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La 'rebelión de las perchas' y más: Polonia se revuelve contra su nuevo Gobierno
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la mayor manifestación en 25 años

La 'rebelión de las perchas' y más: Polonia se revuelve contra su nuevo Gobierno

El ultraconservador Partido Ley y Justicia tuvo mayoría absoluta, pero también ha logrado alienar al resto de fuerzas políticas y sectores sociales, más allá de credos e ideologías

Foto: Manifestación contra la prohibición del aborto en Cracovia, Polonia, el 3 de abril de 2016, la primera de una serie de protestas multitudinarias contra el nuevo Gobierno (Reuters)
Manifestación contra la prohibición del aborto en Cracovia, Polonia, el 3 de abril de 2016, la primera de una serie de protestas multitudinarias contra el nuevo Gobierno (Reuters)

En poco más de medio año, el Partido Ley y Justicia (PiS), la formación ultraconservadora y nacionalista que ganó por mayoría absoluta las elecciones parlamentarias el pasado octubre, ha fracturado al país de parte a parte: por un lado está el sector que avala sus tesis, numeroso pero aislado, y por el otro todos los demás. La suma de decisiones antidemocráticas, euroescépticas y retrógradas que ha adoptado el nuevo Gobierno llevó el pasado sábado a decenas de miles de manifestantes a echarse a las calles de Varsovia. Según el ayuntamiento de la capital polaca, unas 240.000 personas marcharon tras la pancarta "Estamos y seguiremos estando en Europa", lo que convierte a ésta en la mayor marcha del país en más de un cuarto de siglo, desde las que lideró el sindicato Solidaridad y trajeron la democracia a Polonia tras el colapso del bloque soviético. Algunos hablan ya de que se está gestando un nuevo Maidán, una revuelta ciudadana como la que en 2014 forzó la caída del Gobierno de Viktor Yanukovich, en la vecina Ucrania, cuando éste se echó en brazos de Moscú.

Danuta Grzymkowska, una ciudadana anónima que el sábado marchó por las calles de Varsovia daba voz a estos temores. "Muchos creen que esto se va a convertir en un Maidán polaco", aseguró a AFP. "Sólo espero estar equivocada", agregó. Un poco más allá, en la manifestación, avanzaba Rafal Zagorowski, un trabajador de la construcción de 60 años: "Lo que está pasando ahora mismo es una violación de los derechos de los polacos, la destrucción del estado de Derecho y un quebranto de la constitución", dijo en relación a las últimas medidas del PiS. A su juicio, las políticas del ejecutivo ultraconservador en Varsovia "provocarán confrontación: se derramará sangre".

"Sólo dos trenes parten de la estación histórica en la que se encuentra Polonia. Uno es el Expreso europeo. El otro es el transiberiano"

"Estamos aquí reunidos hoy para decir que no permitiremos la pesadilla de un Gobierno autoritario", aseguró durante la manifestación Grzegorz Schetyna, exministro de Asuntos Exteriores y líder de la Plataforma Cívica (PO), la fuerza de centro-derecha que gobernó el país entre 2007 y 2015. "No toleraremos violaciones a nuestra democracia, al estado de Derecho, a la Constitución. No las aceptaremos", agregó. La portavoz del partido liberal Moderno, Kamila Gasiuk-Pihowicz, acusó al PiS de no respetar los "valores europeos" y advirtió de que sus políticas están empujando al país hacia "los límites de la UE" para expulsarla luego "fuera de ella". "Sólo dos trenes parten de la estación histórica en la que se encuentra Polonia. Uno es el Expreso europeo. El otro es el transiberiano", zanjó la líder política.

