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Claves y desafíos de los nuevos 'ministerios del Brexit'
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a la cabeza, dos firmes partidarios de la salida

Claves y desafíos de los nuevos 'ministerios del Brexit'

La voluntad del nuevo Gobierno británico de culminar el proceso iniciado por Cameron ha quedado clara tras la creación de dos organismos que se encargarán de los detalles técnicos

Foto: Vista de Whitehall desde un edificio militar en Londres, en mayo de 2015. (Reuters)
Vista de Whitehall desde un edificio militar en Londres, en mayo de 2015. (Reuters)

“Brexit significa Brexit”. Con estas palabras, la nueva primera ministra del Reino Unido, Theresa May, dejó bien claro que, pese a haber apoyado la permanencia, cumplirá con la voluntad de la mayoría de británicos que votó la salida de la Unión Europea. El anuncio de la creación de un ministerio dedicado exclusivamente a gestionar la separación de Bruselas, y de otro que presumiblemente se dedicará a restablecer las relaciones comerciales con el resto del mundo una vez que Reino Unido deje de formar parte del bloque europeo, hace que cualquier duda sobre la posibilidad de revertir el proceso se haya esfumado, y que la puesta en marcha de la maquinaria para la desconexión esté cada vez más cerca.

Para que no quede duda del compromiso de May, ha otorgado ambas carteras a dos férreos partidarios del Brexit: David Davis, un veterano diputado 'tory' que en 2005 le disputó el liderazgo del partido a David Cameron, liderará el Ministerio para la Salida de la UE, mientras que Liam Fox, antiguo responsable de Defensa que hace cinco años tuvo que dimitir por un caso de conflicto de intereses, ostentará el cargo de secretario de Comercio Internacional, un puesto para renegociar los numerosos tratados comerciales que el país deberá establecer una vez camine en solitario.

Aunque todavía no han trascendido sus competencias exactas, su tarea inicial será la de preparar la hoja de ruta para la salida del club comunitario

Aunque todavía no han trascendido las competencias exactas de estos departamentos, su tarea inicial será la de preparar la hoja de ruta para la salida del club comunitario. En un artículo publicado este lunes en un blog sobre los 'tories', el propio Davis apuntaba que se debe dejar “un poco de tiempo” antes de activar el artículo 50, para diseñar de forma correcta una “estrategia de negociación” tras hacer “importantes consultas” con todos los actores implicados, como la “City, las universidades y los institutos de investigación”. Señaló además que la “primera” tarea del proceso debe ser firmar acuerdos comerciales con Estados Unidos, Australia, China e India, para recuperar así “el control" de su "política comercial”.

Una vez fuera del bloque común, el Reino Unido deberá confeccionar su propio modelo de relaciones con otros países. Según explica a El Confidencial Fernando Mínguez, socio del bufete de abogados Cuatrecasas, lo más probable es que el país opte por negociar un pacto que “satisfaría a los partidarios del Brexit” y que se basaría en “mantener el acceso al mercado interior y tener la capacidad de limitar el movimiento de personas”. Este mismo argumento es el que ha defendido la propia May en sus intervenciones. Sin embargo, parece muy difícil poder conjugar ambas cosas, porque para tener garantizado el acceso al mercado interior hay que formar parte del Espacio Económico Europeo (EEE), que, como recalca el experto, “exige el libre movimiento de personas”.

¿Un modelo suizo?

Mínguez, que está especializado en el Brexit, considera muy difícil que la UE pueda aceptar un pacto económico que permita al Reino Unido gozar de las ventajas comerciales sin obligarle a aplicar el derecho de la Unión sobre la libre circulación de individuos. “El modelo noruego no parece un escenario aceptable para la gente que ha abogado por el Brexit”, considera Mínguez, ya que además el país escandinavo hace aportaciones al presupuesto comunitario que, “aunque menores a las de un Estado miembro, son significativas”. Precisamente uno de los caballos de batalla de la campaña por el Brexit fueron los famosos 350 millones de libras semanales que sus defensores aseguraban que se envían semanalmente a la UE, y que finalmente resultaron ser mucho menos.

Respecto al modelo de Suiza, Mínguez considera que es “muy complicado técnicamente”, ya que implica la firma de tratados para cada materia -Suiza cuenta con más de 120- “que están en proceso de revisión constante”, pero señala que “no es descartable”. Eso sí, precisa que no facilitará las cosas a nivel comercial el hecho de que Reino Unido no cuente en el futuro con “una solución integral para una serie de servicios, sobre todo para los financieros”, teniendo en cuenta que Londres alberga uno de los centros financieros más importantes del mundo.

El modelo suizo "es muy complicado técnicamente", aunque "no es descartable", opina un experto

En su primera conversación con los líderes europeos tras ser nombrada ‘premier’, May pidió a Angela Merkel y François Hollande “tiempo” para preparar las negociaciones de ruptura. “La primera ministra explicó que necesitaríamos un tiempo para preparar estas negociaciones y habló de su esperanza de que estas se lleven a cabo con espíritu constructivo y positivo", informó Downing Street.

May ya ha avanzado que no invocará el famoso artículo 50 del Tratado de Lisboa, que regula el proceso de separación, al menos hasta finales de año, pues la campaña por el Brexit no iba acompañada de una hoja de ruta posterior, por lo que es tarea de su gabinete confeccionar los planes de salida. Para ello, el equipo a favor de la ruptura cuenta también con el exalcalde de Londres Boris Johnson, a quien May ha rescatado como ministro de Exteriores, después de que él mismo se apartase de la contienda para dirigir el país tras ser uno de los abanderados del Brexit. Si bien el excéntrico Johnson no tendrá entre su cometido las cruciales negociaciones, será el encargado de manejar las relaciones diplomáticas con la UE y el resto del mundo.

“Brexit significa Brexit”. Con estas palabras, la nueva primera ministra del Reino Unido, Theresa May, dejó bien claro que, pese a haber apoyado la permanencia, cumplirá con la voluntad de la mayoría de británicos que votó la salida de la Unión Europea. El anuncio de la creación de un ministerio dedicado exclusivamente a gestionar la separación de Bruselas, y de otro que presumiblemente se dedicará a restablecer las relaciones comerciales con el resto del mundo una vez que Reino Unido deje de formar parte del bloque europeo, hace que cualquier duda sobre la posibilidad de revertir el proceso se haya esfumado, y que la puesta en marcha de la maquinaria para la desconexión esté cada vez más cerca.

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