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La hoja de ruta pos-Brexit: seis claves del plan de los euroescépticos
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PARA CAPTAR A LOS INDECISOS

La hoja de ruta pos-Brexit: seis claves del plan de los euroescépticos

Los euroescépticos, conscientes de que el miedo frena a los indecisos, han presentado un detallado plan para explicar a los ciudadanos cómo será un Reino Unido fuera de la UE

Foto: Dos londinenses pasan ante carteles a favor de la permanencia en la UE, el 14 de junio de 2016. (Reuters)
Dos londinenses pasan ante carteles a favor de la permanencia en la UE, el 14 de junio de 2016. (Reuters)

Hay que reconocer que los euroescépticos están haciendo una muy buena campaña. Conscientes de que la incertidumbre y el miedo a romper el 'statu quo' es lo que frena aún a los indecisos, han presentado un detallado plan para explicar a los ciudadanos cómo será un Reino Unido en la era pos-Brexit.

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Su hoja de ruta, que incluye seis proyectos de ley, está diseñada para atar las manos del 'premier' David Cameron y tranquilizar a los votantes que dudan sobre si hay vida más allá del club comunitario.

Para ejecutar de manera inmediata

Proyecto de ley que permita al Gobierno deportar a terroristas y criminales.

Poner fin al cumplimiento de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE para que predomine la ley británica.

Acabar con el sistema que rige en la Unión Europea en materia de pagas (bonus/primas...) a las grandes empresas.

Para ejecutar en esta legislatura

Facturas energía: proyecto de ley para abolir el 5% de IVA en las facturas de gas y electricidad que modifique la Ley del Impuesto sobre el Valor Añadido de 1994.

Sanidad: proyecto de ley para que el Sistema Nacional de Salud reciba una media de 100 millones de libras por semana en términos reales.

Inmigración: proyecto de ley que terminaría con el derecho automático de los comunitarios de vivir y trabajar en Reino Unido. Londres tendría la potestad de llevar a cabo controles de seguridad 'adecuados' y denegar la entrada a los criminales. Los comunitarios estarían sujetos a la legislación del Reino Unido en lugar de a las leyes de inmigración de la UE. El proyecto de ley pondría fin a la discriminación de los ciudadanos no comunitarios y crearía un verdadero sistema de inmigración basado en puntos, donde la formación sería un elemento clave. Se pondría asimismo fin al control del Tribunal Europeo con respecto a las políticas de asilo.

Comercio: Reino Unido abandona “la política comercial común”, restaura su poder de control comercial y se posiciona en la Organización Mundial del Comercio.

Soberanía: se deroga la Ley Europea de Comunidades Europeas de 1972, base jurídica de la supremacía de la legislación de la UE. Los tratados de la UE dejarán de formar parte de la legislación británica y la jurisdicción del Tribunal Europeo sobre el Reino Unido se concluye también.

Que el plan sea luego viable es otra cosa. La propia 'tory' Sarah Wollaston, responsable del comité de sanidad de la Cámara de los Comunes, la misma que hacía campaña por el Brexit y que ahora se ha cambiado de bando, calificó la semana pasada de “vergonzosas” las afirmaciones que los euroescépticos están realizando sobre los beneficios que podría tener el Sistema Nacional de Salud británico (NHS). Tachó también de “mentira fiscal” la cifra que aparece en todo el lateral del autobús pro Brexit: cada semana Reino Unido paga a la UE 350 millones de libras.

Un agujero negro de 30.000 millones

Por su parte, el ministro del Tesoro, George Osborne, ha afirmado hoy que, en caso de que finalmente los británicos abandonen el club, tendrá que reducir el gasto público y aumentar los impuestos en un presupuesto de emergencia para hacer frente a un “agujero negro” de 30.000 millones de libras. La advertencia la ha hecho junto al que fuera 'chancellor' laborista Alistair Darling para dejar claro que la oposición también teme una nueva era de austeridad.

Pero la campaña oficial Vote Leave reitera de nuevo aquello de que no hay que hacer caso del “mensaje del miedo”. En su plan pos-Brexit, los euroescépticos aseguran que, tras la consulta, Westminster debería aprobar unas leyes de emergencia para revertir la relación entre el Reino Unido y la UE. “A continuación -detalla el plan-, se comenzaría a trabajar en los proyectos de ley para que el país abandone formalmente la UE antes de 2020”. La fecha coincide con las próximas elecciones generales y se considera un tanto apresurada.

El propio Nigel Farage -líder del euroescéptico UKIP y al que la campaña Vote Leave ha dejado fuera al considerar “dañinos” sus comentarios sobre inmigración- admitió ayer que no tenía “absolutamente la menor idea” de lo que ocurriría si finalmente gana el temido Brexit.

Vote Leave insiste en que si el Brexit desencadena una oleada de nuevos inmigrantes, Londres estaría legitimado para aprobar una 'normativa de emergencia'

Pero el minucioso programa euroescéptico sugiere incluso nombres que tendrían que estar en la delegación británica para las posteriores reuniones con Bruselas. Apuestan por el 'extory' David Heathcoat-Amory y por la laborista Gisela Stuart. Ambos asistieron a las negociaciones sobre la Constitución europea.

Por otra parte, los euroescépticos insisten en que Cameron no debería solicitar de manera inmediata la aplicación del artículo 50, sino que debería primero iniciar una ronda de “conversaciones informales”. El plan deja claro además que el Gobierno no debería tratar de mantener la adhesión al mercado único en su negociación.

En caso de que los británicos quieran abandonar el bloque, oficialmente no se comenzaría con los trámites del divorcio hasta que el Ejecutivo no solicitara de manera formal a Bruselas la aplicación del artículo 50 del Tratado Europeo. Muchos expertos consideran que desde el referéndum hasta su solicitud pasará un tiempo prudencial para calmar la inestabilidad político-económica que se avecina.

El euroescéptico Chris Grayling, responsable de la Cámara de los Comunes, ha señalado que, “tras el referéndum, los ciudadanos necesitan ver que hay una acción inmediata para recuperar el control de la UE”. “Vamos a necesitar un proceso de negociación cuidadosamente gestionado y algunos de los principales cambios legislativos tendrán que realizarse antes de 2020, incluyendo los proyectos de ley para limitar la inmigración, abolir el IVA sobre los combustibles y poner fin a la situación en la que un tribunal internacional nos puede decir a quién podemos deportar y a quién no. Un voto para salir el 23 de junio es un voto por la acción y el Gobierno tendrá que responder rápidamente”, manifestó.

Los expertos advierten de que un cambio legislativo inmediato podría poner en peligro las posibilidades de negociar un “divorcio amistoso” con el resto de países miembros. Pero Vote Leave insiste en que si el Brexit desencadena una oleada de nuevos inmigrantes, Londres estaría legitimado para aprobar una “normativa de emergencia”. La encuesta publicada hoy en 'The Sun' da un apoyo del 46% a la permanencia frente al 45% que aboga por la salida.

Hay que reconocer que los euroescépticos están haciendo una muy buena campaña. Conscientes de que la incertidumbre y el miedo a romper el 'statu quo' es lo que frena aún a los indecisos, han presentado un detallado plan para explicar a los ciudadanos cómo será un Reino Unido en la era pos-Brexit.

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