La manifestación fue convocada en un primer momento por el PO, el primer partido de la oposición, pero secundada después por casi todas las demás fuerzas políticas de centro y centro-derecha, así como por activistas, organizaciones no gubernamentales y otros colectivos independientes. El expresidente polaco Bronislaw Komorowski, de tendencia conservadora, aseguró que participaba en la marcha porque creía "en el derecho polaco, la libertad polaca y la acción común en la Unión Europea". Komorowski, al igual que otros dos expresidentes polacos, el Nobel de la Paz Lech Walesa y el socialista Aleksander Kwasniewski, firmaron a finales de abril una carta abierta en la que acusaban al PiS de poner en peligro la democracia y de arrastrar al país hacia el autoritarismo.

placeholder La Primera Ministra Beata Szydlo junto a Jaroslaw Kaczynski durante la ceremonia del Día Nacional de la Bandera, en el Parlamento de Varsovia el 2 de mayo de 2016 (Reuters)
La Primera Ministra Beata Szydlo junto a Jaroslaw Kaczynski durante la ceremonia del Día Nacional de la Bandera, en el Parlamento de Varsovia el 2 de mayo de 2016 (Reuters)

Antieuropeísmo y restricciones

Una encuesta de SW Research publicada por Newsweek a comienzos de esta semana indica que el 48 por ciento de los polacos está convencido de que Polonia está cayendo en el autoritarismo con el gobierno del PiS, por sólo un 24 por ciento que cree firmemente que eso no es así. Además, un asombroso 28 por ciento no sabía posicionarse sobre la cuestión. Mientras tanto, los últimos sondeos de intención de voto indican que el partido en el poder obtendría en la actualidad un 33 por ciento de los votos, tras ceder varios puntos en los últimos meses, pero por delante de todas las demás formaciones.

El Ejecutivo del PiS no ha dado ni un segundo de tregua desde que, por primera vez en la democracia polaca, logró en octubre la mayoría absoluta. Poco después de que la primera ministra, Beata Szydlo, nombrara a su gabinete, comenzaron las reformas. Eran cambios que, invariablemente afectaban a pilares básicos de la democracia y el estado de derecho: el Tribunal Constitucional, los medios de comunicación, la fiscalía,... Además, se propuso recortar el derecho de interrupción del embarazo de las mujeres (ya uno de los más restrictivos de Europa), reducir la capacidad de acción de las empresas extranjeras y torpedear las propuestas provenientes desde Bruselas, empezando por una cruzada contra el sistema de reparto de refugiados entre los 28. La Comisión Europea (CE) ha llegado a abrir un procedimiento contra Varsovia que podría llevar a la suspensión del derecho de voto de Polonia en la UE.

El Gobierno simpatiza con un colectivo provida que aspira a reunir 100.000 firmas para que se prohíba totalmente el aborto en Polonia

La crisis de los refugiados ha sido uno de los grandes caballos de batalla del PiS en los últimos meses y una de las bazas que más emplea el verdadero líder en la sombra del partido ultraconservador, Jarosław Kaczynski. Su nombre es bien conocido tanto en su país como en Bruselas. Fue primer ministro entre 2005 y 2007 y ya entonces dio innumerables quebraderos de cabeza por su populismo derechista, sus estrategias de bloqueo y sus teorías de la conspiración. El sábado, mientras la manifestación tomaba las calles, lanzó un mensaje a través de YouTube: "Tras los recientes actos de terrorismo, Polonia no va a aceptar refugiados porque no hay ningún mecanismo que certifique nuestra seguridad".

Además, el gobierno ha declarado sus simpatías hacia la propuesta de un colectivo provida que aspira a reunir 100.000 firmas para que se prohíba completamente el aborto en Polonia, un país que cuenta ya con la ley más restrictiva de Europa junto a las de Irlanda e Irlanda del Norte. La propia primera ministra se mostró de acuerdo con la iniciativa, aunque abierta a conceder libertad de voto a sus parlamentarios. La propuesta ha generado una fuerte reacción en parte de la sociedad polaca, que ha cristalizado en la llamada "rebelión de las perchas". Unas 10.000 personas se manifestaron a principios de abril en Varsovia en contra de restringir aún más las opciones para la interrupción voluntaria del embarazo. "Sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios", fue uno de los eslóganes más repetidos. A juicio de Krystyna Kacpura, directora ejecutiva de la Federación de Mujeres y Planificación Familiar, las cifras de participación en la marca demuestran que "no sólo las mujeres sino el conjunto de la sociedad piensan que ya es suficiente".

