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¿Por qué ha fracasado el giro a la izquierda del Laborismo británico?
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"SE ALEJA AÚN MÁS DEL ELECTORADO DE CENTRO"

¿Por qué ha fracasado el giro a la izquierda del Laborismo británico?

La 'Corbynmanía' arrasa entre los jóvenes. Mientras sus seguidores acérrimos crean que pueden cambiar el sistema más se alejará la formación de sus votantes tradicionales

Foto: Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista británico, durante una protesta contra la represión policial en Orgreave en 1984, en Londres (Reuters).
Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista británico, durante una protesta contra la represión policial en Orgreave en 1984, en Londres (Reuters).

Bill Murray podría pasar completamente desapercibido este sábado en Liverpool, donde el Partido Laborista comienza su congreso anual. El día de la marmota nunca había encontrado antes una réplica tan exacta en la política británica. Ha pasado un año y aquí estamos de nuevo. Exactamente, en el mismo punto de partida. La formación debía elegir (de nuevo) a su líder. Y (de nuevo) ha salido elegido Jeremy Corbyn y (de nuevo) gracias al apoyo de los miembros. Como pasara hace un año, (de nuevo) el líder tendrá en su contra al 80% de los diputados.

El veterano político de 67 años -enemigo de la austeridad, admirador de Hugo Chávez, defensor de la nacionalización del gas y electricidad y activista pro-palestino- volverá a ser el centro de todas las críticas de aquellos que le acusan de convertir a la oposición en opción ilegible para las próximas generales. Pero la verdad es que Corbyn es tan sólo una cortina de humo para tapar la gran crisis de identidad: ¿por qué ha fracasado el giro a la izquierda?

“Mientras este grupo está convencido de que puede cambiar el sistema, sus ideales difieren de los del electorado tradicional laborista y, por su puesto, se aleja aún más del electorado de centro'

Según Tony Travers, de la London School of Economics (LSE), el electorado de centro -el que vota indistintamente a 'tories' o laboristas y define, al fin y al cabo, el resultado en los comicios- siempre está dispuesto a votar al partido de la oposición “cuando pueden traer cambio, pero sobre todo cuando pueden gestionar la economía”. “Tony Blair se ganó esa confianza, pero pasado el tiempo el votante tradicional laborista no parecía estar muy cómodo con su postura neoliberalista”, explica a El Confidencial.

Para cuando Gordon Brown tomó las riendas en 2007, la bautizada como “tercera vía”, la misma que tanto había triunfado una década antes, estaba completamente agotada. Y aunque con Ed Miliband en 2010 se quiso dar el primer giro a la izquierda, aquello acabó siendo tan sólo un ajuste imperceptible para el electorado.

No fue hasta el verano pasado cuando surgió la revuelta radical, protagonizada en su mayoría por una juventud que, (de nuevo) este mes de julio, pagando 25 libras, ha podido participar en el proceso de elección del nuevo líder. La 'Corbinmanía' ha conseguido que el número de afiliados al partido llegue al histórico de 600.000.

“La cuestión es que mientras que este grupo está convencido de que puede cambiar el sistema, sus ideales difieren de los del electorado tradicional laborista y, por su puesto, se aleja aún más del electorado de centro”, matiza Travers.

El Laborismo, por tanto, se encuentra ahora completamente dividido entre el electorado, los miembros y los diputados que, según Travers, consideran que sólo volviendo al centro podrán tener oportunidad de recuperar el poder. Y aparte de la economía, el asunto que más enfrenta a los tres pilares es la inmigración, protagonista absoluto del Brexit. “Mientras que las personas que están detrás de esta revuelta radical apuestan por fronteras abiertas y una política de asilo más permisiva, la mayoría de los votantes tradicionales laboristas han apoyado lo contrario”, recalca el experto.

Más de la mitad de las personas que votaron por los laboristas en 2015 y posteriormente apoyaron el Brexit, aseguran ahora que la formación ya no cuenta con su voto

Según la encuesta publicada este viernes por 'The Times', más de la mitad de las personas que votaron por los laboristas en las últimas generales de 2015 y posteriormente votaron para salir de la UE en el referéndum del pasado junio, aseguran ahora que la formación ya no cuenta con su voto. El 48% prefiere ahora a los 'tories' y el 8% al euroescéptico Ukip.

“Mientras que las políticas migratorias más aperturistas tienen éxito en Londres, donde en mayo Sadiq Khan ganó las locales convirtiéndose en el primer alcalde musulmán, no funcionan en el norte de Inglaterra, donde tradicionalmente han estado los bastiones laboristas”, matiza el experto. “Y esto es realmente una cuestión que divide a los diputados”, añade.

Ante tal panorama, se ha especulado mucho sobre la posibilidad de una escisión. Ya ocurrió en 1981, con la creación de Partido Social Demócrata. Consiguió desestabilizar el bipartidismo, pero la luna de miel duró poco. Y fue precisamente la nueva unión dentro de las filas laboristas lo que permitió la victoria de 1997. “Se tiene muy en cuenta este antecedente. Pero por lo que yo descartaría una ruptura ahora es por el nombre. La palabra Laborismo (en inglés, alude a trabajadores) es clave y nadie está dispuesto a renunciar a la marca”, matiza el politólogo. “Por todo esto, creo que no les queda más remedio que cohabitar como una familia miserable hasta que pasen por un periodo de reflexión y encuentren otro líder”, matiza.

Bill Murray podría pasar completamente desapercibido este sábado en Liverpool, donde el Partido Laborista comienza su congreso anual. El día de la marmota nunca había encontrado antes una réplica tan exacta en la política británica. Ha pasado un año y aquí estamos de nuevo. Exactamente, en el mismo punto de partida. La formación debía elegir (de nuevo) a su líder. Y (de nuevo) ha salido elegido Jeremy Corbyn y (de nuevo) gracias al apoyo de los miembros. Como pasara hace un año, (de nuevo) el líder tendrá en su contra al 80% de los diputados.

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