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Rusia prepara las urnas para "las elecciones más aburridas del mundo"
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putin espera volver a presentarse en 2018

Rusia prepara las urnas para "las elecciones más aburridas del mundo"

El domingo los rusos votarán para elegir un nuevo Parlamento. Nadie duda de que el partido Rusia Unida de Vladímir Putin volverá a ganar. Las incertidumbres versan sobre qué pasará después

Foto: Una mujer enarbola una bandera del Partido Liberal Democrático de Rusia en Moscú, el 15 de septiembre de 2015 (Reuters)
Una mujer enarbola una bandera del Partido Liberal Democrático de Rusia en Moscú, el 15 de septiembre de 2015 (Reuters)

Dicen que es la votación más aburrida que acontece este año en todo el planeta. Que el resultado está cantado a favor del Gobierno. Y que los rusos están demasiado hastiados como para querer cambiar las cosas. Pero las elecciones parlamentarias de este domingo en Rusia son otro examen para el poder de Vladimir Putin, que con un 82% de popularidad espera poder postularse de nuevo en 2018 y rivalizar con Stalin en cuanto a longevidad en el poder.

Rusia vota entre la crisis económica, que vuelve a generar paro y ha frenado la prometida revalorización de las pensiones, y la parálisis política. Los gastos se han recortado por encima del 6% en todas las partidas y los diputados que salgan elegidos tendrán que votar un presupuesto calculado sobre el lúgubre escenario de que el barril de petróleo (principal vía de ingresos) cueste 40 dólares. Todas las subvenciones anunciadas a bombo y platillo son devoradas por una inflación que en 2015 fue de casi el 13%.

Los rusos elegirán a los diputados de la Duma Estatal (la cámara baja del Parlamento ruso) y a los integrantes de las asambleas legislativas regionales y jefes de varias distritos federales como la República de Chechenia, Komi, Osetia del Norte, Tula, Tver y Uliánovsk. En las regiones el Partido Comunista tiene oportunidad de arañar votos entre los más castigados por la crisis económica. "Lo que ocurre ahora sobre el terreno, los de arriba prometen elecciones limpias y dignas, y abajo se hace lo que ni siquiera se hacía en los años noventa: no hay diálogo político. Todo es sucio y asqueroso", ha dicho el líder de los comunistas rusos, Guennadi Ziuganov. La actual campaña electoral de las legislativas del 18 de septiembre es la más sucia que recuerda desde la caída de la Unión Soviética en 1991 este viejo comunista.

La anterior convocatoria estuvo salpicada por la polémica. El anuncio en septiembre de 2011 de que Vladimir Putin volvería a pujar por el Kremlin en las presidenciales de 2012 puso a flor de piel el hartazgo de la clase media urbana, la misma que ha crecido feliz gracias al milagro económico del petróleo y el gas durante los últimos diez años. Aquellas navidades, con las primaveras árabes marcando el camino, hubo disturbios en Moscú y se gestó un movimiento contestatario que erosionó la popularidad del líder ruso, que vio caer sus cifras hasta poco más de un 60% de aceptación.

Sin conmoción ni protestas

Esta vez las calles están tranquilas. La oposición extraparlamentaria no ha conseguido de momento escalar los muros del poder. No condiciona la agenda del Gobierno. Está enredada en sus propios procesos judiciales, sus guerras internas y el miedo a hacerse notar demasiado. Pero como advierte la analista Ekaterina Shulman, "son unas elecciones con resultados predecibles y consecuencias imprevisibles". Shulman recuerda que "la Duma depende del gobierno y el gobierno depende de los precios del petróleo".

El parlamento que salga de las elecciones del domingo será testigo de la reelección del presidente o relevo en la jefatura del estado en 2018. La popularidad de Putin sigue al alza pero la del partido gubernamental está a la baja. En ese contexto, el Gobierno ruso ha acusado este mes al principal centro de encuestas independiente del país, el Centro Levada, de estar financiado por EEUU, motivo por el que le ha metido en la lista de "agentes extranjeros". Ser incluido en este registro implica que se complicará su trabajo, ahuyentando tanto a clientes como a encuestados en un país donde agente extranjero significa prácticamente lo mismo que 'espía'. El Centro Levada recibió una parte de su financiación de EEUU, por ejemplo a través de una beca de la Universidad de Wisconsin. Según el Ministerio de Justicia, entre las organizaciones que supervisan dicha universidad se encuentra el Pentágono.

La 'caza de brujas' empezó en 2013 con el acoso a las ONG por los mismos motivos, pero ya casi nadie recuerda aquello. La duda es por donde asomará el descontento esta vez. Algunas sorpresas -la posible aparición de diputados independientes o el naufragio de nombres importantes de la oposición- pueden venir a través de la instauración de un nuevo sistema mixto de elección mayoritaria y proporcional para la Duma Estatal. En total hay 450 diputados, pues 225 de ellos se elegirán por las circunscripciones uninominales y 225 según las listas de los partidos. Además, varios movimientos políticos de Rusia, incluida "Rusia Unida", han adoptado recientemente un proceso de primarias para elegir sus candidatos. Entre los partidos que pugnan por entrar en la cámara destaca PARNAS, donde militaba Boris Nemtsov, asesinado en 2015. Pero la ola de patriotismo que ha sacudido el país tras la anexión de Crimea ha sepultado el mensaje liberal.

"La televisión habla de estabilidad, pero la gente sabe que en el fondo es una farsa: la economía hace aguas y todo el sistema descansa sobre Vladimir Putin", opina la escritora Natalia Antonova, que cree que estamos ante "una crisis a cámara lenta". Los resultados del domingo no quitan el sueño a los rusos. Pero lo que ocurra después puntúa en la casilla de la incertidumbre.

Dicen que es la votación más aburrida que acontece este año en todo el planeta. Que el resultado está cantado a favor del Gobierno. Y que los rusos están demasiado hastiados como para querer cambiar las cosas. Pero las elecciones parlamentarias de este domingo en Rusia son otro examen para el poder de Vladimir Putin, que con un 82% de popularidad espera poder postularse de nuevo en 2018 y rivalizar con Stalin en cuanto a longevidad en el poder.

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