placeholder Pancarta que equipara a Jaroslaw Kaczynski con el líder norcoroeano Kim Jong-un durante la mayor manifestación del último cuarto de siglo en Polonia, el 7 de mayo de 2016 (Reuters)
Pancarta que equipara a Jaroslaw Kaczynski con el líder norcoroeano Kim Jong-un durante la mayor manifestación del último cuarto de siglo en Polonia, el 7 de mayo de 2016 (Reuters)

Ataque a la prensa

Estas dos nuevas batallas asumidas por el PiS vienen a sumarse a una corta pero intensa trayectoria plagada de controversias en el Gobierno. La primera fue reformar el Tribunal Constitucional para convertirlo en un tigre sin dientes incapaz de controlar al Ejecutivo. El Tribunal Supremo polaco advirtió de que los cambios suponían una “injerencia en la independencia” del Constitucional y el presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, equiparó la reforma con un "golpe de Estado". De nada sirvió.

A continuación, con las manos libres, el Ejecutivo polaco reformó los medios de comunicación públicos. Redujo las competencias del comité independiente que los supervisaba, fulminó a todos los directivos y dio al ministro de Finanzas la competencia de nombrar a los altos cargos. Para la televisión nacional se nombró a Jacek Kurski, un controvertido exparlamentario del PiS. En total, 141 profesionales de medio de comunicación han sido despedidos, trasladados o forzados a dimitir desde las elecciones de octubre, según la asociación de periodistas Towarzystwo Dziennikarskie. En el Índice de Censura 2016 de Reporteros sin Fronteras Polonia ha caído hasta el puesto 47, cuando el año pasado ocupaba el 18.

141 profesionales de medios de comunicación han sido despedidos, trasladados o forzados a dimitir desde las elecciones de octubre

La capacidad del PiS de alienar a la gente traspasa fronteras e ideologías. Recientemente la criadora de caballos británica Shirley Watts, mujer del batería de los Rolling Stones Charlie Watts, ha amenazado con denunciar al Gobierno polaco por la muerte de dos yeguas purasangre de raza árabe que poseía. Los caballos, Amra y Preria, se encontraban cedidos en el prestigioso centro de cría Janów Podlaski y un cambio de personal por motivaciones políticas dejó a los animales en manos inexpertas.

Varsovia tiene ahora la mirada puesta en una reforma para limitar el poder del capital extranjero en las empresas nacionales, así como para hacerles pagar más impuestos, y en una modificación legal para domesticar al banco central polaco, alinearlo con sus necesidades. Algunos medios han denunciado que los ultraconservadores trabajan también en una reforma de la Constitución que impida que algún futuro gobierno pueda ampliar la ley del aborto o permitir el matrimonio homosexual. Algo que la oposición no parece dispuesta a aceptar, como subrayó el sábado el exministro de Exteriores Schetyna: "Estamos al principio de una larga marcha".

En poco más de medio año, el Partido Ley y Justicia (PiS), la formación ultraconservadora y nacionalista que ganó por mayoría absoluta las elecciones parlamentarias el pasado octubre, ha fracturado al país de parte a parte: por un lado está el sector que avala sus tesis, numeroso pero aislado, y por el otro todos los demás. La suma de decisiones antidemocráticas, euroescépticas y retrógradas que ha adoptado el nuevo Gobierno llevó el pasado sábado a decenas de miles de manifestantes a echarse a las calles de Varsovia. Según el ayuntamiento de la capital polaca, unas 240.000 personas marcharon tras la pancarta "Estamos y seguiremos estando en Europa", lo que convierte a ésta en la mayor marcha del país en más de un cuarto de siglo, desde las que lideró el sindicato Solidaridad y trajeron la democracia a Polonia tras el colapso del bloque soviético. Algunos hablan ya de que se está gestando un nuevo Maidán, una revuelta ciudadana como la que en 2014 forzó la caída del Gobierno de Viktor Yanukovich, en la vecina Ucrania, cuando éste se echó en brazos de Moscú.

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