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“Mi hermano iba al funeral de nuestra madre y se encontró también con la muerte”
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hablan los familiares de las víctimas DEL MS804

“Mi hermano iba al funeral de nuestra madre y se encontró también con la muerte”

Abdala, hermano de un sudanés que iba a bordo del vuelo MS804, no puede creer su mala suerte. Como otros familiares de las víctimas, busca información en el aeropuerto Charles de Gaulle

Foto: El vuelo de EgyptAir que seguía al MS804 en el aeropuerto Charles de Gaulle, en París (Reuters).
El vuelo de EgyptAir que seguía al MS804 en el aeropuerto Charles de Gaulle, en París (Reuters).

Mohamed Ziada tenía cuatro hijos. Su hermano Abdala no tiene muy claro las edades de los niños y señala cuatro estaturas diferentes con la mano, desde uno a la altura de la rodilla hasta otro más alto que él. “El mayor va a la universidad”, relata orgulloso este hombre, hermano del único sudanés que iba a bordo del vuelo MS804 de Egyptair, que cubría la ruta París-El Cairo. Abadla deambula confuso por el aeropuerto Charles de Gaulle entre agentes de seguridad y periodistas. A pesar de la desgracia, asume la noticia con una calma pasmosa. “La vida es así. Nacemos y morimos”, se resigna, aunque algo le inquieta. “Pero la verdad es que es difícil comprender tanta mala suerte. Mi hermano iba al funeral de nuestra madre. Iba a hacer escala en El Cairo para tomar otro vuelo a Jartúm”.

Los hermanos Ziada llegaron juntos a Francia en 1974; han pasado aquí media vida. “Ahora mismo estoy perdido, no sé qué debo hacer. Ha venido un representante de la embajada sudanesa en París para hablar con nosotros, espero que nos puedan dar más noticias”, dice Abdala a El Confidencial. De su cuello cuelga una acreditación del aeropuerto, la misma que han dado a todos los familiares de los pasajeros del vuelo MS804 que han decidido reunirse en el Charles de Gaulle a la espera de información. Las autoridades los han acogido en el hotel Mercure, a unos pasos de la Terminal 1.

'En Egyptair te miran todo de arriba abajo, tienes que enseñar el contenido de bolsos y maletas, lo miran con lupa. Pero nunca estaremos seguros del todo', comenta el egipcio Salah Fuad

Aunque las circunstancias en las que se estrelló el Airbus 320 son aún confusas y, como ha señalado el presidente François Hollande, todas las hipótesis siguen abiertas, Abdala tiene claro lo que ha sucedido. “Estoy convencido al cien por cien de que ha sido una bomba. ¿Qué iba a ser si no?”.

El mostrador de EgyptAir en la Terminal 1 del Charles de Gaulle está desierto, cercado por una veintena de cámaras donde otros tantos corresponsales hacen sus directos para televisiones de todo el mundo. Salah Fuad, que vuela la semana que viene a El Cairo para, como todos los años, pasar allí el Ramadán, intenta cambiar su vuelo. “Viajar voy a viajar, pero no quiero hacerlo en el vuelo de la noche sino en el de la tarde. No quiero añadir riesgos de que los pilotos puedan estar cansados o que se deslumbren con la luz del amanecer al aterrizar en El Cairo”, confiesa este egipcio, que lleva 25 años viviendo en París. A su lado, Abdala, con una entereza que pone la piel de gallina, le interpela: “No podemos vivir con miedo, hay que aceptar la vida y vivirla”.

Mientras los hombres charlan, una trabajadora de la compañía Egyptair se asoma al mostrador con los ojos brillantes. “Ningún representante de la compañía va a hacer declaraciones aquí”, advierte a los periodistas que se acercan a preguntar. “El vuelo previsto para esta tarde con destino El Cairo saldrá a su hora”, confirma. Una decena de los familiares de los 30 egipcios que iban a bordo del MS804 han decidido viajar a la capital del país en ese vuelo.

Pese al bullicio periodístico, el aeropuerto funciona con normalidad, aunque el vuelo París-Cairo está en todas las conversaciones, en las colas de facturación, en las cafeterías, en los baños... Agentes con perros patrullan por la terminal, otros obligan a todos los pasajeros a mostrar el contenido de sus bolsos antes de entrar en el aeropuerto, una medida de una utilidad sospechosa, ya que las maletas se quedan sin inspeccionar hasta que son facturadas.

La seguridad se ha reforzado en los aeródromos franceses, especialmente después de los atentados de Bruselas, pero muchas cosas deberían cambiar aún si se pretende revisar todo antes de entrar en el edificio. “En Egyptair te miran todo de arriba abajo, tienes que enseñar el contenido de bolsos y maletas, te lo miran con lupa”, asegura el egipcio Salah Fuad. “Pero nunca estaremos seguros del todo”, sentencia.

Mohamed Ziada tenía cuatro hijos. Su hermano Abdala no tiene muy claro las edades de los niños y señala cuatro estaturas diferentes con la mano, desde uno a la altura de la rodilla hasta otro más alto que él. “El mayor va a la universidad”, relata orgulloso este hombre, hermano del único sudanés que iba a bordo del vuelo MS804 de Egyptair, que cubría la ruta París-El Cairo. Abadla deambula confuso por el aeropuerto Charles de Gaulle entre agentes de seguridad y periodistas. A pesar de la desgracia, asume la noticia con una calma pasmosa. “La vida es así. Nacemos y morimos”, se resigna, aunque algo le inquieta. “Pero la verdad es que es difícil comprender tanta mala suerte. Mi hermano iba al funeral de nuestra madre. Iba a hacer escala en El Cairo para tomar otro vuelo a Jartúm”.

Avión desaparecido de EgyptAir París Atentados de Bruselas
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