Cinco indicios que llevan a pensar en el ISIS como autor del atropello en Niza

Las autoridades francesas están tratando el atropello masivo de Niza como un atentado. Es muy probable que así sea, y que el responsable –salvo que se trate de un loco o un individuo autorradicalizado– sea una vez más el Estado Islámico, por varios motivos. Al ISIS no se le suelen escapar los simbolismos, en este caso muy poderosos, y no solo porque haya tenido lugar el 14 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla y Fiesta Nacional en Francia.

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En primer lugar, el ‘modus operandi’ recuerda al que hemos visto en los últimos meses durante la llamada ‘intifada de los cuchillos’ en Israel y Palestina, en que, además de apuñalamientos, se produjeron numerosos atropellos intencionados contra ciudadanos israelíes. El hecho de que estos sean actos más o menos espontáneos los convierte en imposibles de prevenir y de evitar. Más aún dado que casi siempre son cometidos por palestinos sin vínculos a ningún grupo militante, en un último arranque de ira tras alguna gota que desborda el vaso. Algo que se respeta en ámbitos yihadistas fuera de Palestina.

Ciertamente, conseguir un camión es mucho más fácil que hacerse con explosivos funcionales. Por ello, este tipo de atentados pueden ser llevados a cabo por cualquiera, por lo que son a menudo todavía más inquietantes. Con un simple atropello en masa (el conductor pudo desplazarse durante dos kilómetros antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad), los responsables han logrado el mismo efecto dramático que habrían tenido con un par de suicidas, pero es probable que, en este punto, tras París, Bruselas, Estambul y otros, la sorpresa y el impacto fuesen incluso menores. El mensaje ahora es: “Podemos seguir golpeando cuando queramos y donde queramos, y no necesitamos nada”.

El atentado, además, tiene lugar apenas unas horas después de que el presidente François Hollande anunciase su intención de levantar el estado de emergencia en Francia, presumiblemente antes del día 26 de este mismo mes, alegando que “no puede ser mantenido indefinidamente”. La medida, establecida tras los atentados de París el pasado noviembre, había sido extendida ya en tres ocasiones, a pesar del creciente malestar de muchos franceses.

Medios y voluntades

Hay más razones para pensar que pueda tratarse de una acción del Estado Islámico u otra agrupación yihadista de ideología similar. Se hace difícil pensar que alguna otra organización de diferente signo político pueda tener la voluntad de llevar adelante una matanza tan indiscriminada contra objetivos claramente civiles (incluso Al Qaeda criticó los atentados de París). Que sepamos, el ISIS sería el único grupo que tiene tanto las capacidades como el deseo de acometer una operación semejante. Si han surgido imitadores de su violencia extrema, el fenómeno sería aún más preocupante.

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El atentado, además, coincide con un momento de debilidad de la organización. Ayer, el grupo se vio obligado a admitir que, tal y como se creía, el 'ministro de Defensa' del 'Califato', el checheno Omar al Shishani, uno de los yihadistas más veteranos del Cáucaso y Oriente Medio, había muerto en un bombardeo aéreo, probablemente estadounidense. Además, la reciente pérdida de Faluya y Manbij supone un duro revés para su administración territorial. Y el ISIS ya ha demostrado en el pasado que, para mantener alta la moral de sus militantes, golpea fuera cuando las cosas le van mal dentro del ‘Califato’.

Por ahora, la agencia del Estado Islámico, Amaq News, que rápidamente reivindicó el asesinato de una pareja de policías franceses en Magnanville y la toma de un restaurante en Bangladesh, guarda silencio sobre lo sucedido en Niza. En las próximas horas sabremos la verdad.