre Alepo. “No tengo fuerzas para salir a ayudar”, explica por teléfono Mohamed Zalka, “simplemente voy a esperar mi turno, mi turno para morir”.

Este domingo, Alepo volvió a amanecer con el estruendo de potentes bombardeos, que se reanudaron al mediodía, según explica a este diario el periodista sirio Yasser al Haji. “Esto no es una batalla, la gente no puede salir a defenderse, esto es un genocidio contra personas inocentes, gente que simplemente está esperando en su casa para morir”, afirma. El periodista describe las existencias en el mercado donde las reservas de vegetales y pan se están agotando, “pero la gente se ha acostumbrado a vivir en estas condiciones. Si observas alrededor, solo ves gente en estado de extrema delgadez y muy enfermos”.

De nuevo, la aviación rusa ha golpeado otro centro de Los Cascos Blancos este domingo, para presionar aún más a la población y limitar sus capacidades de salvamento. Ismail Abdullah, uno de los miembros, afirma a El Confidencial que “los bombardeos están siendo tan fuertes que no podemos movernos para efectuar las maniobras. Esto es el infierno”, dice en una conversación de teléfono. Incluso denuncia, junto a otras fuentes locales, la utilización de fósforo blanco, bombas termobáricas y de racimo por las fuerzas rusas y gubernamentales. Un armamento que está provocando heridas severas en la población civil, que no puede ser atendida por las deficientes instalaciones médicas.

Evacuación, única solución humanitaria

“Estamos preocupados porque se está terminando el material y las medicinas dentro de la zona sitiada, y también porque el personal médico está totalmente desbordado”, revela el doctor Mahmud Aswad, de SEMA (Asociación de Médicos Expatriados Sirios). Según explica, el número de heridos supera la capacidad de los cinco hospitales y 30 médicos que trabajan ahora dentro del área rebelde. Una cuota escasa para los cerca de 300.000 civiles que residen en la ciudad. “Esta sábado, cuatro misiles destruyeron uno de los pocos centros médicos que quedan, tenemos pesadillas con perder otro más”. “De momento, sabemos que cuatro personas han muerto debido a la falta de unidades de cuidados intensivos”.

El médico de Alepo sale de una reunión en Gaziantep con representantes de la OSCHA (Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios para Naciones Unidas) y otras ONG sirias para desarrollar “un plan B o C” en el caso de que la ciudad se quede sin ningún recurso. Pero el cerco de las tropas de Bashar al Asad impide que los humanitarios puedan introducir cualquier material para aliviar a la población. “No podemos hacer mucho más que alzar la voz y hacer 'advocacy', aconsejar a los hospitales y presionar para que la gente pueda evacuar la ciudad si así lo desea. Simplemente queremos mantener abierta esa ventana, esa posibilidad”, sostiene.

Aswad reconoce que en la reunión se está planteando la posible evacuación de la zona este de Alepo, un área en el que viven cerca de 300.000 personas. “Probablemente se realizaría hacia Idlib, aunque esta provincia ya está saturada de desplazados, con más de cuatro millones. En otras ciudades sitiadas, como Zabadani, Madaya o Daraya, siempre se ha trasladado a la población hacia Idlib. Pero en mi opinión esto no es más que prolongar el problema, porque después el régimen cercará Idlib”, revela. Aun así, reconoce que será difícil que los residentes de Alepo abandonen sus casas después de cinco años resistiendo agresiones diarias.

Reunión del Consejo de Seguridad

“Es el bombardeo más prolongado e intenso desde el inicio del conflicto sirio en 2011”, ha expresado el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, “el uso indiscriminado de este tipo de armamento en áreas densamente pobladas puede constituir un crimen de guerra”. Así, Ban Ki-moon urgió a la comunidad internacional a enviar un mensaje claro al Gobierno sirio. “Los devastadores hechos en Siria de esta semana subrayan lo que llevamos diciendo durante algún tiempo”, han publicado en un comunicado conjunto Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y altos representantes de la UE. “Es el momento de que Rusia demuestre su interés y su capacidad para adoptar pasos diplomáticos y restaurar el cese de hostilidades, introducir asistencia humanitaria y pasar a una transición política”.

Sin embargo, la reciente tregua promovida por Estados Unidos y Rusia ha revelado la incapacidad de ambas potencias para encontrar una solución militar y política al conflicto. Rusia acusa a Estados Unidos de atacar una base militar del régimen, donde murieron 62 soldados, y de no conseguir que la oposición armada se distancie de Jabhat Fatah al Sham (antigua filial de Al Qaeda en Siria); Estados Unidos, por su parte, culpa a Rusia de atacar un convoy de la Cruz Roja en el que murieron 20 personas, así como de no conseguir que los envíos humanitarios entraran en Alepo. Moscú ha negado cualquier responsabilidad, mientras que Washington ha pedido disculpas por el “error” táctico.

Aun así, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha insistido en retomar los esfuerzos diplomáticos e imponer una zona de exclusión aérea para aliviar la urgencia de Alepo y abrir la vía a una negociación. Pero tanto el Pentágono como la CIA se oponen a cualquier acuerdo que implique compartir inteligencia con Rusia, condición del anterior cese de hostilidades, en el que se pretendía formar un centro de operaciones conjunto (JIC) para atacar a Daesh y a Jabhat Fatah al Sham. Es por ello que en los despachos de Bruselas y Washington se habla ya de la posible llegada de Hillary Clinton a la Casa Blanca y de que solo un cambio en la política exterior americana puede traer una verdadera solución a la guerra de Siria.

Es el cuarto día de intensos bombardeos sobre Alepo, en una ofensiva sin precedentes, la más despiadada que el régimen y Rusia han lanzado sobre la capital de la oposición. Bombas de barril, lanzamiento de misiles y munición química, así como ataques contra hospitales, depósitos de agua y a las brigadas de rescate. El pasado jueves, el ejército sirio dio inicio a la nueva operación para retomar el este de Alepo y asfixiar aún más a la población que sufre el cerco gubernamental desde el pasado 4 de septiembre. Tras el fracaso de la tregua, promovida por Rusia y Estados Unidos, Damasco busca la rendición final de la zona opositora y acudir con margen a la siguiente ronda de negociaciones.

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